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Berri Txarrak ejerce de parabólica para la creación vasca

Una antena gigante amplificó el incesante sonido de nuestra cultura en la cumbre de Kobetamendi. Numerosos creadores mostraron sus propuestas sobre los escenarios que dejó el BBK Live. Con Berri Txarrak como maestro de ceremonias, el rock de peso histórico del trío de Lekunberri iluminó la noche bilbaina.


Sobre las 21.15 la Broken Brothers Brass Band atravesaba el pasillo central del escenario principal de Kobetamendi interpretando una jam compuesta por melodías pertenecientes a toda la carrera de Berri Txarrak. Apenas diez minutos después Gorka Urbizu, David González y Galder Izagirre irrumpieron con los primeros acordes de “Beude”, ese agradecimiento a los espacios de Euskal Herria que trabajan para que la música en directo siga fluyendo a través de los pulmones de nuestra cultura.

Unas 25.000 personas, una auténtica marea rockera dispuesta a quemar una nueva etapa de la gira de despedida de los de Lekunberri, inundaba buena parte del recinto. Ya con el segundo tema, la enérgica “Gelaneuria”, se desataron las emociones contenidas hasta ese momento. “Jaio.Musika.Hil” explotó entre un público que comenzó a saltar y a aplaudir al ritmo de la batería de Galder.

El escenario y su conjunción con el recinto muestra una espectacular estampa. En esta jornada son muchos los sueños que se hacen realidad. Berri Txarrak alcanza la cima de su carrera en el momento justo, en el momento en el que la formación dice adiós tras una carrera que nunca ha parado de crecer tanto en lo artístico como en la reacción del público. «Ederra liatu duzuena», agradecía Gorka justo antes de anunciar “Izena, izana eta ezina.”

Se anunció como un concierto especial, con colaboraciones de múltiples artistas pero al hasta el cierre de esta edición el trío actuaba en solitario sin la presencia de ningún invitado –crónica completa en NAIZ–. Temperatura de ensueño, noche limpia y estrellada y la maquinaria más en forma de nuestra escena llamando a las puertas de la historia.

Lollapalooza

A principio de los 90, Perry Farrell, cantante y líder de la banda californiana de rock alternativo Jane’s Addiction, fundó un festival itinerante bautizado como Lollapalooza. Farrell, harto de los grandes eventos de un día basados en el rock mainstream, decidió crear un festival que surcase la geografía norteamericana con el rock alternativo de la época por bandera.

Ayer por la tarde en el recinto de Kobetamendi, aunque fuera de manera puntual, se pudo sentir algo similar si al menos cambiábamos el rock alternativo de principios de los noventa por la capacidad creadora de nuestra propia escena en pleno 2019. Eran las seis de la tarde y el recinto, abierto prácticamente en toda su extensión ya mostraba una estampa emocionante.

Miles de personas, familias enteras, habían acudido ya a primera hora de la tarde para disfrutar de una jornada que ponía en el centro a esa heroica escena que se reinventa incesantemente día tras día. Ya desde la entrada se podía disfrutar de la rítmica entrega de Zo-Zongo, combo que se movía por todo el recinto animando a gran parte del público.

En el espacio conocido como Basoa se agolpaba el público infantil para disfrutar de Trakamatraka, un taller que aúna reciclaje con creación musical bajo un divertido y entretenido formato.

Ahotsenea, presente

El rock y la música volvieron a ser capitales en la gran celebración de Kobetamendi en los momentos previos al concierto de Berri Txarrak. De hecho, Ahotsenea, la plaza que habilita Gerediaga Elkartea para que las bandas muestren sus propuestas dentro de la Durangoko Azoka, estuvo presente en Kobeta. Ocho formaciones seleccionadas entre las 71 que se presentaron para la ocasión se turnaron durante intensas descargas de 30 minutos en las que pudieron escucharse múltiples sonidos casi siempre bajo una inspiración rock.

Todas las bandas participantes han publicado nuevo material discográfico a lo largo de este 2019 y esa fue la base de los repertorios. Diabolo Kiwi (Nafarroa Beherea), Iont (Araba), Patx & Run (Araba/Bizkaia), Huts (Bizkaia), Dukka (Gipuzkoa), Natali (Gipuzkoa), Atzapar (Nafarroa) y Larra Bideak (Nafarroa) fueron las formaciones que presentaron sus credenciales bajo la carpa que acogía el escenario.

Además, el programa acogió otras dos actuaciones. “Ez da kasualitatea”, un diálogo entre los bertsos de cuatro mujeres y la música surgida de una interesante combinación de saxo, guitarra y violín. La danza también tuvo su espacio con Meeting Point, una producción de la compañía Ertza bajo la dirección de Asier Zabaleta.