Coronavirus: Italia, confinada «en casa»; el presidente chino, por vez primera en Wuhan
Sesenta millones de italianos instados a quedarse en casa cuando en China, de donde salió el coronavirus, parece verse el final del túnel: Roma aplica desde este martes medidas sin precedente en el mundo para luchar contra la epidemia, mientras que el presidente chino, Xi Jinping, visita por primera vez el epicentro del Covid-19.
La enfermedad, que ya ha matado a más de 4.000 personas, está cerca de ser considerada pandemia, según ha reconocido la Organización Mundial de la Salud (OMS). También ha contaminado gravemente a los mercados financieros, aunque las bolsas asiáticas ya levantaban la cabeza la mañana del martes.
«Tutti a casa» (Todos a casa), «Todo cerrado»: los titulares de la prensa italiana resumían así el decreto firmado la noche del lunes por el jefe del Gobierno, Giuseppe Conte, que extiende a todo el país las drásticas medidas de confinamiento que afectaban desde el domingo a un cuarto de la población del norte de la península.
«Voy a firmar un decreto que se puede resumir así: ‘Me quedo en casa’. (…) Italia entera será zona protegida», indicó con un tono grave. Todos los italianos deberán «evitar los desplazamientos», salvo para ir a trabajar, abastecerse o recibir atención médica. Las reuniones también están prohibidas.
La misma noche del lunes, en Roma o en Nápoles, la gente acudía en masa a los supermercados.
No obstante, estas nuevas medidas no prevén «limitar los transportes públicos, con el objetivo de garantizar la continuidad» de la actividad económica y «permitir a la gente que vaya a trabajar», afirmó Conte.
Primero del G7
Italia, miembro del G7, se convierte de este modo en el primer país del planeta en generalizar medidas tan dacronianas para intentar frenar la progresión del coronavirus, que ha dejado 463 muertos y más de 9.000 casos en la península transalpina.
China ha confinado a más de 50 millones de personas en sus hogares en la provincia de Hubei, donde comenzó la epidemia en diciembre, pero ningún país había tomado hasta ahora una iniciativa semejante a escala de todo su territorio.
Signo de un ansiado retorno a la normalidad, el presidente chino ha visitado este martes Wuhan, la capital de Hubei que, con sus 11 millones de habitantes, está en cuarentena desde finales de enero.
China parece salir de la rutina con solo 17 muertes en 24 horas y la progresión diaria de la enfermedad (19 casos) más baja desde enero.
Aunque el Gobierno comunista ha sido acusado de reaccionar tardíamente tras la aparición del nuevo coronavirus en diciembre, la visita del “número uno” a Wuhan podría dar lugar a una cascada de propaganda favorable en los medios.
Xi también ha conversado con pacientes y personal médico por videoconferencia, como se observa en fotos publicadas en los medios.
Una amenaza «muy real»
El último balance realizado por China ha hecho superar los 4.000 muertos en todo el planeta, según el recuento establecido por AFP.
Si bien la OMS estimaba el lunes que China (con más de 80.700 casos) está «en proceso de controlar la epidemia», paralelamente advertía de que «la amenaza de una pandemia» se ha vuelto «muy real», aunque también señalaba que todavía puede «ser controlada».
El número de casos superaba los 113.000 en 101 estados y territorios según un recuento establecido por AFP el lunes a las 18.00, hora de Euskal Herria. Para entonces Alemania había anunciado sus dos primeros fallecimientos y Canadá, su primero.
Entre los nuevos casos de infección registrados el lunes (4.233 en todo el mundo) destacaban los cerca de 600 diagnosticados en Irán.