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Brasil mantiene el uso de la hidroxicloroquina pese a las suspicacias de la OMS

El Gobierno de Brasil, presidido por Jair Bolsonaro, mantendrá el uso de hidroxicloroquina en casos leves de covid-19 a pesar de que la OMS suspendió los ensayos con este medicamento al detectar mayor mortalidad. En Brasil, la hidroxicloroquina deberá recetarse por prescripción médica y con el consentimiento previo del paciente.

Seguidores de Bolsonaro se concentraron sin respetar las medidas de seguridad para ver al Presidente. (Evaristo SA/AFP)

El Gobierno de Brasil mantendrá su actual autorización para el uso de la hidroxicloroquina en casos leves de covid-19, a pesar de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha suspendido los ensayos clínicos por un informe que alerta de los efectos adversos de este fármaco.

Según el estudio, publicado por la revista científica ‘The Lancet’ y elaborado tras analizar a unas 96.000 personas, este tratamiento utilizado hasta ahora contra la malaria está relacionado con un mayor riesgo de muerte y enfermedades cardiacas, lo que desaconsejaría su uso.

La semana pasada, el Ministerio de Salud de Brasil abrió la puerta a utilizar la hidroxicloroquina en casos leves de covid-19, tal como reclamaba el presidente, Jair Bolsonaro, y, pese al informe y las reticencias de la OMS, ya ha avisado de que no modificará sus actuales protocolos.

La responsable de Gestión del Trabajo y de la Educación en Salud, Mayra Pinheiro, ha asegurado que el estudio carece de una metodología «aceptable» para «servir de referencia». «No es un ensayo clínico, sino una base de datos recogida en varios países», ha alegado en rueda de prensa, según el diario ‘O Globo’.

En este sentido, ha asegurado que el Ministerio está «tranquilo» sobre las decisiones adoptadas en el caso de Brasil, basada en que los médicos, con plena autonomía, puedan ofrecer el tratamiento a los pacientes «que lo deseen».

Consentimiento previo del paciente

Según el protocolo brasileño, la administración de la hidroxicloroquina debe realizarse por prescripción médica y previo consentimiento del paciente, que deberá asumir con su firma que «no existe garantías de resultados positivos» y que «no hay estudios que demuestren beneficios clínicos» de este fármaco.

Asimismo, el paciente también eximirá a los médicos de responsabilidades en caso de «fallo grave de órganos, prolongación del ingreso, incapacidad temporal o permanente e incluso fallecimiento».

Bolsonaro ha sido el principal defensor de la utilización de esta medicina, hasta el punto de llegar a enfrentarse por ello con sus ministros de Sanidad, dos de los cuales han abandonado el cargo en menos de un mes. «Estamos en guerra: peor que ser derrotado es la vergüenza de no haber luchado», declaró tras el cambio de los protocolos.

Brasil es el segundo país del mundo con más casos de nuevo coronavirus y ronda ya los 375.000. Además, más de 23.000 personas han muerto en el gigante sudamericano víctimas de la pandemia.