Panamá combate el olvido treinta años después de la invasión
El 20 de diciembre de 1989, unos días antes de Navidad, EEUU invadió Panamá con una violencia injustificada para capturar al general Manuel Antonio Noriega. El ataque aéreo y terrestre arrasó con el popular barrio de El Chorrillo. Treinta años después, y sin que todavía se conozca la cifra exacta de víctimas panameñas, siguen sangrando las heridas y se intenta establecer el relato de aquella tragedia por encima del olvido al que han querido relegarla quienes la aplaudieron.
La invasión estadounidense de Panamá, llevada a cabo entre el 20 de diciembre de 1989 y el 31 de enero de 1990, durante el mandato de George H.W. Bush, se llamó Operación Causa Justa, aunque en el país centroamericano la conocen como «Causa Injusta». Un sangriento regalo de Navidad.
En ella participaron 26.000 soldados de EEUU, más del doble del pie de fuerza de Panamá, que utilizaron armamento de última generación que causó gran destrucción especialmente en el barrio El Chorrillo, donde se ubicaba el Cuartel Central de las Fuerzas de Defensa del país centroamericano.
Su objetivo era desmantelar a las Fuerzas de Defensa y capturar al general Manuel Antonio Noriega, antiguo colaborador de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), en el poder desde 1984 y requerido por la Justicia estadounidense por los delitos de extorsión y narcotráfico.
La operación, que según sus vecinos sembró la semilla de la violencia, destruyó gran parte del barrio popular de El Chorrillo y fueron afectados otros importantes sectores de Ciudad de Panamá y de Colón.
«La gente tiene que saber que los gringos, en víspera de Navidad, nos regalaron una masacre», defiende Yolanda de Varcasía, de 76 años de edad y vecina de El Chorrillo, cuando denuncia el «enorme silencio» que rodea esta cuestión.
En el Chorrillo, un barrio de gente trabajadora y luchadora que «quedó en cero», «no hay un día que no se recuerde esa invasión (...) aquí uno se acuerda todos los días de las personas que murieron», asegura De Varcasía. «A 30 años nos dicen que pasemos la página, pero ¿cómo la vamos a pasar, si tenemos marcado en el pellejo la masacre que hicieron?» se pregunta.
Olga Cárdenas, otra vecina del barrio de 64 años, apunta que era «un lugar alegre (...) nos gustaba vivir aquí» pero «todo cambió para mal» después de la invasión, que dejó heridas profundas que seguirán latentes mientras no se sepa la verdad de la «masacre», agrega esta exintegrante de uno de los 18 Batallones de la Dignidad que respaldaban a Noriega.
«Restaurar la democracia»
El entonces presidente Bush llamó la madrugada del 20 de diciembre de 1989 a sus colegas de México, Carlos Salinas; Venezuela, Carlos Andrés Pérez, y al argentino Carlos Menem, y les explicó que invadía Panamá porque «Noriega había declarado la guerra, su Ejército había asesinado a un oficial de marina estadounidense, golpeado a otro y acosado a su esposa».
Así se recoge en cientos de documentos desclasificados de archivos de EEUU sobre la invasión de hace 30 años, que incluyen datos sobre muertos, juicios marciales por violación de derechos humanos y llamadas presidenciales, y que han sido publicados en ‘Panama Files’, una plataforma periodística activada el martes en base a un proyecto desarrollado por el colectivo de periodistas Concolón.
«A ese punto, no podemos tolerar sus actos –le dijo Bush a Salinas–. No podíamos permitir que Noriega brutalice a los americanos». Lo bueno, agregaba, era que iban a lograr «reinstaurar la democracia en Panamá tras veintiún años de dictadura: había un nuevo presidente y les pedía reconocerlo», indicó ‘Panama Files’.
Bush se refería al nuevo Gobierno panameño liderado por Guillermo Endara como presidente y Guillermo Ford y Ricardo Arias Calderón como vicepresidentes, los supuestos ganadores de las impugnadas elecciones de mayo de ese año y a los que se había juramentado en la base militar de Clayton a la medianoche del 20 de diciembre de 1989.
Según el abogado estadounidense Sylvan «Sonny» Holtzman, la «semilla» de la operación militar parta «restablecer la democracia» en Panamá «con ayuda de EEUU» fue sembrada en Miami por el exilio panameño, el senador demócrata Lawton Chiles y el anticastrista Jorge Mas Canosa a principios de los años 80, aunque no se materializó hasta finales de esa década.
Encontrar la verdad
Se desconoce el número de panameños fallecidos en la invasión. «Tras contar los cuerpos que ellos mismos enterraron en fosas y agregar las cifras proporcionadas por el Instituto de Medicina Legal (de Panamá), llegaron a la que mantuvieron para siempre: 202 civiles, 314 militares», publicó ‘Panama Files’.
El presidente de la Comisión 20 de diciembre, el rector universitario Juan Planells, ha señalado a Efe que el grupo que busca establecer la verdad de lo ocurrido hace 30 años «ha analizado algo más de 250 casos que están verificados, validados, documentados, de modo que podemos decir que efectivamente son víctimas de la invasión».
«Se han tejido muchas historias de miles de panameños (muertos), nosotros no hemos podido comprobar hasta ahora, con las investigaciones que hemos hecho, que sean grandes cantidades, pero sí que se violentaron derechos humanos, y ese es un tema que a nosotros nos preocupa», ha agregado Planells.
«La idea es encontrar la verdad, conocer esa parte de la historia que ha permanecido oculta por treinta años; no se conocen los detalles, ha habido un velo que se ha puesto sobre el tema y nosotros queremos que esto cambie y que los jóvenes tengan la posibilidad de conocer su historia puedan construir su futuro sobre la base de las raíces», ha declarado a Prensa Latina.
La Comisión 20 de diciembre iniciará en enero la exhumación de 14 cuerpos enterrados sin identificar en una fosa común en el cementerio Jardín de Paz, en Ciudad de Panamá, para a través de pruebas de ADN poder conocer quiénes son y así facilitar a sus familiares una tumba donde llorar a sus muertos
De acuerdo con los papeles citados por ‘Panama Files’, por la muerte de civiles y otros cargos fueron sometidos a juicio marcial «19 miembros del Ejército y 17 fueron condenados. Un documento precisa que tres miembros de la Séptima División de Infantería y uno de la 82 Airborne Division fueron condenados por matar civiles. Otros celebran el éxito de una operación que terminarían tomando como modelo».
El intento de descubrir la verdad en torno a la invasión de Panamá a llevado a algunos sectores a acusar a la Comisión 20 de diciembre de querer exacerbar los enfrentamientos internos en la polarizada sociedad panameña en torno a aquella operación estadounidense. Planells, sin embargo, defiende ese trabajo: «Se tiene que pasar por ese duelo, ya que se trató del día más triste de la historia panameña».