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Nuestra vida en la nueva normalidad: mascarillas, PCR urgentes, control en residencias y registro en transportes

El Consejo de Ministros ha aprobado el decreto de la llamada «nueva normalidad», que sucederá al estado de alarma. Hasta que acabe la crisis sanitaria, la mascarilla será obligatoria, igual que las medidas de higiene en instalaciones laborales o educativas, así como el registro en transporte público... Se articula un sistema de PCR urgente, en el sistema de atención básica.

La nueva normalidad; paseos en bici con mascarillas en un atardecer en Gorliz. (Luis JAUREGIALTZO | FOKU)

Mascarilla obligatoria cuando no se puedan mantener distancias de 1,5 metros, prolongación de las medidas de higiene en centros laborales o educativos, realización de PCR urgente en casos de sospecha de covid-19, control en transporte público con registros sostenidos durante cuatro semanas... Así transcurrirá nuestra vida en los próximos meses, una vez concluido el estado de alarma dentro de once días, a tenor del llamado decreto de nueva normalidad aprobado por el Consejo de Ministros.

Es lo que ha avanzado el ministro de Sanidad, Salvador Illa, y que se recoge en un decreto de más de 30 páginas, que saldrá adelante con los votos del PNV y también de Ciudadanos según el acuerdo adoptado hoy mismo, repitiendo la fórmula de las dos últimas prórrogas de la alarma pese a sus contradicciones.

Uno de los cambios de última hora respecto a las filtraciones de borradores es que para las distancias interpersonales permitidas sin mascarilla ya no se fija como referencia dos metros, sino 1,5. El estupor aumenta al escuchar a Edmundo Bal (Ciudadanos) señalar que ello ha sido fruto de su negociación con el Gobierno, en la que habrían perseverado en este aspecto –claramente sanitario– para lograr mejores aforos en locales públicos y aliviar así la situación de los autónomos.

Las medidas se han presentado con el objetivo básico de controlar eventuales rebrotes, por lo que se mantendrán hasta que concluya la crisis sanitaria, algo que de momento no tiene fecha aproximada siquiera y dependerá seguramente de que se logre una vacuna accesible. En este horizonte, el decreto incluye la realización de PCR con carácter ugente ante cualquier caso de sospecha, que se realizaría en la atención primaria.

Se pondrá un cuidado especial en el control de residencias de tercera edad y discapacitados, visto el drama producido en estos meses, con protocolos especiales.

Mantener los registros de los pasajeros en transporte para un mínimo de cuatro semanas para poder analizar la trazabilidad en caso de rebrote es otro de los aspectos llamativos.

Centralizado y nada asimétrico

En materia de medicamentos y productos sanitarios, se controlará la producción prevista para garantizar la disponibilidad en caso necesario, todo ello con coordinación estatal.

Las actividades deportivas y el modo de ejecución dependerán en última instancia del Consejo Superior de Deportes. El esquema sigue siendo muy centralizado, aunque desde el Gobierno del PSOE se insista en que ahora sí la batuta pasa a las comunidades autónomas.

De hecho, finalmente ni siquiera se ha producir una salida asimétrica del estado de alarma, como se había ido afirmando. El ministro Illa ha dicho que la buena evolución hace que todo el Estado pueda pasar a la nueva normalidad en la fecha del 21 de junio, lo que significa que algunas zonas transitarán quizás directamente de fase 2 al escenario futuro, sin pasar siquiera por la 3 o haciéndolo unos pocos días.