Las bajas en la defensa culé dan pie a soñar con un segundo campanazo rojillo en el Camp Nou
El Barcelona está en crisis y Osasuna podría sacar tajada de ello. Los rojillos visitan este domingo a las 14.00 el Camp Nou, donde ya vencieron la campaña pasada. Las importantes bajas en la zaga culé animan a pensar que podría darse una segunda campanada consecutiva.
Partiendo de la base de que se trata de una empresa harto complicada, la escuadra navarra intentará volver a complicarle la vida al Barcelona, como ya hiciese la pasada campaña, en cuya penúltima jornada acabó ganando por 1-2 con un gol de Roberto Torres en el 94 y estando la escuadra navarra en inferioridad numérica, tras la expulsión de Enric Gallego 17 minutos antes.
Anima a la consecución de la ardua tarea el hecho de que el conjunto culé pasa por uno de sus peores momentos, tanto en lo deportivo como en lo institucional, después de haber vivido una situación de vino y rosas de manera prolongada durante estos últimos años, cosechando títulos a mansalva, batiendo récords y ofreciendo un fútbol de ensueño.
Todo ello ha quedado atrás, coincidiendo con el retiro y declive de una generación de futbolistas que llegaron a ser campeones del mundo, a los que el staff técnico culé no ha sabido buscar recambios de garantías para mantener similar nivel competitivo.
La guinda a esa cuesta abajo la puso este pasado verano su buque insignia, Lionel Messi, al solicitar su salida, una situación que acabó por enquistarse ante la negativa del club a dejarle marchar y que está lastrando el rendimiento deportivo del equipo en este inicio liguero, pese a la aparición de algunas jóvenes perlas de futuro.
Para más inri, las lesiones se han cebado con el proyecto de Ronald Koeman y, de una tacada, el encuentro que acabó perdiendo en el Wanda Metropolitano este sábado le ha dejado muy mermada su línea defensiva, con las importantes bajas de Piqué y Sergi Roberto.
Tanto del pesimismo futbolístico que se vive en Can Barça como de ese déficit en la zaga blaugrana intentará aprovecharse un Osasuna que quiere retrotraerse a la década de los ochenta del siglo pasado. En apenas dos años, entre finales de enero de 1987 y finales de febrero de 1989, los rojillos consiguieron vencer tres veces en el Camp Nou, dos en Liga y una en Copa.
Números parejos
Puede sonar extraño, pero las matemáticas no engañan. Ambos conjuntos, uno afrontando su segundo año seguido en la máxima categoría y otro considerado uno de los mejores del planeta, tienen a día de hoy los mismos puntos en la clasificación, con el único matiz de que los catalanes han disputado un partido menos que los navarros.
Comparten también el mismo número de victorias y empates, y solo les separa una derrota rojilla más. Y aunque el Barcelona le duplica a Osasuna en el número de goles a favor, lo cierto es que los de Jagoba Arrasate han sabido sacarle mayor jugo a su menor acierto de cara a la meta contraria.
De la importancia que el envite cobra para su homólogo en el banquillo culé da buena cuenta el hecho de que Koeman haya decidido dejar en Barcelona a Messi y De Jong –el holandés se perfila como central de urgencia para el domingo–, para el encuentro de Champions que este martes tiene que encarar ante el Dinamo de Kiev en tierras ucranianas.
Osasuna no puede permitirse el lujo en el feudo azulgrana de volver a exhibir esa irregularidad y ese equipo de dos caras que ha venido mostrando en pasadas jornadas, pues aunque su rival se encuentre en plena crisis de identidad y resultados, dispone de la suficiente calidad como para hacerle un roto a cualquiera en un abrir y cerrar de ojos.