Seis meses después Kattin no ha logrado superar sus secuelas
Kattin –nombre ficticio– era una joven sana. Hincha del Aviron Bayonnais, le gustaba también salir por las noches con sus amigas a bares y locales nocturnos. Pero el pasado mes de marzo el covid-19 cambió su vida.
Seis meses después, Kattin todavía sufre síntomas persistentes, lo que se ha bautizado como “síndrome post-covid”. Ha decidido contar su experiencia para «sensibilizar a las personas que no respetan nada». «Sentí los primeros síntomas de la enfermedad el domingo, 15 de marzo. Tenía rigidez en la espalda, dolor de cuello y dolor de hombro», recuerda en declaraciones a Mediabask la joven, que desconoce el origen de su infección.
Una prueba de saliva que dio positivo fue el comienzo. A lo largo de la enfermedad sufrió pérdida del olfato y del gusto, ataques de tos severos y vómitos. No estuvo hospitalizada, pasó la cuarentena en casa de sus padres en Arbona. «El viernes de la primera semana tenía frío y calor, sudaba mucho». Al principio tomaba paracetamol.
Su estado se deterioró el lunes siguiente. Sus padres llamaron a los servicios de emergencia a media tarde. Cambiaron el tratamiento: un jarabe para la tos.
Dos días después llegaron los vómitos después de cada comida. «Esa misma semana, a fuerza de toser, ya no sentía las piernas, los músculos ya no respondían. Estaba muy asustada», evoca. Pasó noches terribles. «Tenía ataques de ansiedad, no podía dormir sin la luz encendida y la puerta abierta».
Ni diez minutos en la bicicleta
Después de unos diez días, los dolores desaparecieron. Pero no la tos, que siguió durante un mes. La última semana de abril pudo retomar su trabajo como cajera, sin sospechar que la enfermedad seguiría viviendo en ella. Porque, aunque se recuperó del covid-19, Kattin ahora sufre una infección pulmonar. «Rápidamente me quedo sin aliento. No puedo hacer diez minutos de ciclismo. La fatiga física se siente todos los días», apunta.
Hoy, al margen de las sesiones de fisioterapia respiratoria dos veces por semana, Kattin no toma ningún medicamento.
Las noches siguen siendo difíciles. «A veces siento un peso en el pecho. Tengo que sentarme en mi cama y respirar tranquilamente para que pase».
Mujeres de entre 40 y 50 años
La joven no es la única que padece síntomas persistentes. Una unidad del hospital Foch de Suresnes (Haut-de-Seine) tiene una treintena de pacientes como Kattin, con exámenes clínicos normales pero con problemas respiratorios. Este “síndrome post-covid” afecta principalmente a mujeres de entre 40 y 50 años de edad. El 73% se presenta con fatiga a menudo extrema, el 53% con dolor en el pecho y el 43% con disnea (dificultad para respirar). Se están realizando una treintena de estudios en todo el mundo.
Ahora, en su día a día, Kattin presta «doble atención» a los gestos de distanciamiento social y al uso de la mascarilla. «A partir de ahora soy una persona frágil con esta infección en el pulmón. No quiero volver a contraer el virus. Si tengo tos, ¿aguantará mi corazón?». Su preocupación se extiende a su familia, ya que su madre es diabética y su hermano tiene asma.
Kattin espera recuperarse, pero es imposible saber cuánto tiempo seguirá sufriendo estos síntomas. Esta nueva enfermedad todavía tiene muchas áreas grises para los especialistas. Mientras tanto, limita las salidas con sus amigas y, con gran pesar, no pudo acudir al estadio Jean Dauger para el primer partido de la temporada.