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Trump pasa la línea de demarcación y pisa Corea del Norte

Kim Jong-un y Donald Trump han dejado una foto para la historia, una imagen que muchos creían imposible de ver. Ambos líderes cruzaron la línea de demarcación que divide la península de Corea tras el armisticio de 1953 y entraron en territorio norcoreano. Nunca antes lo había hecho un presidente de EEUU en activo, un hecho cargado de simbolismo que demuestra química personal entre ambos y voluntad de negociar un acuerdo de desnuclearización.

Trump –pisando territorio norcoreano– y Kim Jong-un posan juntos ante la línea de demarcación. (Brendan SMIALOWSKI | AFP)

«Que hablen bien y que hablen mal no importa, lo importante es que hablen de uno», la frase acuñada por Salvador Dalí, precursor del marketing personal, se ha trasladado como un mantra obsesivo a la política y ha contribuido a, por así decirlo, farandulizarla. El presidente de EEUU, Donald Trump, es un buen alumno de esa máxima y, tras haber mediatizado por completo la cumbre del G20 celebrada en Osaka, ha vuelto a demostrarlo con una imagen simbólica y un gesto histórico consiguiendo copar la atención mediática mundial.

Tras invitar vía Twitter al líder norcoreano, Kim Jong-un, a un encuentro exprés para poder saludarlo –que éste aceptó– en la zona de desmilitarización que divide desde el armisticio de 1953 la península coreana, se convirtió en el primer presidente de EEUU en activo en pisar el territorio de Corea del Norte. Para sus críticos, se trató de un ejercicio de puro teatro político, de falsa diplomacia, otros vieron el montaje de un escenario para futuras negociaciones. Sea como fuere, lo cierto es que este tercer encuentro en un año entre ambos líderes ha supuesto un hito simbólico en la diplomacia entre los dos países.

El pueblo coreano, los del Sur como los del Norte, y muchas otras personas del mundo han visto la foto del encuentro y no se creía lo que veían sus ojos. Nunca antes había imaginado el mundo ver a un presidente de EEUU en activo en ese lugar que el expresidente Bill Clinton definió como el «sitio más aterrador del mundo».

Y, sin duda, ha sido un momento extraordinario, desconcertante, que da a entender que ambos líderes tienen química personal. ¿Irá esto más allá de ser una oportunidad para tomar fotos? Corea del Norte sigue teniendo armas nucleares y la capacidad de golpear a EEUU con las mismas, ¿pero habrá acuerdo de desnuclearización a la vista? ¿Se levantarán las draconianas sanciones que ahoga a la población norcoreana? El tiempo dirá.

El presidente surcoreano, Moon Jae-in, también acudió a la cita aunque no apareció delante de las cámaras. Se desconocía si acudió a las reunión a puerta cerrada que ambos líderes tuvieron tras la histórica foto en la línea de demarcación. En cualquier caso, Trump, que declaró sentir «un gran honor» al poder cruzarla, confirmó que ha construido una «gran relación» con el líder norcoreano y dejó entrever que lo invitará próximamente a la Casa Blanca. Kim Jong-un, por su parte, calificó el hecho de que un presidente de EEUU pisará suelo norcoreano como «la expresión de su voluntad para eliminar las agresiones del pasado y abrir un nuevo futuro».

En el primer encuentro entre Trump y Kim, en Singapur, ambos líderes se comprometieron a una «completa desnuclearización» de la península coreana, aunque no clarificaron el significado de la expresión. Le siguió un segundo encuentro en febrero de este año en Hanoi, donde se esperaban pasos concretos para que Corea del Norte abandonara su programa nuclear a cambio del levantamiento de las sanciones. Pero no hubo avance al no ponerse de acuerdo sobre cómo debían levantarse las sanciones. Y aunque este tercer y altamente simbólico encuentro no haya tenido el tiempo suficiente para la diplomacia de trastienda y algunos lo hayan interpretado como una mera oportunidad para tomar una foto para la historia, lo cierto es que sí es una señal de la voluntad para seguir con las negociaciones de desnuclearización.