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El funeral de Floyd, un mensaje para que su muerte cambie el mundo

Entre lágrimas y mensajes antirracistas, el funeral de George Floyd en una iglesia de Texas unió el recuerdo a este afroamericano víctima de la brutalidad policial con los llamamientos a acabar con el racismo en EEUU y la confianza de la familia de que su muerte supondrá un cambio para el mundo. Los mensajes de electos demócratas, incluido el candidato Joe Biden, que coincidieron en que lo sucedido será un punto de inflexión, añadieron tono político al acto.


La familia de George Floyd le despidió ante su féretro dorado abierto, ante un altar adornado con flores y dos imágenes de Floyd con una gorra negra y alas de ángel, y con el deseo de que su muerte cambie el mundo.

La ciudad de Houston, Texas, enterró ayer a Floyd después de multitud de homenajes para el hombre que ahora encarna a las víctimas del racismo y la violencia policial en Estados Unidos y en todo el mundo.

El ataúd de este afroamericano de 46 años, al que mató un policía blanco hace quince días en Minneapolis, llegó por la mañana a la iglesia Fountain of Praise, en la metrópoli de Texas donde vivió la mayor parte de su vida

En absoluto silencio, el personal de la funeraria lo llevó al edificio, entre una guardia de honor formada por policías.

La actuación de la Policía y el propio modelo policial del país ha quedado en cuestión desde su muerte el 25 de mayo, en circunstancias que conmocionaron a EEUU: presionado contra el suelo y esposado, Floyd fue asfixiado por el agente Derek Chauvin, que permaneció arrodillado sobre su cuello durante casi nueve minutos.

El vídeo de la escena empujó a los estadounidenses a salir, por miles, a las calles para exigir el fin de la brutalidad policial y la discriminación racial, en protestas de una escala sin precedentes desde hacía décadas.

La ceremonia de ayer estuvo reservada para 500 invitados, familiares, algunas personalidades como el rapero Paul Wall o el boxeador Floyd Mayweather –que se hizo cargo del costo íntegro de la ceremonia–, así como políticos electos. Como en el primer homenaje en Minneapolis del pasado jueves, el sermón fue pronunciado por el reverendo Al Sharpton, figura de la defensa de los derechos civiles.

El féretro de Floyd fue luego transportado a un cementerio cercano, donde será enterrado junto a su madre Larcenia, y cuyo apodo «Cissy» fue grabado en el ataúd. Mientras Derek Chauvin lo asfixiaba, Floyd la recordó y, además de las palabras «no puedo respirar», también consiguió decir «mamá». Los familiares de la víctima, vestidos todos de blanco, que recordaron su humanidad y buen carácter, aludieron a sus últimas palabras. «Yo sí puedo respirar (...) sin justicia no puede haber paz», señaló una sobrina de Floyd, antes de que uno de sus hermanos tomase el micrófono y asegurase que «la muerte de Big Floyd (como le llamaban debido a su elevada estatura) va a cambiar el mundo».

«¿Acaso fue Estados Unidos grande alguna vez?», preguntó, haciendo alusión al lema electoral del presidente Trump y recordando la historia de racismo del país.

Mensaje de Biden

Aunque no estuvo presente, el ex vicepresidente y candidato demócrata a la Presidencia, Joe Biden, envió un mensaje de vídeo en el que afirmó que ha llegado «la hora de la justicia racial». Biden, que la víspera se reunió con la familia, señaló que «lo que lo que ha sucedido aquí es uno de los grandes puntos de inflexión en la historia de EEUU, de verdad, en términos de libertades civiles, derechos civiles y simplemente de tratar a las personas con dignidad».

La intervención de otros electos demócratas añadió tono político a la ceremonia. «George Floyd ha cambiado el mundo y vamos a hacerlo saber al mundo. No debemos salir de aquí tras celebrar su recuerdo sin asegurarnos de que hacemos lo necesario para no olvidar y para que esto no ocurra en las próximas generaciones», dijo el congresista tejano Al Green.

El pasado lunes, unas 6.000 personas pasaron frente a su ataúd expuesto en la iglesia, para rezar o decir una última palabra, con el puño en alto, bajo la mirada de su hermano Philonise Floyd, muy conmovido. «Me duele mucho estar aquí, es duro y doloroso», afirmó. «El racismo no es solo un problema estadounidense, sino un problema global. Todos juntos lo venceremos», señaló el abogado de la familia, Benjamin Crump

Convertido en la cara de la brutalidad policial, el agente Chauvin compareció el lunes ante el tribunal. El juez fijó el monto de su fianza en un millón de dólares, sujeto a ciertas condiciones o de 1,5 millones.

Inicialmente fue acusado de homicidio involuntario, cuatro días después de la agresión y sus tres colegas no estaban imputados. Esta aparente indulgencia de la justicia provocó la ira antirracista que extendió las protestas en todo el país, con enfrentamientos con la Policía.

El cargo fue recalificado como «asesinato en segundo grado» un delito punible con 40 años de prisión, y sus tres colegas arrestados y acusados de colaborar. Pero las protestas han continuado y tienen repercusión en todo el planeta, donde se cuestionan modelos policiales y honores a figuras históricas ligadas al esclavismo.

 

Sindicatos policiales y tribunales, tándem para la impunidad

Los planes para reformar la Policia tienen ante sí una tarea titánica, ya que los sindicatos policiales y los tribunales se erigen en tándem para garantizar su impunidad.

