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La ocupación feminista de la Comisión de DDHH de México cumple un mes y toma fuerza

Hace un mes un grupo de mujeres ocupó la sede de la Comisión Nacional de Derecho Humanos, situada en Ciudad de México. Lo hicieron para reclamar medidas contra la violencia machista, que se cobra el año pasado se cobró la vida de más de un millar de personas.

Manifestación feminista en México. (Ulises RUIZ / AFP)

La ocupación de la sede de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) en Ciudad de México cumple este domingo un mes, y las activistas y familiares de víctimas de violencia machista que están en el lugar no prevén abandonar las instalaciones ya que consideran que están logrando sus objetivos.

Las autoridades «van a buscar intercambios y concesiones siempre, pero las instalaciones no van a ser entregadas, nos vamos a quedar aquí», ha indicado una activista del Bloque Negro, grupo feminista que tiene tomado el edificio, ubicado en el centro histórico de la capital mexicana.

En la misma línea se ha pronunciado una de sus compañeras, quien ha asegurado que está dispuesta «a correr el riesgo de que la maten», pero no se va a ir del lugar. «Vale la pena, la verdad es que es lo mejor que me ha podido pasar», ha afirmado.

Cabe recordar que la ocupación del edificio comenzó a principios de setiembre para exigir justicia frente a los crímenes contra mujeres. México registró el año pasado 34.608 homicidios dolosos y 1.012 feminicidios, los datos más elevados desde que hay registros, y cada día mueren diez mujeres en el país.

Celebración del primer mes

Las mujeres que ocupan el edificio lo han celebrado con música y espectáculos. Para muchas, todavía es difícil asumir que la toma es una realidad y que ya ha pasado un mes desde que un grupo pequeño de mujeres logró entrar en la instalaciones de la CNDH.

«Hay veces que me asomo al balcón y pienso en qué honor tengo de pertenecer a esto porque es histórico. (...) Yo veo a la gente que no sabe que estoy aquí y me lo platican y me doy cuenta de la magnitud de lo que estamos haciendo», ha explicado una de las activistas.

Las mujeres coinciden en que, más allá del simbolismo que implica la toma, están logrando sus propósitos. El más importante: lograr funcionar como un refugio de paso y dar asesoría a las mujeres que lo necesiten para remitirlas al especialista pertinente.

«Esa es la idea, ayudar a víctimas, y la verdad es que sí está funcionando, está increíble. Además la gran mayoría no nos conocíamos y se está formando un grupo hermoso», han añadido.

Apoyo de los vecinos y vecinas

Además cuentan con el apoyo de los vecinos y vecinas, algo que, a su juicio, ha influido en que la Policía no haya hecho intentos de desalojo aunque sí ronden por la zona continuamente. Y lo mismo con las autoridades, a las que les piden simplemente que las dejen hacer su labor sin intentar acercar posiciones.

Además de funcionar como refugio, las instalaciones acogen cursos y también recogida de ropa y alimentos para quienes lo necesiten. Una de las beneficiadas es una mujer de 78 años, quien además de despensa recibe también asesoramiento con respecto a un vecino que la acosa y le agrede.

La mujer ha remarcado que las activistas que tomaron la CNDH «son unas personas muy humanas y muy conscientes y están ayudando a mucha gente».