Una familia atrapada en el infierno
GB-Siria. 2019. 100’ Tit. Orig.: ‘For Sama’ Dir. y guion: Waad Al-Kateab y Edward Watts. Prod.: Waad Al-Kateab, Raney Aronson, Ben De Pear, Nevine Mabro, Siobhan Sinnerton/ Channel 4. Int.: Waad Al-Kateab, Sama Al-Kateab, Hamza Al-Kateab. Fot.: Waad Al-Kateab. Mús.: Nainita Besai. Mont.: Chloe Lambourne y Simon McMahon. Son.: Jez Spencer.
Está considerado como uno de los documentales más impactantes de la historia, muy difícil de ver para la audiencia occidental, porque no es lo mismo haber mirado las imágenes en las noticias del conflicto de Siria desde casa, pudiendo distraer la atención, que enfrentarse a este doloroso testimonio dentro de un cine dominado por la gran pantalla acusadora.
El debate resultante divide a las personas que consideran que mostrar el horror sin filtros es excesivo y quienes, por el contrario, estiman que es necesario no apartar los ojos de una realidad sangrienta tan cercana en el tiempo. Lo que nos presenta Waad Al-Kateab es la verdadera dimensión de la tragedia humana, sin entrar en la posterior reflexión o análisis geopolítico de lo ocurrido a raíz del estallido de la Primavera Árabe y el levantamiento contra la dictadura de Bashar Al-Assad.
Por no ser un documental cualquiera ha ido recibiendo cantidad de premios internacionales, un EFA del cine europeo a Mejor Documental, un BAFTA del cine británico en la misma categoría, un Premio Especial del Jurado en el HotDocs, o el triunfo absoluto en el festival SXSW de Austin (Texas).
Son reconocimientos para el riesgo físico corrido por su autora, una Waad Al-Kateab que empezó subiendo a Internet grabaciones de los bombardeos y tiroteos, y que llegó a colaborar como reportera en los informativos de Channel Four, que ahora le produce este documental, junto a un profesional del género como Edward Watts.
Ella lo grababa todo y decidió montar el largometraje en forma de carta a su hijita Sara, para que algún día pudiera entender las razones por las que su madre y su padre, que trabajaba como médico en un hospital bajo las bombas, dedicidieron quedarse en Alepo hasta el final con el consiguiente peligro. Quería que el suyo fuera un testimonio de libertad y de supervivencia.