La paliza contra el Joventut es la gota que ha colmado el vaso de la paciencia de Marcelo Nicola
Nueve jugadores de la plantilla de Gipuzkoa Basket empeoran sus números de la pasada temporada y ahora, con el parón por las Ventanas FIBA, tienen dos semanas para empezar a enderezar una temporada cada vez más torcida.
En solo un minuto de declaración, el entrenador de Acunsa Gipuzkoa Basket Marcelo Nicola dejaba claro el domingo, luego de la enésima paliza encajada, en este caso ante el Joventut de Badalona por 68-99, que ya estaba bien.
«No puedo encontrar absolutamente nada bueno de este partido. No podemos empezar el partido como hemos empezado. Tenemos que respetarnos mucho más a nosotros mismos y a nuestro trabajo y traer las cabezas porque no sé dónde estamos; hay jugadores que tienen la cabeza completamente en otro sitio y que no están concentrados en lo que tienen que hacer; no están preparador para estar aquí en este momento. Tenemos que cambiar muchísimo nuestra actitud, nuestra competitividad y nuestras ganas de estar en este equipo y en esta liga», dijo.
Son declaraciones ya conocidas, pero que resuenan especialmente a desesperación pura. Porque de ninguna manera habló Marcelo Nicola de que Gipuzkoa Basket tiene el presupuesto más bajo de los 19 equipos de la Liga ACB; de ninguna manera habló de que su plantel se conformó un mes más tarde que el resto, a cuenta del tira y afloja judicial que la entidad donostiarra mantuvo con la propia ACB hasta que pudo ser admitido. Tampoco dijo una palabra sobre la tardanza de muchos de esos jugadores en llegar a Donostia debido a las dificultades para viajar a cuenta de la pandemia del covid-19.
Nicola habló de concentración, de actitud, de competitividad, de ganas, de falta de concentración y de falta de respeto hacia el trabajo y hacia sí mismos. El mismo Marcelo Nicola que conoció las iras de Ramón Rivas o el «sheriff» Manel Comas durante su etapa en el Baskonia a causa de su aparente desidia, quizá el domingo echara de menos al pívot portorriqueño para que este agarrara de la pechera a alguno de sus jugadores para espetarle «¡no vas a jugar con el pan de mis hijas!», como dice la leyenda que hizo el bueno de Rivas con un imberbe Nicola en el vestuario del equipo visitante de La Mano de Elías.
Dos semanas largas de parón
Gipuzkoa Basket llega al parón por las Ventanas FIBA en su peor momento en su trayectoria en la temporada y con nueve de los doce jugadores de su plantilla con peores promedios anotadores que la pasada temporada, un complicado escenario para el técnico argentino.
El partido ante el Joventut ha hecho tocar fondo al conjunto vasco y rebeló al entrenador argentino, quién no tuvo reparos en descargar su frustración en la rueda de prensa; es decir, que lo que pudo decir a la cara de sus jugadores pudo ser todavía más directo, si cabe.
Prácticamente todos los que han recalado a Donostia y los tres que se mantienen del ascenso desde la Liga LEB Oro empeoran sus registros anotadores de la pasada campaña. Cierto es que el nivel de la Liga ACB es muy superior, pero no se atisba ninguna adaptación real de los jugadpores a la élite, salvo quizás en un Xabi Oroz que suele ser el termómetro de la desesperacion de Nicola, ya que el azpeitiarra suele rendir, o al menos ponerle intensidad, pero cuando sale el marcador ya suele ser bien adverso. Entre los demás, tres han progresado este año en la ACB: el colombiano Echenique, Pere Tomàs y Brandone Francis, aunque solo el primero se confirma como un gran fichaje mientras que el dominicano está pasando con más pena que gloria, al tiempo que el alero balear llegó como un jugador de rotación, y como tal simplemente está cumpliendo lo que se le exigía.
Así por ejemplo el base argentino Lucas Fabiano, que promedió 14 puntos el año anterior, se queda en 6,4 en el primer cuarto del campeonato o el esloveno Jan Span baja de su puntuación de 9 a 3,8 puntos y su rendimiento, cuando se esperaba que fuera uno de los líderes, es cuestionado encuentro tras encuentro. En el caso del esloveno, para más inri fue uno de los más destacados durante la pretemporada, ofreciendo una imagen de fiable tirador que, con el arranque de la campaña, se ha diluido como un azucarillo.
El otro referente tirador, Johnny Dee, es otro de los muchos que firma peores registros y exhibe un pobre balance anotador de 8,6 puntos cuando la pasada temporada se fue hasta los 15 y se convirtió en una de las sensaciones de la LEB Oro. Cierto que el salto a la ACB es grande, pero se le ve ansioso por anotar, elige malas opciones y se le adivina también algo ofuscado comparado con su potencial real.
Marcelo Nicola tiene, por lo tanto, mucho trabajo por delante en estas kilométricas dos semanas hasta el próximo partido –el derbi vasco frente a Saski Baskonia, que tendrá lugar el domingo 6 de diciembre a partir de las 17.00 en el Buesa Arena– si quiere salvar la categoría ya que el club donostiarra acostumbra a no reforzarse durante la temporada salvo casos muy puntuales y, con el control económico como prioridad, la solución parece que tendrá que venir del propio vestuario.
Ondrej Balvin, MVP de la jornada
La otra cara de la moneda ha venido del otro extremo de la A-8. RETAbet Bilbao Basket ganaba contra pronóstico en la cancha del Betis pese a no haberse podido entrenar a cuenta de la covid-19, abandonaba el farolillo rojo compartido con Gipuzkoa Basket –Gran Canaria, Betis y Zaragoza, con dos victorias, se hallan por detrás de los bilbainos– y el pívot checo Ondrej Balvin conquistaba el galardón de MVP de la jornada después de sumar 23 puntos, 11 rebotes y una valoración de 41, récord en el club bilbaino desde su llegada a la Liga ACB en la campaña 2004/05.
«Era un encuentro muy difícil, tras una semana muy complicada por el tema de la covid-19. El equipo tiró de corazón y de un carácter brutal, como en la pasada temporada, demostrando que podemos tenerlo también en esta», dijo el pívot y cocapitán de Bilbao Basket tras conocer su designación como MVP.