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Entrevista
JESÚS CASTILLA
MÉDICO ESPECIALISTA EN MEDICINA PREVENTIVA Y SALUD PÚBLICA

«Hemos despertado a esa letalidad real de los virus respiratorios»

Jefe del grupo de investigación en enfermedades transmisibles y vacunas del IdiSNA y del Ciber de Epidemiología y Salud Pública. Sus estudios sobre la gripe en Nafarroa son referencia y participa en la red europea I-Move-Covid.


Las últimas estimaciones calculan que el virus llegó al Estado español antes de lo que se pensaba. ¿Se camufló dentro de otra epidemia?

Sí. El Covid empezó a circular en invierno, cuando también estaban circulando la gripe y otros virus respiratorios. Hubo casos sospechosos de Covid que fueron negativos a este virus, y positivos a la gripe o a otros virus.

El estudio ENE-Covid para estudiar la seroprevalencia, ¿qué importancia puede tener?

Nos permitirá conocer que proporción de la población ya se ha expuesto al virus y tiene inmunidad. Esto es fundamental para prever el impacto de futuras ondas epidémicas. Esta diseñado de forma muy rigurosa y las estimaciones que se obtengan van a tener alta validez.

¿Ha pasado ya lo peor?

En lo que respecta a esta onda, sí. Es probable que tengamos otra onda grande posiblemente hacia el otoño. Si hacemos bien las cosas, lo deseable es que su impacto en términos de salud sea menor. No obstante, este virus todavía tiene muchos elementos difíciles de prever.

¿Por qué otoño? Parece que este virus puede dispararse en cualquier momento.

A todas las infecciones respiratorias víricas es común una estacionalidad. Esta estacionalidad es marcada en latitudes y climas como el de Navarra. Los distintos virus se reparten el tiempo desde el otoño hasta la primavera. Ya hay evidencias de que el Covid se podría transmitir con mayor facilidad en temperaturas frías y ambientes secos. En otoño e invierno suele haber en Navarra momentos con condiciones más favorables para ello. En otoño, además, se dan en Navarra el retorno a la actividad escolar y laboral, la vuelta de viajes de vacaciones y una serie de eventos que favorecen la extensión de infecciones. Dependiendo del virus, el momento puede ser noviembre, diciembre, enero... El Covid tiene todavía un potencial de transmisión importante, por lo que aprovechará la primera oportunidad que se le presente para volver a tomar fuerza.

La ciencia parece no haber tenido mucha suerte encontrando antivirales para virus respiratorios. Actualmente se prueba con fármacos que se emplearon contra la hepatitis C, el paludismo o el sida porque no se tiene nada efectivo contra virus más parecidos. ¿Es la vacuna la principal esperanza?

Siempre ha costado mucho más encontrar tratamientos específicos frente a enfermedades víricas que a bacterianas. Salvo el VIH y la hepatitis C, no hay grandes tratamientos con alta eficacia. No creo que el Covid sea la excepción. En el caso de la gripe, se llevan años buscando tratamientos eficaces y los avances han sido muy pequeños.

La vacuna es un frente distinto. Con el tiempo sabremos cuál da mejor resultado. En general, para virus se ha tenido más éxito con vacunas, pero hay excepciones como la citada hepatitis.

 

Cada vez se habla más de la vuelta a la «nueva normalidad» tras del confinamiento. ¿Bastará con las mascarillas? ¿A qué otras cosas habremos de acostumbrarnos?

Lo que más se afectarán son las actividades que concentran a muchas personas: fiestas, eventos culturales y deportivos. Su formato tendrá que repensarse.

 

¿Cuáles han sido los grandes aciertos y los grandes errores en la gestión de la epidemia en Nafarroa?

Creo que las medidas de distanciamiento social tuvieron una implantación en Navarra más a tiempo que lo que pasó en La Rioja, Madrid o Italia. A estos sitios les llegaron tarde y la situación ha estado más desbordada. En Navarra, el sistema sanitario ha conseguido no desbordarse por la situación, especialmente en las camas de UCI.

En el tema de residencias de mayores, probablemente reaccionamos tarde o de forma insuficiente al principio. Es lo mismo que ha pasado en otros lugares. El conocimiento y los protocolos que nos llegaron de otros sitios que iban en una fase más avanzada de la epidemia, no informaban suficientemente sobre el potencial de transmisión y letalidad que podía tener este virus en las residencias.

