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La edición más dura de siempre, por encima de sus propios tópicos

La Final Four de Colonia llegará tras una Liga Regular con 18 contendientes, y un sorprendente desembarco de la NBA y la Liga China.


La edición 2018/19 de la Euroliga tenía el aliciente de que la Final Four se fuera a disputar en Gasteiz, un año antes de lo que se especulaba en los mentideros. ¿Qué aliciente tiene entonces la temporada 2019/2020 de la Euroliga? Pues que, sin duda, será la más dura que jamás se haya conocido, más allá incluso de los tópicos que se escriben al inicio de cada temporada. ¡Por algo se ha elegido un lema tan elocuente como HeroLeague!

Por un lado, desde que Jordi Bertomeu diseñara la Euroliga en formato de liga regular de todos contra todos, seguido de unos playoffs de cuartos de final y la Final Four, por primera vez el número de equipos participantes ya no será de 16 sino de 18, con lo que la primera fase tendrá cuatro jornadas más. Así las cosas, lo que comienza hoy a las 19.00, siendo el partido entre el Khimki y el Maccabi el primero de los 306 duelos que jalonarán esta primera fase, no acabará hasta un todavía lejano 10 de abril, siendo los partidos entre Kirolbet Baskonia frente a Panathinaikos por un lado, y el que enfrente al Real Madrid con el Zenit de San Petersburgo por el otro, los dos encuentros que vayan a echar el telón.

Por ello, el calendario europeo se ha tenido que estirar; con siete semanas con jornada doble, unos playoffs que se disputarán entre el 21 de abril y el 6 de mayo y con la Final Four de Colonia entre el 22 y el 24 de mayo.

Plantillas largas

El CSKA de Moscú es el vigente campeón, pero señalarlo como favorito es una temeridad. Los de Dmitris Itoudis han perdido a Sergio Rodríguez, a Othello Hunter, a De Colo, Peters y Higgins, pero se han reforzado con Voigtmann, Hilliard, Mike James, Kostas Koufos, Strelnieks o Ron Baker, siendo este el primero de un desembarco potente de la NBA y de la Liga China.

La Euroliga apuesta por plantillas largas, en muchos casos con la idea de «sacrificar» a algunos jugadores en la competición doméstica para mantener frescas a las estrellas en la cita continental. Se ha encontrado con cierto «trasvase» de jugadores que han cambiado la Liga de Desarrollo de la NBA por la competitividad de la Euroliga, mientras que la CBA –la Liga China– ha cambiado su reglamentación, pudiendo cambiar de extranjeros cada dos meses. Ello ha provocado que varios jugadores –Scola entre ellos– hayan apostado por contratos con cierta estabilidad.

Así, Armani Milano parece el refuerzo más lustroso, con la llegada de Sergio Rodríguez, Luis Scola, Aaron White, Shelvin Mack de la NBA... bajo la dirección de Ettore Messina, que regresa de su largo periplo en los Lakers y los Spurs.

A partir de ahí, el abanico de candidatos es casi infinito, salvo quizá el Estrella Roja de Belgrado, el Zenit de San Petersburgo, el Valencia Basket, el Asvel Villeurbane y el Bayern de Múnich, ambos en la Euroliga merced a la invitación de Jordi Bertomeu, y quizá el Alba Berlín que dirige Aíto García Reneses.

El resto, casi sin excepción, opta a jugar los playoffs. Entre un Anadolu Efes que en la última campaña dejó de ser el «pupas» al colarse en la finalísima con un equipo liderado por Ergin Ataman desde el banquillo y la pareja Larkin-Micic en el parqué –con el añadido de Chris Singleton–, al Fenerbahçe de Obradovic que se ha afrancesado con De Colo y Westermann. En medio está la continuidad del Real Madrid, la millonada gastada por el Barça entre Mirotic, Abrines, Delaney o Brandon Davies; el regreso a casa de Omri Casspi para el Maccabi, junto con Othello Hunter y el ex de la NBA Tyler Dorsey. Por no hablar del Khimki, porque si con Alexey Shved Rimas Kurtinaitis dispone de un explosivo inestable, qué decir de Janis Timma o Dairis Bertans. Los exNBA Jerebko o Mozgov deberán darle la estabilidad que este proyecto precisa.

