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El cabreo por la vara de Viana, cuatro años de resquemor

Sara Ojanguren tenía que entregar ayer la vara a la alcaldesa de Viana, Yolanda González. Pero la concejal más joven del pueblo, de Navarra Suma, no quiso soltar el bastón. «No te la mereces», le espetó. En realidad, la anécdota más pintoresca de las investiduras de ayer arrancó hace cuatro años.

La alcaldesa de Viana, Yolanda González.

Todo lo empezó Gregorio Galilea, que fue alcalde de Viana hasta hace cuatro años. Su partido había perdido las elecciones ante José Luis Murguiondo, de UPN. Caía así un bastión socialista en la misma muga con La Rioja. Aquello le sentó a Galilea francamente mal. Él era el alcalde de toda la vida, encadenado cuatro mandatos. En 2011, había tomado la decisión de jubilarse. Sin embargo, al perder su partido la mayoría, su último acto en el cargo debió de haber sido traspasar la vara de mando a Murguiondo. Y a Galilea pues, oye, no le dio la gana terminar así. Decidió no ir y que el pleno se las compusiera como pudiera. 

La vara, de este modo, pasó a las manos del de UPN de malas maneras. Lo cierto es que Murguiondo no sostuvo el bastón demasiado tiempo. Un par de años después, le armaron una moción de censura desde PSN, Cambiemos Viana y Geroa Bai. Tras su breve etapa en el poder, el alcalde de UPN decidió cobrarse aquella deuda. Devolvió el bastón a la candidata del PSN sin guardar las formas, jaleado por los suyos, y le hizo una cobra a la nueva alcaldesa, Yolanda González, cuando esta trató de estrecharle la mano.

Dos años después, los concejales de Navarra Suma seguían sin escupir la hiel. El sábado González revalidaba su condición de alcaldesa, esta vez gracias a EH Bildu (hace dos años su concejal no era necesario y quedó fuera de la moción). Como González no puede darse la vara a sí misma, el ceremonial marca entonces que ha de ser el concejal más joven el que haga el paripé con el bastón. Y este es el motivo por el cual Sara Ojanguren tenía ayer aquel palo que no quería soltar. 

Según la crónica de "Diario de Navarra", la edil más joven dirigió a la alcaldesa las palabras siguientes: «Yo no puedo entregarte lo que el pueblo de Viana no te ha dado. Y menos, sabiendo que, con el precio que vas a tener que pagar por satisfacer las ansias de conseguir la Alcaldía, vas a ser el instrumento que traicione nuestro sentimiento navarro, nuestra historia y nuestra bandera. Ahí tienes la daga de la traición, cógela tú misma». 

Testigos presenciales ponen en duda alguno de los extremos y creen que la crónica adorna un poco el discurso. En cualquier caso, el detalle concreto de lo que dijo Ojanguren se verá los próximos días cuando se cuelgue el pleno en la web de la villa.

El entuerto lo acabó resolviendo Carlos Barragán, de Cambiemos Viana, teniente de alcalde de González. Él consiguió que Ojanguren saliera del dramatismo y soltara el bendito palo –o la traicionera daga, según se mire– y se lo pasó recomponiendo la pompa como pudo a González. Pero ya no había forma de dignificar aquello.