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[Crítica: Cegado por la luz] Las canciones del Boss y los bailes de Bollywood en Luton


Las películas de la cineasta Gurinder Chadha, en especial “Quiero ser como Beckham” (2002), son un fiel reflejo de la integración de la migración india en Gran Bretaña. Por eso cuando se refiere a la violencia racial, al National Front, a las familias tradicionales musulmanas o de otras religiones no anglicanas, lo hace siempre en un tono ligero y distendido dentro de una visión positiva de la multiculturalidad. Tampoco hay acritud en “Blinded by the Light” (2019), basada en la novela autobiográfica “Greetings from Bury Park” (2007) del escritor y periodista paquistaní Sarfraz Manzoor, toda vez que su mensaje es redencionista. En sus memorias de juventud nos cuenta cómo se salvó de las restricciones morales de su padre inmigrante y de la presión ambiental en plena era de Margaret Thatcher gracias a las canciones inspiradoras de Bruce Springsteen.

Gurinder Chadha cuenta a su favor con todo el bagaje del cine social británico, presentando el contexto histórico de 1987 tal como fue. Recrea con todo lujo de detalles lo que significaba vivir en Luton entonces, con referencias muy directas a la situación laboral. Los despidos masivos en la fábrica de automóviles local de Vauxhall, filial de la General Motors, afectan al padre del protagonista, que pierde su empleo. El chico lo tiene francamente difícil para seguir adelante con su vocación literaria, viendo como en su casa las mujeres trabajan de costureras a tiempo completo para pagar las deudas domésticas.

A nivel personal tampoco encaja con las distintas tribus urbanas que pueblan el instituto en pleno apogeo de los Nuevos Románticos y del afterpunk, por lo que parece lógico que termine refugiándose en un artista foráneo. La epifanía que experimenta al oír “Dancing in the Dark” y descubrir al Boss por primera vez logra emocionar, pero luego se abusa ya del recurso de las letras de las canciones sobreimpresionadas y la literatura desplaza a la base musical.