Controles policiales en la muga desde medianoche, reflejando un país partido en dos
Cuerpos policiales españoles controlan el paso por la frontera desde la pasada medianoche, no solo a quienes circulan en vehículos, sino también a los que lo hacen a pie.
La frontera del Bidasoa vuelve a estar controlada para limitar la circulación, desde esta medianoche pasada, con el argumento de potenciar el control frente al coronavirus.
Solo se permitirá el acceso a los ciudadanos de nacionalidad española, residentes en el Estado o a quienes acrediten fuerza mayor.
Según ha podido constatar NAIZ, no solo se intercepta allí a vehículos, sino además a los que pasan a pie por puntos como el puente de Santiago o Behobia. Reflejando con ello la realidad administrativa de un país partido en dos.
Los policías españoles filtran el paso de vehículos y piden el documento de identidad a los pocos peatones que cruzan desde Pausu en dirección a Behobia-Irun. Se ha restablecido la muga a medianoche. Desde las 12.00 de hoy confinamiento tb en Ipar EH. Un pueblo partido. #COVID19 pic.twitter.com/nMgMhppNOt
— Maite Ubiria (@Maite_Ubiria) March 17, 2020
Un mismo pueblo, dos administraciones estatatales. Las medidas de confinamiento han llegado antes para los ciudadanos de Nafarroa, Gipuzkoa, Bizkaia y Araba que para los de Zuberoa, Nafarroa Behera y Lapurdi. Y eso se ha reflejado en el colapso de la muga.
La Policía española controla los pasos desde las 00.00, pero el periodo de «quince días o más» de confinamiento ha entradoen vigor en el norte del país este mediodía.
Como consecuencia, muchos vecinos de Hendaia que acudían a hacer compras a Irun han debido dar la vuelta, porque la Policía solo dejaba pasar a personas que entraban en Gipuzkoa desde Lapurdi «por una causa mayor».
Los ciudadanos más previsores, que contaban con autorizaciones de empresas o con el certificado que se puede descargar en la web del gobierno francés para justificar la salida del domicilio –para ir a trabajar, al médico o a compras diarias– han podido pasar. El resto ha debido dar la vuelta y a casa.
En rueda de prensa en el Palacio de la Moncloa, acompañado de cargos militares como empieza a ser norma en todas las comparecencias de ámbito estatal, el ministro de Interior Fernando Grande-Marlaska aclaraba que la restricción de paso no afectará al personal diplomático extranjero, ni a desplazamientos vinculados a la actividad profesional, ni al transporte de mercancías, «con el fin de asegurar la continuidad de la actividad económica y preservar la cadena de abastecimiento».
Con todo, un transportista de Zizurkil explicaba en la muga de Santiago a Naiz que « vamos a seguir lo que podamos, pero nosotros trabajamos bastante con piezas, para siderudgia, y eso más pronto que tarde se va a parar, porque las fábricas y los talleres van cerrando en todas parte».
Grande-Marlaska ha incidido en que la medida se ha tomado en coordinación con los gobiernos europeos, que este lunes por la mañana han celebrado por vía telemática un Consejo de Ministros conjunto de Interior y Sanidad.
El Gobierno español adelantó además este domingo a Portugal y a Francia que esta decisión era muy probable, y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, habló con el presidente francés, Emmanuel Macron, y el primer ministro de Portugal, Antonio Costa.
En cuanto a las fronteras marítimas y aéreas, se ha limitado a señalar que se pueden considerar todas las posibilidades en función de las circunstancias de cada momento.
Este lunes por la mañana ya había siete países de la UE –Austria, Hungría, República Checa, Dinamarca, Polonia, Lituania y Alemania– que habían notificado a la Comisión Europea que han impuesto controles en sus fronteras interiores.