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Un manual policial que aboga por labrarse la confianza de periodistas

El ministro de Interior francés, Gérald Darmanin, en el disparadero por la polémica Ley de Seguridad Global, reivindica la «opción» de que los medios comuniquen a la Policía su presencia antes de cubrir una manifestación, entre otras cosas.

Gérald Darmanin ha acudido este 20 de noviembre a la Asamblea Nacional para defender la polémica Ley de Seguridad Global. (Bertrand GUAY/AFP)

A la polémica sobre la Ley de Seguridad Global, que completa este 20 de noviembre su tramitación en la Asamblea Nacional francesa, se suma la reivindicación expresa del ministro de Interior, Gérald Darmanin, de una medida que parece inspirarse en un capítulo de la Ley Mordaza anulado este mismo jueves por el Tribunal Constitucional español.

Efectivamente, antes de bajar a la arena para defender la ley, Gérald Darmanin ha propuesto en redes sociales que, a fin de evitar «confusiones» sobre el terreno, los medios de comunicación o los periodistas encargados de cubrir una protesta «puedan» dar a conocer a la Prefectura su presencia antes de la celebración de ese acto en la vía pública.

Para tratar de acallar las voces que han denunciado su anuncio como un nuevo recorte en la libertad de informar, el titular de Interior galo se ha escudado en el Esquema Nacional sobre Mantenimiento del Orden Público que dio a conocer su ministerio el pasado 16 de setiembre.

Una lectura pormenorizada de ese documento no permite, sin embargo, dar por sentado ese «trámite voluntario» al que apunta un ministro, Darmanin, que por lo demás ya se ha mostrado antes ciertamente «imaginativo».

Así, en relación al ya famoso artículo 24, que centra este viernes el debate en la Asamblea Nacional, anunció la «obligación» de difuminar los rostros de los policías para poder difundir esas imágenes. Una medida que no figura como tal en el texto de la Ley de Seguridad Global y que le ha valido nuevas críicas de organizaciones defensoras de los derechos humanos y asociaciones de periodistas.

Con todo, el esquema al que apunta Darmanin es clarificador respecto a la vocación de su ministerio de incidir en la acción informativa, con el objetivo claro está, de dar un giro en el relato de lo que acontece en las calles.

El esquema es claro: facilitar la labor de grabación de los manifestantes a cargo de los agentes, con drones o cámaras móviles portadas por los propios policías, y disminuir a la vez la producción de imágenes por parte de otras personas que asistan a las movilizaciones, sean periodistas, militantes o simples ciudadanos.

Libertad de expresión y orden público

Desde la presentación de la circular, el Ministerio de place Beauvau dice querer conjugar de forma paralela el ejercicio de la libertad de expresión, «que es obligación del estado garantizar», con la tarea, que obliga también al Estado, de «preservar el orden».

Ese esquema, elaborado en un contexto cargado de excepcionalidad dado que, por razones de pandemia, el estado de alarma que decayó en julio ha sido prorrogado recientemente en el Estado francés hasta el 16 de febrero de 2021, es «un primer documento de doctrina para el conjunto de las fuerzas de seguridad», insiste el ministro de ascendencia política sarkozysta.

De hecho, ese esquema es un complemento, o si se quiere un anticipo, de la propia Ley de Seguridad Global, que ha defendido este viernes el propio Darmanin en el hemociclo mientras el Gobierno trataba de remendar la redacción del texto para dar a entender que no se pondrá en cuestión la labor de la prensa.

El artículo 24 de la futura norma ha alertado y mucho a los medios, al restringir la toma de imágenes en intervenciones policiales y prohibir la difusión de aquellas imágenes que «tengan como fin atentar a la dignidad de los agentes».

Quede como quede finalmente el texto -concluido el trámite en la Asamblea Nacional pasará al Senado-, el nuevo esquema emanado de Interior desgrana con claridad el doble objetivo del «policía de policías» de primar «las tareas de información respecto a los organizadores y los manifestantes», por una parte, y de acotar, por otra, la labor de los medios.

De hecho llega a explicitar en varias ocasiones la necesidad de «asignar un lugar particular a los periodistas» en esos actos de protesta en las calles.

Bajo el argumento de que debe evolucionar el modelo de gestión de las manifestaciones, con menciones expresas a evitar desbordamientos, infiltraciones y, en general, a mejorar la práctica policial «mediante una doctrina protectora con los manifestantes y y firme con quienes emplean la violencia», la circular hace menciones recurrentes a la labor informativa.

Así el documento aboga por «una mejor toma en consideración de la presencia de periodistas en las intervenciones (policiales), basada en un mejor conocimiento mutuo» entre fuerzas de seguridad y periodistas.

La circular detalla los mecanismos de regulación del derecho de manifestación, que se concretan con medidas que van desde la restricción de espacios de manifestación a los filtrados de eventuales participantes o las detenciones previas, y señala como una prioridad «hacer un esfuerzo de comunicación para que los ciudadanos integren cuál es el cuadro general que rige en las manifestaciones».

Ahí, nuevamente, el esquema que lleva la firma de Gérald Darmanin se detiene en la relación con los medios de comunicación.

Lugar físico a ocupar por los periodistas

«Es necesario asegurar un tratamiento adecuado de los periodistas cara a proteger así el derecho a informar» escribe el ministro de Interior para postular después en favor de una «colaboración fundada en un mejor conocimiento mutuo (entre prefectura-policía y periodistas, ndr), que debe favorecer el trabajo de los periodistas y al tiempo asegurar el buen desarrollo de las operaciones de mantenimiento del orden público».

Darmanin no peca de falta de iniciativa y propone así distintos mecanismos para labrar esa «confianza mutua» entre policías y periodistas.

«Se pueden proponer ejercicios conjuntos para permitir que las fuerzas policiales integren la presencia de periodistas en esas operaciones y para que estos últimos (los periodistas) comprendan mejor los códigos y la realidad de las operaciones policiales cuando existe un ambiente de degradación del orden público», plantea.

Aunque, si en la calle pintan bastos, no descarta directamente «trasladar a los periodistas a una posición próxima a las fuerzas del orden». A los que se resistan al traslado les viene a decir que deberán esperar «igual trato» que el que reciban los manifestantes.

Paralelamente, el ministro se plantea mejorar la comunicación, en este caso de las policías, a fin de contrarrestar, dice, las falsas noticias.

Por encima de todo, su intención es poner coto a la difusión masiva a través de internet de imágenes que , a su juicio, alientan campañas de «desligitimación« de las fuerzas de seguridad.

La circular Darmanin propone «la difusión de fotos de materiales peligrosos incautados (a los manifestantes) y de imágenes que ilustren la realidad de las violencias que sufren las fuerzas del orden» y contempla la adquisición de materiales para que los policías puedan captar esas imágenes.

Las reminiscencias con ese «manual para policías» que tiene la Ley de Seguridad Global son tan evidentes que han obligado al Gobierno a emplear el tipex para borrar algunas expresiones y tratar de apagar el fuego.

Pese a todo, y a la vista del manifiesto contra la acreditación de periodistas firmado por numerosos medios franceses, el Gobierno de Emmanuel Macron deberá apechugar con una imagen de liberticida que no es la mejor ayuda en en un momento político y social particularmente delicado.