Cuatro pueblos confinados a tiro de piedra con Azagra ahí encerrada
Con el confinamiento de San Adrián, ya son cuatro las localidades navarras donde no se puede entrar ni salir, salvo para trabajar. Azkoien, Faltzes, Funes y San Adrián son vecinas unas de otras y se encuentran muy cerca de Calahorra, en La Rioja, que también se encuentra aislada.
Los pueblos confinados en Nafarroa no son pequeños. San Adrián y Azkoien tienen unos 6.000 habitantes, Faltzes suma otros 2.300 y Funes, otros 2.500. Entre los cuatro, suman el 2,6% de toda la población navarra. El porcentaje se duplica si excluimos al área metropolitana de Iruñea, lo que significa que una de cada 20 personas que viven en pueblos de Nafarroa se encuentra hoy día aislada dentro de su propia localidad.
El cambio de estrategia ha sido repentino. Azkoien inició su confinamiento la semana pasada. Los números están yendo muy bien, según reconoció el alcalde Juan Carlos Castillo en una entrevista a este medio. Eso sí, todavía parece demasiado pronto para sacar conclusiones.
El Gobierno de María Chivite ha tenido, por decirlo de algún modo, cierta suerte con estas primeras localidades. Con el grado de politización al que ha llegado la lucha contra la epidemia, en Faltzes y San Adrián gobierna el PSN, mientras que en Azkoien lo hace un grupo de izquierdas. En Funes, por contra, ha habido caceroladas contra el confinamiento.
No solo la política explica el descontento. Azkoien tenía unos números de contagios que habían desatado la alarma en el pueblo. El alcalde se reunió y discutió con Salud la forma en que había que intentar controlar la situación. En Faltzes y Funes se cerró el pueblo más a tiempo y sin dar tiempo a los vecinos a asumir qué estaba ocurriendo. En San Adrián, el alcalde sí tuvo tiempo de advertir a los vecinos de lo que venia a través de un bando municipal.
Basta mirar el mapa para comprobar que, en tan solo una semana, en Nafarroa ya no se puede hablar solo de localidades confinadas. La interconexión de las localidades es tan evidente, que lo que se tiene encima de la mesa más parece el aislamiento de una zona concreta. De hecho, de facto el aislamiento casi se ha hecho también a Azagra (3.850 habitantes) que también linda con Calahorra y Rincón de Soto. Los azagreses solo pueden salir de ahí por la carretera de Milagro.
Lo cierto es que, tras incrementar el número semanal de casos en un 25% de una semana para otra, Nafarroa necesitaba de dotarse de más herramientas para contener el virus. Ahora está sobre la mesa una nueva: aislar localidades. Toca ahora pues esperar y testar su validez.
La mala noticia es que ya se sabe que su eficacia será limitada, dado que más de la mitad de la población navarra vive en el área metropolitana de Iruñea. Y ahí un confinamiento no es tan fácil como apostar a una patrulla de Policía Municipal junto a la señal de entrada al pueblo. Pese a esta limitación, si la idea funciona, toda ayuda parece poca.