La lluvia desluce el desfile de la Ballena y otros peces fantásticos
La lluvia ha deslucido el desfile de la Ballena que, como es tradicional, tiene lugar el primer domingo de Aste Nagusia. A los ya familiares hinchables como el gran cetáceo se han sumado otros personajes de un imaginario fondo marino, además de un gigantesco submarino Nautilus capitaneado por Nemo.
Si el sol fue ayer el protagonista del recibimiento a Marijaia, hoy la lluvia también lo ha querido tener en el desfile de Baly por Gran Vía. Para animar a los espectadores tratando a hacerles olvidar de los paraguas y de los impermeables en una tarde desapacible, la percusión de Troko Bloco y porteadoras entregando bolsas de confeti han abierto la comitiva de la Ballena. Lo cierto es que, a pesar del tiempo desapacible, ha sido numerosa la presencia de público, especialmente en la plaza Elíptica, con muchos txikis interactuando con los participantes en la cabalgata.
El gran hinchable de 12 metros de largo y 5 de diámetro ha lanzado rafagas a agua en esta tarde lluviosa en Bilbo. Siguiendo sus pasos, unos rudos arponeros mientras desda la atalaya un gaitero alertaba de la presencia del descomunal cetáceo. La música de la Broken Brothers con ritmos de funk, gospel y jazz ha acompañado luego al Pulpo, que no ha dejado de arrojar confeti por sus tentáculos. Muchos han sido los txikis que se han atrevido a tocarle a pesar de sus dimensiones.
El peligro de los residuos
La advertencia sobre la gestión de residuos en el planeta ha seguido de la mano de Lobo Carnassier, una producción de la compañía Carros de Foc, donde un vehículo gigante en forma de lobo ha emergido de las profundidades marinas tras una descomunal borrasca dirigida por personajes de otros espacios fantásticos.
Más agua pulverizada ha alcanzado al personal al paso del Txangurro mientras el Besugo ha lanzado humo por la boca y arroz por las agallas con otro grupo de percusión, Tarumba, de por medio. Sin tiempo, desde las profundidades abisales han surgido diferentes pobladores del mar –uno de ellos un tiburón escuálido y varias medusas–, sumergiendo al público en un océano imaginario, con la sorpresa del humo arrojado por su boca.
Unos metros más atrás, el último miembro de la ‘familia’ de Baly, la Txirla, ha lanzado aún más confeti que el importante equipo de limpieza que ha cerrado la cabalgata se ha esmerado en retirar.
Antes, la búsqueda de lo excepcional se ha escenificado en esta arteria principal de la villa que es Gran Vía con el espectáculo Atántida, compuesto por piezas aéreas como una medusa, un pez abisal o una morena entre quienes ‘navegaba’ el gigantesco submarino Nautilus del famoso capitan Nemo.