Una pieza más en un complicado damero de negociaciones
La negociación que el PSN debe llevar a cabo en Nafarroa para intentar formar Gobierno se enmarca en un proceso más complejo que el PSOE y otras fuerzas protagonizan a nivel estatal.
El líder de Navarra Suma, Javier Esparza, se quejaba ayer de «la injerencia» del PNV al vincular las negociaciones en Nafarroa con un ámbito global. Esparza obviaba que todas las fuerzas de ámbito estatal, incluidas las que se han presentado junto a UPN en coalición, han organizado comités de negociación para alcanzar acuerdos globales en comunidades autónomas.
Junto a las elecciones en Nafarroa, ha habido comicios en once comunidades y en Ceuta y en Melilla. Los resultados han sido ajustados prácticamente en todas ellas, por lo que serán necesarios pactos para alcanzar mayorías de gobierno. No serán necesarios pactos en Extremadura y Castilla-La Mancha, donde el PSOE ha obtenido mayoría absoluta. Tampoco será complicado en Cantabria, donde el acuerdo entre el PRC de Miguel Ángel Revilla y el PSOE se reeditará sin problemas. En Canarias, el PSOE se alineará con Coalición Canaria y en Balears también habrá Gobierno «progresista». El resto es un proceso complejo de negociaciones en el que Nafarroa no deja de ser una pieza más en el damero.
Una de las claves es por quién optará el PSOE como aliado. Básicamente hay dos opciones, que no son excluyentes. Puede unirse a Podemos e IU para formar un «bloque progresista» o arrimarse a Ciudadanos para intentar mantener algunas comunidades. En el primer caso, sería posible que María Chivite, siguiendo las directrices de Ferraz, intentara formar un «Gobierno progresista» en Nafarroa. En el segundo, el escenario que llegaría sería que se permitiera gobernar a Navarra Suma, coalición en la que está integrado Ciudadanos. Además de estas comunidades, hay que negociar también la composición de los ayuntamientos.
La formación de Albert Rivera se ha mostrado más proclive a pactar con el PP. Incluso en la Comunidad de Madrid, donde el PSOE fue la primera fuerza, el planteamiento es incluir a Vox en el acuerdo tal y como se hizo en Andalucía.
El candidato de Ciudadanos en Barcelona, Manuel Valls, ha alertado sobre el riesgo de blanquear a la extrema derecha, pero tampoco parece preocupar mucho a Rivera.
Un acuerdo con Ciudadanos abriría al PSOE la puerta de comunidades importantes. Es el caso de Castilla y León y Murcia, donde el PSOE ha logrado vencer en feudos históricos del PP, pero sin poder gobernar en solitario. En ninguna de las dos la suma de PSOE con Podemos es suficiente para acceder al Gobierno. El PSOE solo llega con Ciudadanos, que a su vez puede optar por pactar con el PP. En Murcia será también necesario Vox para que la derecha se mantenga en el poder.
El caso de Aragón es diferente porque Javier Lambán, uno de los barones más españolistas del PSOE, fue investido en 2015 gracias al apoyo de Podemos, CHA e IU. Esta suma no da ahora debido a la debacle de Podemos. La derecha podría lograr la Presidencia para Luis María Beamonte (a pesar de que en campaña se descubrió que su título de la Universidad Rey Juan Carlos era irregular), sumando los votos de PP, Ciudadanos, PAR y Vox. La única opción matemática que le queda a Lambán es unirse a Ciudadanos. Y seguro que presiona para ello.
En La Rioja y Asturies, al PSOE le da igual con quién pactar. Logra mayorías suficientes (por primera vez en La Rioja desde 1987) tanto pactando con Podemos e IU como con Ciudadanos. En cualquier caso, la negociación autonómica y municipal es solo un paso más de los acuerdos que Pedro Sánchez necesita para el Gobierno español.