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El plan catalán: salidas de niños con padre y madre, 7,5 millones de test y «pasaporte» voluntario

Diversas filtraciones adelantan los principios del plan de desconfinamiento que está elaborando Catalunya: incluye realización masiva de test (unos 7,5 millones, tantos como población hay actualmente) y un «pasaporte inmunológico» voluntario. Las salidas de menores también se ven de modo diferente a Madrid.

El infectólogo Oriol Mitjà encabeza la preparación de este plan. (WIKIMEDIA)

Su presentación se ha anunciado para fines de esta semana, pero ya se están adelantado en filtraciones de prensa diversos extremos del plan de desconfinamiento encargado por el Govern al infectólogo Oriol Mitjà. Un planteamiento detallado y a la vez ambicioso, con el que Catalunya de nuevo toma la delantera al Estado español y también a las administraciones vascas, una constante en esta crisis sanitaria.

Su viabilidad, obviamente, choca con el estado de alarma impuesto a nivel estatal y que contempla una aplicación centralizada de su estrategia, con Pedro Sánchez como «mando único». No obstante, sobre todo por la presión catalana, en este momento el presidente español ya ha dicho que si bien el confinamiento se implantó de forma homogénea en todo el territorio, el desconfinamiento podría hacerse de modo «asimétrico».

A la espera de cómo se resuelva la cuestión política, lo que el plan catalán propone es diferente desde el primer punto: las salidas de menores que el Estado va a permitir desde el lunes próximo, pero a las que aún no ha puesto letra pequeña.

Catalunya apuesta por que los niños y niñas puedan salir con padre y madre e incluso la unidad familiar al completo (Madrid parece decantarse por que solo vayan con un «adulto responsable»). Pero al mismo tiempo plantea escalonar los horarios para evitar que haya menores en la calle en horas punta como la entrada a los trabajos: así, se plantea establecer un tramo de 16.00 a 18.00 para menores de 3 años, otro de 18.00 a 20.00 desde ahí hasta los 12, y desde las 20.00 para los mayores de esa edad.

En un segundo momento, se sopesa que otros sectores tengan prioridad para salir a la calle, como las personas que quieran hacer deporte, los que estén realizando teletrabajo y quienes estén en paro o afectados por un ERTE.

Más allá de este primer paso, el diseño de Mitjà se basa en la realización masiva de test: tanto PCR para delimitar el alcance de la infección (se habla de 1,5 millones) como de serológicos para medir la inmunidad de grupo (6 millones). La cifra sumada coincide con la población actual de las cuatro provincias: 7,6 millones.

El uso de mascarillas se plantea a modo de recomendación y se exhorta a mantener distancias mínimas de 1,5-2 metros entre personas. En esto sí hay sintonía con el criterio estatal.

El desconfinamiento se plantea en cinco fases que estarían permanente monitorizadas. Sobre los comercios, la reapertura paulatina empezaría por los más pequeños y de servicios necesarios -como peluquerías y zapaterías-, con controles de aforo y algunas limitaciones de espacio, y posteriormente las de mayor tamaño. Respecto a los bares, se contempla la previsión de que cuando abran lo hagan con su capacidad reducida a un tercio.

«Pasaporte inmunológico»

Pero el punto que quizás acaba suponiendo más polémica es la posibilidad de un «pasaporte inmunológico» que detalle la situación de cada persona, una idea que Mitjà lleva semanas proponiendo y que tiene que compatibilizarse con las normativas sobre protección de datos e igualdad de acceso. Su uso sería voluntario, a tenor de las filtraciones.

El «pasaporte» se articularía en base a tres colores: verde para quien ya haya pasado la infección, ambar para quien haya dado negativo en test en el último mes y rojo para quién dé positivo o haya contactado con un positivo.