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Redada contra dirigentes opositores tras la prohibición de una manifestación en Hong Kong

Varias figuras prominentes de la oposición hongkonesa han sido arrestadas en el marco de una redada denunciada como un intento de descabezar las protestas tras la prohibición de una nueva manifestación que se preveía numerosa mañana.

Agnes Chow y Joshua Wong han sido puestos en libertad tras pasar ante el juez.(LILLIAN SUWANRUMPHA I AFP)

Entre los detenidos hoy al alba figuran Joshua Wong y Agnes Chow, líderes del Movimiento de los Paraguas de 2014 y que, a sus 22 años, son muy populares en el seno de las protestas actuales. Tras ser acusados  por «incitar a participar en una reunión ilegal» ante una comisaría de Policía, han sido puestos en libertad provisional horas después.

Entrada la tarde en Hong Kong otros cuatro líderes opositores seguían detenidos, entre ellos Andy Chan, figura asimismo clave de las protestas de 2014  y fundador del Partido Nacional (HKNP), minúscula formación independentista proscrita por las autoridades en 2018. Evocar la independencia de la antigua colonia británica es un tabú para el Gobierno central chino.

A esa hora tampoco habían pasado ante el juez la líder estudiantil Althea Suen y el concejal opositor Rick Hui, a los que se ha sumado el arresto del abogado y diputado del movimiento Pasión Cívica Cheng Chung-tai, acusado de «complot para provocar daños criminales», en relación al asalto al Parlamento del pasado julio.

Tras las detenciones, los organizadores del Frente Civil para los Derechos Humanos han anunciado la cancelación de la manifestación programada este fin de semana en Hong Kong, que había sido prohibida por la Policía. Bonnie Leung, co-coordinadora del grupo, ha visto rechazada una apelación este viernes y ha añadido que le preocupa que continuar con la manifestación pudiera poner en peligro a los manifestantes.

Estas redadas ilustran la «propagación del Terror Blanco contra los manifestantes hongkoneses», ha denunciado Issaac Cheng, del partido Demosisto, del que tanto Wong como Chong son cofundadores. Su portavoz ha evocado el brutal periodo de represión llevada a cabo en 1947 por el entonces Partido Nacionalista Chino (Kuomintang) contra disidentes políticos en Taiwán.
 
El también activista kong Tsung Gan ha coincidido en denunciar «un esfuerzo coordinado entre el Partido Comunista Chino y el Gobierno y la Policía de Hong Kong para intimidar a la gente antes de que comiencen unos días cruciales para el territorio»

Estado de emergencia en el horizonte

Las protestas son ya las más largas que han ocurrido en Hong Kong desde que el Gobierno británico devolviera el territorio a China en 1997

La jefa de Gobierno de Hong Kong, Carrie Lam, se enfrenta en los próximos días a una decisión crucial: la declaración de un estado de emergencia en el territorio, que conferiría a la administración poderes absolutos para realizar arrestos, censurar a los medios y enmendar o suspender cualquier ley vigente.

El Gobierno todavía no ha hecho comentarios al respecto pero fuentes del 'South China Morning Post' apuntan que no se descarta iniciar el procedimiento cuando el Parlamento reanude sesión a mediados de octubre.

De hecho, y dada la complejidad del procedimiento, el Gobierno de Hong Kong podría incluso imponer una llamada «legislación en negativo», esto es, declarar inmediatamente el estado de emergencia hasta que los diputados lo anulen.

Protestas imaginativas

Tras la prohibición de la manifestación, los organizadores preparan otras alternativas y algunos han propuesto ideas como un partido de fútbol, una salida de compra de masas e incluso una concentración religiosa improvisada.

Pese a ello, es probable que  la desconvocatoria del Frente Civil para los Derechos Humanos sea desoída por los más radicalizados, estudiantes muy jóvenes, por lo que no se descartan enfrentamientos.

«La Policía cree que hay líderes en este movimiento y que su arresto nos va a arredrar», asegura una manifestante que se hace llamar Kelly. Pero advierte que «somos nuestros propios líderes y seguiremos saliendo a la calle. Es lo que el Gobierno no entiende».