La consulta incluida en el acuerdo PSOE-ERC aún secreto, baza clave para decantar la investidura
Pedro Sánchez hará su discurso de investidura el sábado y puede resultar elegido el martes, pero el día auténticamente determinante para su elección o no es este jueves, cuando ERC decide. Una baza fundamental, también frente a la presión de JxCat, será el compromiso de consulta sobre lo que pudieran acordar los gobiernos.
Como ha adelantado ‘Ara’ y han ido confirmando con sus propias fuentes otros medios en las últimas horas (‘La Vanguardia’, NacioDigital...), el acuerdo entre PSOE y ERC que aún no es público incluye el compromiso de celebrar una consulta o referéndum sobre lo que pudieran decidir el Gobierno español y el Govern en su mesa de diálogo.
La conformación de esta mesa ya había quedado clara en las reuniones de estas semanas, pero el dato nuevo y revelante es esta consulta, puesto que supondría que Madrid abre de algún modo una puerta que tuvo cerrada a cal y canto ante el referéndum del 1 de octubre de 2017 o antes con el «proceso participativo» del 9 de noviembre de 2014. Situaría además la cuestión en márgenes superiores a los de una mera reforma estatutaria, como la de 2010 que acabó dinamitando el Constitucional español y desencadenando el «procés».
El problema a estas horas es que la opción de esa consulta y su alcance real no tienen ninguna confirmación pública ni escrita, y además la intención de PSOE y ERC es no explicitarla hasta que se consume la investidura, o al menos la decisión del Consell Nacional de Esquerra este jueves. Un sigilo que se corresponde con los temores del PSOE, consciente de la reacción virulenta desatada fuera del partido y en sus aledaños por la simple alusión a la figura de un «relator» tras la reunión de Pedralbes de diciembre de 2018, en que se amagó también con iniciar la vía de diálogo. Entonces Sánchez no aguantó el tirón y dio por disuelta la legislatura convocando las elecciones del 28 de abril.
Dos escenarios: Palau y sede
La cuestión de la consulta no solo incide en la relación entre ERC y PSOE, sino en otro flanco al que Esquerra concede tanta o más gravedad: la relación de fuerzas dentro del independentismo catalán. Su confirmación puede resultar decisiva para superar la actual oposición a la investidura que mantiene JxCat, o al menos neutralizarla.
Desde Bruselas, Carles Puigdemont dijo el viernes no ver nada nuevo en el programa de gobierno PSOE-Unidas Podemos. Y desde Barcelona, la portavoz de JxCat en el Congreso, Laura Borràs, ha añadido que simplemente no conocen lo acordado por PSOE y ERC, por lo que no se sienten vinculados por ello. A tal efecto, será decisiva la reunión que van a mantener este jueves el vicepresident de la Generalitat y máxima referencia de ERC en ausencia forzada del encarcelado Oriol Junqueras, Pere Aragonès, y el president, Quim Torra (JxCat), en la que puede compartirse esa información hasta ahora tan reservada.
Las diferencias tácticas y la competencia electoral entre ERC y JxCat son archiconocidas a estas alturas, pero tampoco hay que perder de vista que fue Torra quien pactó con Sánchez aquella Declaración de Pedralbes que fijaba la vía del diálogo y es también Torra quien se sentaría hoy por hoy en la mesa de negociación con el Ejecutivo español gracias a que ERC ha creado un esquema que concede la representación a los gobiernos y no a los partidos.
La jornada de este jueves, por tanto, es crucial para ERC –y más que de rebote para Sánchez– en un doble escenario: el Palau de la Generalitat y la sede del partido, en que se reunirá el Consell desde las 17.00. Un Consell formado por unos 270 militantes cualificados que obviamente también tendrá que ser informado del alcance exacto de lo acordado con el PSOE si la dirección quiere superar las reticencias internas que ya aparecieron en la Ejecutiva del lunes.
Tras esa reunión, la portavoz, Marta Vilalta, fue realista al subrayar que no tienen garantías de que esa mesa de diálogo entre gobiernos vaya a deparar algún acuerdo. Pero consideró que en cualquiera de los dos casos el independentismo saldrá fortalecido, por lo que «vale la pena intentarlo».