Su estudio de 2018 apunta a una letalidad o un aspecto coadyuvante de los virus respiratorios en la mortalidad que no se sospechaba. Con estudios «post mortem», su equipo determinó que casi un 50% de personas fallecidas durante las epidemias de gripe padecía algún tipo de infección respiratoria no diagnosticada: gripe en un 18%, el VRS, otros coronavirus... ¿Hasta qué punto subestimamos estas infecciones? 

Habitualmente se ha infraestimado mucho el potencial letal de los virus respiratorios. Los resultados mencionados son un ejemplo. Con el Covid, parece que nos hemos despertado a esta realidad y estamos empezando a darle importancia. Todos los años suele haber brotes de gripe en residencias que causan mortalidad y que no se confirman.

 

¿Acabaremos asimilando este SARS hasta que pase a ser uno más de esta peligrosa familia?

Todos los virus que aparecen de nuevo tienen un potencial mayor de transmisión y de patogenicidad, y cuando circulan varias temporadas pasan a ser uno más. Con otros virus circulantes pasó lo mismo en algún momento.

 

¿Qué hipótesis explican la baja afección en niños? ¿Qué posibilidades hay de que exista inmunidad cruzada?  

Las diferencias en niños podrían deberse a varios motivos: a que no tengan receptores operativos para que el virus entre en su organismo o a que la respuesta inmune contenga la infección más eficazmente. Los estudios de seroprevalencia nos permitirán explicar mejor lo que ocurre. En todo caso, tiene una parte positiva que significa que una parte importante de la población es menos susceptible o no susceptible a la infección o al menos a desarrollar una enfermedad grave. Esto reduce el potencial patogénico del virus.

 

Las comparaciones con el virus de la gripe son recurrentes. ¿En qué se acierta al compararlos? ¿En qué aspectos se muestran muy diferentes?

En la mayor parte del mundo, la gripe ha estado siempre muy mal estudiada. Es lógico que los que la han estudiado mal o no la han estudiado no quieran compararla con el Covid. En Navarra teníamos muy buenos datos del estudio epidemiológico de la gripe. Nos es útil comparar las dos enfermedades y eso nos ayuda a describir y dimensionar mejor a lo que nos enfrentamos. Te podría decir que la onda de Covid que hemos pasado ha tenido aproximadamente el doble de impacto en hospitalizaciones y defunciones en Navarra al impacto de una onda de gripe grande. Otra característica es que el impacto se ha presentado de forma más aguda, concentrada en menos semanas.

En caso de que se esté muy lejos de la inmunidad de grupo, ¿la ciudadanía habrá de asumir medidas de prevención de forma permanente hasta que llegue la vacuna?

Actualmente, parece que el objetivo más extendido es conseguir que en cada país la circulación del virus sea la menor posible a lo largo del tiempo.

 

¿Cuál sería un horizonte razonable para que llegaran los «test masivos»?

El aumento en el número de test ha tenido que ser necesariamente algo progresivo, porque requiere tener personal, infraestructura y reactivos. Al principio no se podían comprar todos los reactivos porque los proveedores no tenían stock. Sin embargo, creo que ya estamos entrando en lo que podríamos llamar «test masivos». Se están haciendo más de 1.500 pruebas diarias y creo que eso no había ocurrido nunca antes. De hecho, la mayoría de las pruebas están resultando negativas, lo que quiere decir que son muchas más las personas que se analizan que las que adquieren la infección.

En mi opinión, la disponibilidad de pruebas diagnósticas no es un limitante importante en la situación actual. En relación al número de casos y de sospechas, puede ser suficiente. Eso sí, puede ser bueno tener un margen de ampliación del número de pruebas en el caso de que una nueva onda epidémica.

¿Cuáles son los puntos fuertes de Nafarroa en la desescalada?

Por el desarrollo y coordinación de la atención primaria, hospitalaria y salud pública, y por su tamaño, tiene ventajas para una monitorización más detallada de problemas de salud, y evaluación de intervenciones sanitarias. La principal diferencia es que organizar cualquier intervención y evaluarla puede requerir mucho menos tiempo aquí que en Cataluña, Madrid o Andalucía, aunque sólo sea por el tamaño y número de profesionales que van a intervenir.

Dentro de las normas de referencia que se consensúen y decidan a nivel estatal, puede ser bueno fomentar la iniciativa de cada Comunidad Autónoma, sobre todo en lo que se refiere a buscar las mejores soluciones operativas para conseguir el objetivo general.