Será, quizá, el último baile de Vassilis Spanoulis. A sus 37 años, Kill Bill no es el más veterano, pero sí uno de los más castigados. Además, Olympiacos deberá hacer acopio de fortaleza mental en un año especialmente delicado, cuando a la evidente vejez de sus estrellas –Printezis también suma 35 años– y la incertidumbre del rendimiento de Papanikolau, Kuzminskas o Vezenkov, se ha sumado la noticia de la esclerosis múltiple recién diagnosticada al entrenador David Blatt. Atenas está perdiendo preponderancia, y ahí se ve a un Panathinaikos que recurre de nuevo a Pedoulakis tras el fallido intento con Rick Pitino, sumándose los exNBA Jimmer Fredette y Wesley Johnson, junto con Tyrese Rice para que Nick Calathes no esté tan solo.

«No se espera nada menos»

Kirolbet Baskonia, que por si acaso busca en el mercado por si hubiera algún base para sustituir la larga ausencia de Granger, seguirá tratando de mantenerse al menos en el Top 8, y dar el paso que faltó el año pasado.

«Esto es el Baskonia y no se espera nada menos que estar entre los equipos Top de Europa», zanjaba a este respecto Patricio Garino en el reciente Media Day. «Decir que saldremos campeones es un objetivo de resultado, cuando lo que por ahora importa es cumplir el objetivo de rendimiento: que el equipo juegue al mejor nivel posible y que cada uno entregue su máximo en cada partido». Palabra de héroe del Mundial de China, previo a la HeroLeague.

 

La cara B de la Euroliga: su guerra contra la FIBA

«Todo el mundo se reía de Pesic por lo que dijo, pero tenía razón: el mejor baloncesto se juega en la Euroliga».

Son palabras del seleccionador ruso Sergey Bazarevich, en una reciente charla realizada a la web Sports.ru. Dicho así, no hay mejor promocional para la competición. Pero Bazarevich iba un paso más allá, y reprochaba a la Euroliga que pretenda convertirse en negocio a costa del juego, como de las competiciones domésticas y los torneos de selecciones.

«Europa siempre se ha caracterizado por poner el deporte primero, pero está dejando de ser así. La Euroliga está tratando de alcanzar a la NBA, parecerse a ella. Están perdiendo la calidad y matando las ligas nacionales con esto de jugar más partidos. La gente no tiene tiempo de recuperarse de los esfuerzos que realiza», advertía.

El presidente de la FEB, Jorge Garbajosa –subcampeón de la Euroliga, en 2003, en las filas de la Benneton de Treviso–, también se sumaba al coro de voces críticas, alineándose en su caso con la FIBA, a cuenta de las «ventanas».

«El baloncesto siempre ha sido un deporte amable, agradable, con un ambiente de familia… Con estas peleas en las que nos metemos, queriendo rascar un poco más de poder y cuota de atención, estamos echando al aficionado del baloncesto. La Euroliga nos está haciendo mucho daño. Hay dos sectores a los que no deberíamos atacar nunca: los deportistas y los aficionados», se quejaba en una reciente entrevista de radio.

Y luego toca escuchar a un rara avis como Aíto García Reneses, situado a sus 72 años y 40 de profesional desde su atalaya berlinesa en una posición intermedia de elogio y velada crítica.

«La Euroliga es el mejor baloncesto que se puede ver a nivel mundial. No solo se juega muy intenso en la Final Four, sino en todas las fases. Y eso en la NBA, raramente ocurre en Liga Regular. Por otro lado, lo que sería conveniente, aunque sé que es muy difícil, es que hubiera una negociación y que para beneficio del baloncesto llegasen a acuerdos la Euroliga, las federaciones y la FIBA para no sobrecargar tanto las competiciones». Genio y figura. A. G.