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Viggo Mortensen: «Mi vida es el cine. Nunca perdí la curiosidad»

El actor Viggo Mortensen (New York, 1958) recibe esta tarde el Premio Donostia de Zinemaldia, pero horas antes se ha citado con la prensa para hablar sobre cine y de su primera película como director, ‘Falling’, que se ha presentado este jueves.

El actor americano Viggo Mortensen, esta tarde en Donostia. (Jagoba MANTEROLA I FOKU)
El actor americano Viggo Mortensen, esta tarde en Donostia. (Jagoba MANTEROLA I FOKU)

El norteamericano Viggo Mortensen es de esos actores que ha impregnado la memoria colectiva cinematográfica, por papeles tan universales como el de Aragorn en la saga de ‘El señor de los anillos’ (2001) e interpretaciones memorables en películas como ‘Una historia de violencia’ (2005), ‘Promesas del Este’ (2007) o ‘The road’ (2009). Fue nominado al Oscar por tercera vez por su papel en ‘Green book’ (2018), y antes aspiró a la estatuilla en dos ocasiones, concretamente por sus trabajos en ‘Promesas del Este’ y ‘Captain fantastic’ (2016).

Puestos a enumerar, esta es la tercera vez que visita Donostia. La primera fue para hablarnos de la ya citada ‘Promesas del Este’, años después regresó porque tenía entre manos ‘Jauja’ (2014), película que ayudó a producir, y es con su primer largometraje como director que vuelve a Zinemaldia. Pero ‘Falling’ es más que su primera película como cineasta, porque también ha escrito su guion, la ha producido y le ha dado vida a unos de sus personajes. No se ha hecho rico con el proyecto, al contrario, ha dicho, pero era el momento de dar el salto.

Según ha contado, se siente «algo nervioso». Recibe el Premio Donostia esta tarde, a las 18.00, en una gala que tendrá lugar en el Kursaal. «Estoy personalmente muy agradecido con este reconocimiento, me hace inmensamente feliz y lo cierto es que anoche no pegué ojo. Lo que me emociona es sentirme parte de esa larga lista de grandes personalidades que fueron premiadas antes que yo, es decir, el hecho de que me incluyan en la historia del cine y de este festival», ha dicho, agradecido.

En un encuentro con los medios de comunicación que se ha prolongado durante una hora, el actor y ahora director se ha mostrado muy receptivo, abierto y amable, con ganas de atender a todas las preguntas. Lo ha hecho sin prisas, disfrutando.

Ha compartido sobre todo su amor por el cine y ha viajado a los orígenes, a sus inicios. Ha revelado que fue con 13 años, cuando su madre le llevó al cine por primera vez, cuando una chispa en él prendió. «Desde entonces estoy interesado en formar parte de él. Después de aquella sesión siempre tuve ganas de ver más y ser parte del relato cinematográfico».

Llegar hasta donde ha llegado no ha sido fácil, detrás hay mucho trabajo, pero no oculta que tener suerte es una parte importante también. «Llegaré hasta donde sea necesario llegar, soy bastante testarudo y equivocado o no, haré el camino, pero reconozco que en mi carrera también ha habido algo de suerte, la suerte de haber trabajado con directores importantes, la suerte de haber encarnado grandes personajes, muy buenos. No me quejo, pero debo decir que también hay que estar listo para ese golpe de suerte. Si no estás atento no podrás reconocer el potencial de algo posible: una idea, un cuento que pueda ser un guion. Las oportunidades hay que saber reconocerlas», ha declarado.

Un rompecabezas

En los últimos 35 años, Viggo Mortensen ha participado en medio centenar de películas en las que ha estampado su impronta al margen del género. Sus comienzos fueron en Nueva York, ciudad que le vio nacer. El primer tonteo como actor, por así decirlo, fue un trabajo universitario y después llegarían cortometrajes en los que ni siquiera su nombre constaba en los créditos posteriores. Ocurrió incluso que finalmente borraran su toma del metraje. «Mi madre me llamaba preocupada. ‘He visto la película entera, y no apareces en ella. Hijo, ¿qué estás haciendo en Nueva York? ¿Estás tomando drogas?’, ha recordado el actor, entre risas.

Lo cierto es que hoy el actor se presenta solo y estas líneas nunca serán suficientes para abarcar su carrera. «Mi vida es el cine, no conozco otra manera de vivir. Sigo deseando aprender, porque nunca perdí la curiosidad», ha dicho. Sobre todo le atrae el «rompecabezas» que supone convertir en guion una historia, y que esta culmine en una película.

«He visto guiones brillantes con un resultado mediocre en la pantalla, y eso ocurre cuando no se ha hecho el esfuerzo colectivo que requiere una película», ha lamentado. Mortensen se ha lanzado ahora a montar el rompecabezas. «El becario ha dado el salto», ha exclamado. «Lo intenté antes con otros guiones, pero no pudo ser. Sin embargo, mientras tanto he aprendido mucho. Y si hubiera dirigido hace diez o veinte años quizá hubiera cometido errores que he evitado ahora. Esta vez he podido reunir el dinero».

Relaciones paterno-filiales

‘Falling’ narra la vida de John, que vive con su marido Eric y su hija adoptiva, Monica, en California. Willis, su padre, un granjero solitario y conservador, accede a viajar a Los Ángeles y quedarse en casa de su hijo John mientras busca el lugar idóneo para jubilarse. Durante su estancia, los mundos de padre e hijo chocan violentamente. Habla de viejas heridas, de reconciliaciones y del perdón, y hurga en las relaciones paterno-filiales. No es un secreto que ha aportado contenido autobiográfico para escribir el guión, aunque ha remarcado que se trata de una ficción.

«A raíz de la muerte de mi madre tuve como una obsesión por no olvidar y comencé a apuntar vivencias, anécdotas y otros episodios que la gente me contaba y escuché en su funeral –ha contado–. La memoria es muy subjetiva. Anoté todo lo que pude y comencé a atarlo todo. La base ha sido querer explorar mis sentimientos por mis padres y lo que me han enseñado, pero es una ficción».

La vejez es otro tema nuclear que plantea el largometraje. Cómo envejecemos, quién nos cuida y hasta dónde nos deben cuidar. El padre es un hombre conservador, arisco, difícil de llevar, y pese a todo, es su hijo quien se ocupa de él. No reniega. «Es una caracterización representativa de cierta generación», ha opinado Mortensen. «Mi padre era danés, eran cinco hermanos y pertenecía a una familia campesina. Entendían la familia de una forma determinada. Sufrió la ocupación alemana. Claro que todo ello influyó en él, y aquello en nosotros, también en mi madre». Y precisamente, no es el padre quien ha hecho «algo» bien para que su hijo quiera cuidarle. «Quien ha hecho algo bien es la madre. Ella es la protagonista moral de la película», ha matizado.

Si alguien es lo suficientemente curioso lo averiguará por sí mismo al ver la película, en caso contrario, una curiosidad: el agradecimiento que ha incluido a la cineasta Agnès Varda (1928-2019). «Fue una directora única a la que admiraba mucho. Tuve la suerte de conocerla antes de morir, fue en un avión volviendo de Marrakech. Estaba muy mayor, pero ella hablada de la vida y de proyectos futuros. En aquella conversación me habló de la importancia de no mostrarlo todo, de crear un deseo en el espectador de descubrir más por sí mismo. Eso me animó a escribir el guión de ‘Falling’. ‘Respeta la inteligencia del público’, me aconsejó».

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