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El CSKA de Moscú le aplica la táctica del conejo al Real Madrid (95-90)

El Real Madrid ha dejado escapar más de 10 puntos de ventaja ante un CSKA que ha sobrevivido gracias al talento individual de sus estrellas, pero sufriendo hasta el exceso por haberse olvidado de su versión más colectiva.

Un asfixiado CSKA de Moscú ha salido vivo gracias a sus individualidades. (Lluis GENÉ / AFP PHOTO)

Tiene delito que el CSKA de Moscú pase a la final de la Euroliga empleando la ta´ctica del conejo. Tiene delito por los presupuestos que maneja y los jugadores que tiene. De hecho, ese talento ha sido lo que, precisamente, ha salvado a los de Dmitris Itoudis, porque en cuanto que conjunto, el Real Madrid ha sido mucho mejor, con jugadores como Causeur, Campazzo, Tavares o randolph dando un tremendo nivel. Pero también es cierto que han perdonado cuando han tenido al CSKA fuera de combate, y el talento de Sergio Rodríguez –demasiado en reserva en los últimos minutos, en el que Hackett ha destacado con su defensa–, De Colo y otras aportaciones como Clyburn –que ha terminado el partido cojeando y fuera de los minutos de la verdad– o el propio Othello Hunter han volteado un partido que han tenido más que perdido. Pues a ver si va a ser verdad que la eliminatoria ante el Baskonia les ha servido para ganar esta semifinal...

Este CSKA de Moscú en el que Alec Peters es el más alto de de su plantel con 2,07 metros y no juega de pívot, ha sufrido en los primeros compases ante la altura de un Real Madrid que ha saltado con Randolph y Tavares en el quinteto titular. Los de Pablo Laso, después del primer momento de tanteo, se han escapado por 11-22, mostrando un poderío reboteador al que los rusos, como les sucedió en su eliminatoria ante Kirolbet Baskonia, de ningún modo han podido llegar.

El «Chacho» Rodríguez mete a su equipo en vereda

Sin embargo, los recursos de talento de la escuadra moscovita son tan conocidas como incontrolables. Sergio rodríguez ha llegado con dudas a este Final Four después de padecer una torcedura hace poco más de una semana. Sin embargo, se ha destapado con canastas de todo calibre, logrando además algo tan difícil que hasta la grada rusa se haya encendido. Eso sí, tras los empates a 34 y 36, el CSKA de Moscú no ha sabido encestar varios tiros libres y se ha topado con un Causeur que, como el año pasado –donde se le negó un MVP de la final en favor de Doncic–, ha entrado en el partido encendidísimo, sumando 9 puntos de todos los colores, volviendo a lanzar al Real Madrid, que en defensa ha seguido confiando en la intimidación –y pánico– que provoca Tavares. Un triple y un palmeo de Thompkins han vuelto a estirar a los de Laso hasta el 37-43 y ha tenido que asomar Will Clyburn con un «yo contra el mundo» para sumar seis puntos de manera seguira y darle aire al CSKA, que al decanso se ha visto por debajo, pero solo por 43-45.

Se mire por donde se mire, el pabellón de Zurbano se ha puesto muy a favor del Real Madrid porque el CSKA se ha vuelto a apagar al retorno de los vestuarios. Clyburn ha vuelto a pecar en jugárselas sin ton ni son, y aunque ha conseguido cargar de personales a los de Pablo Laso –incluyendo una técnica a Rudy Fernández–, el Real Madrid ha hecho gala de un juego mucho más rico y coral, dándole incluso minutos de descanso a Tavares, al punto de que una irrupción de Campazzo y la clase de Randopl han elevado la renta madridista por encima de la decena: 50-61.

Viviendo en el alambre

Los tiros libres de De Colo y la magia de Sergio Rodríguez han sido los únicos recursos de los de Dmitris Itoudis, y a pesar de todo, sobre todo a pesar de un espectacular Causeur, han conseguido llegar vivos al cuarto final, con el marcador en un incierto 65-73.

Por una vez y sin que sirva de precedente, los moscovitas se han aferrado al partido y han logrado volver a meterse, entre el genio de Sergio Rodríguez y varias grandes acciones de Othello Hunter, se han arrimado a tres puntos, 75-78. Pero también hay que poner la atención en los tres triples librados que ha errado un Sergi Llull al que las lesiones lo están lastrando en exceso. Agotado, el de Mahó ha tenido que dejar su lugar por Campazzo. Y para más inri para los merengues, Pablo Laso ha visto una técnica por protestar, pitada pese a las explicaciones de Laso, según el cual ha sido otro el objeto de sus juramentos.

Los merengues se han visto desbordados por el amor propio del CSKA, mientras que los rusos han seguido jugándoselas por puro talento individual, dejándose el juego colectivo para las notas de Itoudis, que además ha decidido sentar a Rodríguez. E individualista entre los individualistas, Will Clyburn ha metido el triple para el 79-80, obligando a Pablo Laso a parar el partido. Pero el primer ataque posterior madridista ha sido un mal tiro de Campazzo, mientras que Clyburn ha logrado el empate con un tiro libre, pero sin adelantar a su equipo.

Y como el CSKA no ha aprovechado su opción de adelantarse, el Real Madrid lo ha vuelto a hacer: un Jeffery Taylor que ha anotado de tres su primera canasta del partido. Ena delante, cada ataque ha sido una agonía, con grandes acciones de rebote ofensivo y un Nando de Colo que, con un triplazo tras bote, al fin ha adelantado al CSKA de Moscú: 87-85 a 1.19 para el final.

Una rigurosa falta de Campazzo casi ha sido el fin para el Real Madrid, porque el CSKA ha metido los tiros libres. Pero con 91-87, Llull ha metido una de sus famosas «mandarinas» para poner el 91-90. A Higgins no le ha temblado el pulso en su turno de tiros libres, y Llull, a la desesperada, ha errado. Cory Higgins, en un mal partido suyo, ha puesto el 95-90 definitivo.