El calvario sufrido por George Floyd no es algo aislado. En 2019, la Policía mató a 1.098 personas, un cuarto de ellas negras, cuando la comunidad negra supone el 13% de la población.

La posesión masiva de armas de fuego activa, además, el «gatillo fácil» de la Policía, que recuerda que 135 agentes murieron en acto de servicio solo el año pasado.

Así, se arrogan el derecho a disparar si tienen «temores razonables de peligro inminente» para ellos o para otros. Todo un traje a medida. Y, en caso de excesos, las sanciones son la excepción. Los sindicatos policiales tienen firmados convenios colectivos en 80 ciudades estadounidenses que hacen muy difícil investigar sus actuaciones. Uno de ellos permitió que Derek Chauvin, policía imputado por matar de asfixia con su rodilla a Floyd, cumpliera 20 años en el cuerpo pese a las 18 denuncias de malos tratos en su contra.

Los procuradores locales son reacios a imputar a policías porque trabajan codo a codo con ellos, porque son cargos sometidos a elecciones y porque son casos difíciles de ganar ante jueces y jurados reacios a condenar a agentes en servicio.

Y, en no pocos casos, las víctimas cargan con el estigma de delitos como el narcotráfico, hurtos... D.L.

 

Black Lives Matter mugimenduak erlijiotik aldendu nahi du beltzen aldeko borroka

Elizek izugarrizko pisua izan dute komunitate beltzaren borrokan. Antolatzeko gotorleku eta Martin Luther King Jr. eta gisako elizgizonen bozgorailu zen tenplua.

Egun, ordea, Black Lives Matter mugimenduak erlijiotik aldendu eta emakumeei, gazteei eta homosexualei protagonismo handiagoa eman nahi die.

«Hamarkada luzeetan, beltzak ezin ziren antolatu, elizan baino ezin ziren bildu. Bertan komunitatea osatzeko eta lidergoak aurkitzeko aukera zuten», gogoratu du Vincent Lloyd katedratikoak. Orain, sare sozialek era horizontalean antolatzeko aukera ematen dute, lidergo argirik gabe.

Lloydekin jarraituz, mugimendua Luther King Jr., Jesse Jackson eta Al Sharpton-en gisako elizgizonek ordezkatzen duten lidergotik ihes egiten ari da.

Protesten lehen lerroan emakumeak, gazteak eta LGTBIQ kolektiboetako kideak izan dira. Genero identitate desberdinak errespetatzen dituzte, berdintasun osoaren izenean. Izan ere, Black Lives Matter beren burua queer gisa aurkezten duten hiru «emakume» beltzek eratu zuten 2013an: Alicia Garza, Patrisse Cullors eta Opal Tometi-k. Trayvon Martin nerabe beltzaren hilketari erantzunez sortu zuten.

«Mugimendu horretan parte hartu ahal izateko, norbera berez liderra izan behar da, ez dizipulua», dio Lloydek, politikan, arrazakerian eta erlijioan adituak.

Eliz kontuetatik ihes egitearen aldeko jarrera horrek tentsioak eragin ditu kristau balioak dituzten belaunaldiekin. Horiek, hain zuzen, komunitate beltzak berdintasun ekonomiko eta politikoa izan dezan borrokatu behar dela uste dute, sexu-berdinketaren inguruko leloak oihukatzen hasi baino lehen.

Dena den, auzia ez da inola ere berria. Garai hartan, Martin Luther King bera ere kritikatu zuten Vietnamgo gerraren aurka egiteagatik eta beltzei zuzenean eragiten zieten arazoak «ahazteagatik».

Nolanahi ere, komunitate beltzak baturik jarraitzen du. Aurreko igandean, Washingtongo dozenaka eliza beltzetan George Floyden omenezko mezak egin zituzten eta Minneapolisen egin zioten agurrean 1960ko hamarkadako ikurrak izan ziren; Jesse Jackson elizgizona, horien artean.

Duela sei urte, Fergusonen (Missouri) Michael Brown-en hilketaren ondoriozko protestetan, elizak ekintzaileen gotorleku izan ziren, eta bertan lurrean lo egiten zuten, Polizia kalean jendea jipoitzen zebilen egunetan.

Hala ere, egungo protestetan erlijioaren beste irudi bat antzeman da. Eskoletan arrazagatiko segregazioaren abolizioak indartu zuen eskuin kristauarena; batik bat, ebanjelikoa. Garai hartan, eskubide zibilen aldeko borrokarekin haserre, ebanjelista zuriek eskola propioak sortu zituzten.

70eko hamarkadaren bukaeran hain handia zen lortu zuten oihartzuna, ezen Alderdi Errepublikanoak haien balio atzerakoiak bere egin behar izan zituen; abortuaren aurkako jarrera, esaterako.

2016an sektore horien babesa ezinbesteko izan zen Donald Trumpen garaipenerako. Etxe Zuriko maizterra azaroko hauteskundeei begira dago orain.

Etxe Zuriaren atarian protestak gori-gori zeudela, Polizia bidali zuen, eta, hala, ondoko eliza batean agertu zen Trump Biblia eskuetan irudiak atera ziezazkioten. «Ebanjelista zurienganako mezu argia da: ‘Zuen alde nago eta litekeena da Jaungoikoak ni aukeratu izana une latz honetarako’», azaltzen du John Fea historialariak, “Believe Me: The Evangelical Road to Donald Trump” liburuaren egileak.