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Garitano arriesgó cambiando el guión ante el Sevilla y la plantilla salió reforzada con la victoria

El técnico de Derio se jugó el puesto otorgando la titularidad a dos recién llegados al primer equipo como Oier Zarraga y Jon Morcillo ante un rival de Champions como el Sevilla. Y la remontada se fraguó con la entrada al campo de un decisivo Muniain, junto a Vesga, Villalibre, Unai López y Oihan Sancet, autor del gol del triunfo.

Garitano con Ferreira durante el partido ante el Sevilla. (Marisol RAMIREZ / FOKU)

El Athletic respira aliviado y con una sonrisa después de la importante victoria conseguida ante el Sevilla. Garitano sorprendió con la alineación inicial concediendo la titularidad a Zarraga y Morcillo en un partido en el que se jugaba gran parte de su crédito ya que a nadie se le escapa que una derrota dejaba al técnico al borde de la destitución. Quizá por esa tensión acumulada se mostró tan cortante en la rueda de prensa posterior al soltar la frase de «cuando perdemos pierdo yo y cuando se gana lo hacen los jugadores».

Cuando se esperaba que optara por el habitual bloque de jugadores, Garitano apostó por la frescura juvenil para jugar a más intensidad y apretar arriba. Morcillo, que comenzó de titular el curso, había sido relegado al banquillo desde el fichaje de Berenguer y Zarraga apenas disputó los últimos minutos contra Levante y Osasuna. Ambos han ascendido este verano al primer equipo tras destacar en la pretemporada. El centrocampista de Mungia puede jugar también con el filial como hizo la semana pasada tras jugar en El Sadar y al día siguiente contra el Racing en Lezama.

Con Garitano han debutado seis canteranos en Liga, aunque han sido pocas las ocasiones en las que han salido de inicio. El técnico defendía tras el partido que «siempre» ha contado con la cantera, pero le ha costado darles la continuidad que han tenido otros futbolistas. La prueba es que Larra se ha marchado al Zaragoza y tan solo Morcillo ha completado un partido entero de todos ellos.

Al contrario que el técnico de Derio, Lopetegi prefirió mantener el equipo titular que utilizó en Champions con apenas dos cambios. El Athletic hizo tres con respecto al último partido cuando no son nada habituales las rotaciones. Ese esquema sirvió al Sevilla para dominar el partido al inicio. El equipo local no estuvo nada acertado en la presión y los andaluces fueron capaces de abrir huecos con facilidad por el centro para después llegar por bandas. Dani García y Zarraga se encontraban en inferioridad en medio campo ante Fernando, Jordán y Rakitic. Y Morcillo y Berenguer tampoco acertaban en los marcajes para tapar las bandas. Yuri salvó un mano a mano con En-Nesyri y el delantero marroquí no perdonó a la segunda.

Sentar a Muniain, Raúl y Dani García

El conjunto rojiblanco se veía superado por la situación durante el primer tiempo y Raúl García tuvo que recurrir a sus artimañas para detener el juego. El navarro vio una amarilla y protagonizó una de las imágenes del partido dando la mano tan fuerte a Lopetegi que lo acabó metiendo en el campo. La primera mitad terminó con un cabezazo desviado de un Raúl García que sigue sin ver puerta tras siete partidos de Liga. Aun así es uno de los jugadores más utilizados por el técnico al igual que Dani García.

Nadie duda de la importancia de ambos jugadores en el sistema de Garitano, pero el arranque del segundo tiempo tampoco fue positivo para los intereses de los rojiblancos y terminaron siendo sustituidos. Primero se marchó Raúl García y en su sitio entraba Villalibre. El de Gernika contribuyó a la remontada ofreciendo otras variantes ofensivas complementándose con Williams para jugar al espacio.

Dani García fue relegado después por Vesga. El centrocampista gasteiztarra demostró que puede aportar a este equipo jugando de medio centro defensivo e incorporarse al ataque. Utilizó su envergadura para anticiparse en el gol de córner en el primer palo y prolongar al segundo, donde apareció Muniain.

El capitán fue el jugador determinante para revolucionar el partido. El paso por el banquillo propició que saliera con ganas de reivindicarse. Partiendo desde la izquierda se asoció por dentro con Unai López. Los dos entraron en la segunda mitad cuando parecía que todo estaba perdido. Morcillo se ubicó en la derecha con lo que la tendencia de ambos facilitaba abrir el carril para las subidas de los laterales. En los últimos minutos saltaba al terreno de juego Oihan Sancet, que valiéndose del desconcierto de la zaga visitante, se colaba por el costado derecho para rematar a gol el primer balón que tocaba. La jugada tuvo un poco de todo al forzar la presión de Muniain el robo, el movimiento de Williams hacia la izquierda y un Villalibre que arrastraba a los centrales.

Lopetegi asumió tras la derrota que se había equivocado con los cambios al tardar demasiado y no conseguir parar el ímpetu rojiblanco, que fue creciendo con el paso de los minutos. La impresión desde fuera era que el cansancio de la Champions les pasó factura y se les hizo muy largo el partido.

Por su parte, Garitano explicaba que buscaron jugar un partido de «ida y vuelta» y destacaba que su equipo acabó mucho mejor físicamente. El entrenador arriesgó con la alineación y acertó con los cambios demostrando que la plantilla ofrece más variantes de las que suele utilizar. Introdujo novedades en el guión previsto y salió fortalecido con los puntos. El siguiente paso sería incidir en esta nueva vía optimizando los recursos existentes otorgando protagonismo a más jugadores. Unai Vencedor, Vicente o el propio Lekue deberían poder ser una alternativa para dosificar a los más utilizados. Sobre todo cuando los titulares no están ofreciendo su mejor versión. El domingo se comprobará en Valladolid si el Athletic sigue por la senda de la valentía o vuelve a las andadas y se conforma con mantener la portería a cero a la espera de acertar alguna ocasión. Otro partido importante antes del parón de selecciones para recuperar la confianza y revertir la dinámica pesimista.