El Gobierno confirma que no quiso al Rey en Barcelona por el 1-O y la inminente sentencia de Torra
El Gobierno español ha dado al fin una explicación de por qué denegó la visita de Felipe de Borbón a Barcelona. No quiso inflamar la situación en vísperas del aniversario del 1 de Octubre y la inhabilitación del president Torra, ha señalado el ministro Campo.
El ministro de Justicia español, Juan Carlos Campo, ha admitido este lunes que Felipe de Borbón no acudió el pasado viernes a la entrega de despachos a los nuevos jueces en Barcelona por la cercanía del 1 de octubre -el tercer aniversario del referéndum, este jueves– y por la inminente sentencia que inhabilitará al president catalán, Quim Torra.
En una entrevista en 'Las mañanas de RNE', recogida por Europa Press, Campo ha reconocido que el Ejecutivo no solo buscaba velar por la »seguridad" del monarca, como dijo en un primer momento, sino que además tenía una intención de «velar por la convivencia» en Catalunya.
Es por eso, ha continuado el titular de Justicia, que el Gobierno instó al presidente del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Supremo, Carlos Lesmes, a posponer la celebración del acto. «Si se podía hacer unos días después... ¿por qué íbamos a generar una tensión?», se ha preguntado, para después asegurar que el propio Lesmes rechazó el aplazamiento.
Lesmes es parte en este enfrentamiento, porque tras celebrar el acto el viernes, concluido al grito de «Viva el Rey», decidió revelar que Felipe de Borbón le había telefoneado para dejar claro que quería acudir al evento pero el Ejecutivo no se lo había permitido. «Se han pasado tres montañas», se le oyó decir a Campo en un audio, tras ese final de evento.
Todo ello dibuja un doble enfrentamiento: el de fondo entre el Estado y Catalunya y otro interno en el Estado entre Moncloa y Zarzuela.
La tensión es evidente en Catalunya en vísperas del fallo que inhabilitará a Torra, y que quizás se conozca este lunes. Los Mossos d’Esquadra han anunciado un operativo especial para impedir protesta, recordando la virulencia de las que tuvieron lugar hace ahora un año, tras la sentencia de cárcel contra los líderes independentistas por el «procés».