El cuatripartito saca músculo ante Navarra Suma y María Chivite
El cuatripartito sacó músculo ayer en el debate entre candidatos a la Presidencia en navarra Televisión y subrayó que es la fórmula que cuenta con más posibilidades para reeditar un acuerdo programático plural y e carácter social y conseguir que el Gobierno del Cambio pueda seguir durante cuatro años más.
La candidata de EH Bildu, Bakartxo Ruiz, fue rotunda y destacó una evidencia que en los últimos tiempos parecía ponerse en cuestión: «La actual mayoría política de Navarra es capaz de revalidar el apoyo que logró hace cuatro años».
Estas palabras de Ruiz respondían al intento de María Chivite (PSN) de convertirse en la líder del espacios «progresista y no nacionalista» en Nafarroa. Para ello, comenzó el debate presentándose como la depositaria de los cien mil votos que el PSOE de Pedro Sánchez obtuvo en las pasadas elecciones al Parlamento español. Posteriormente, quizás llevada por el entusiasmo y la euforia, depositó en su propio zurrón los logrados por Unidas Podemos en esos mismos comicios para alcanzar la cifra de 166.000 votos.
El objetivo, difundido en los últimos días en distintos foros, es presentarse como la líder de un supuesto bloque progresista no abertzale para tratar de alcanzar la Presidencia del Gobierno navarro. Ayer hizo un ofrecimiento explícito tanto a Podemos-Ahal Dugu como a I-E. Y de paso, también a Geroa Bai. EH Bildu, en cambio, sigue estando al otro lado de «la línea roja» para Chivite.
La respuesta a este ofrecimiento no pudo ser más fría y desoladora para Chivite. Mikel Buil (Podemos-Ahal Dugu) y Marisa de Simón (I-E) lo dejaron claro. Ambas fuerzas consideran al PSN como parte de la derecha junto a Navarra Suma.
Así, Buil recordó a Chivite que el PSN ha votado una y otra vez en la pasada legislatura en el Parlamento contra políticas progresistas acordadas por el cuatripartito, alineándose con UPN y PP, hoy agrupadas en Navarra Suma junto a Ciudadanos. Y por si había alguna duda fue categórico: Podemos-Ahal Dugu está cómodo en el acuerdo programático del cuatripartito. Era la manera de responder a las acusaciones de haber gobernado con los nacionalistas.
Igual de categórica fue De Simón a la hora de confirmar la apuesta de su coalición por la reedición del cuatripartito como forma de profundizar las políticas sociales puestas en marcha.
Chivite no estuvo tampoco especialmente hábil si el objetivo era intentar atraer a su entorno las simpatías del sector alineado con I-E cuando espetó a De Simón que sus reivindicaciones de más medidas sociales no tenían sentido cuando su formación había sido parte del Gobierno cuatripartito.
Junto a ello, Chivite se alineó con Javier Esparza (Navarra Suma) a la hora de defender el TAV cuando Buil y De Simón mantuvieron una postura contraria a esta macroinfraestructura, al igual que Ruiz.
Uxue Barkos (Geroa Bai) fue contundente al apostar de nuevo por la formación de «un Gobierno progresista y plural, sin vetos ni exclusiones», una reedición de la actual fórmula del cuatripartito frente a las pretensiones de Chivite de relegar a EH Bildu a las mazmorras. Junto a ello, se reafirmó en que más allá de quién sea la presidenta, lo importante es lograr un acuerdo programático.
UPN revela el pentapartito
Esparza aprovechó el intento de desmarque de las fuerzas del Régimen de Chivite para presentarse como único valedor de este sistema. «El PSN debe decidir si gobierna Navarra Suma o el pentapartito», sumando a Chivite a las fuerzas del cuatripartito. «Se está entregando a EH Bildu», acusó al PSN, tras señalar que pactar con esta formación es «inmoral».
Esparza quiere gobernar «sin nacionalistas ni populistas». Y por lo que parece también sin el PSN. Lo malo es que no parece que las cuentas le cuadren mucho. Él mismo reconoció que Navarra Suma andará por encima de los veinte escaños. Se trata de una cifra incluso superior a la que le dan algunas encuestas. Pero, en cualquier caso, aunque se le dé el beneficio de la duda, queda lejos de la mayoría absoluta, fijada en los 26 escaños. Y Esparza, como Hernán Cortés, ha quemado sus naves. No tiene aliados. No le da ni siquiera con Vox.
El bloque del cuatripartito, salvo sorpresa mayúscula, superará esa cifra, abriendo un escenario que permitirá reeditar el acuerdo programático.