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La UE prepara un fondo de recuperación sin contar con Hungría y Polonia

La UE ha dado hasta hoy de plazo a Hungría y Polonia para que levanten el veto a al marco presupuestario y al fondo de recuperación. Si lo rechazan, estudia ya alternativas para poner en marcha ese fondo sin contar con Varsovia y Budapest, pero el presupuesto sigue en el aire.

El primer ministro polaco y su homólogo húngaro.

A la vez que la Unión Europea lidia con Gran Bretaña para cerrar un difícil acuerdo de relación con su exmiembro, mantiene una no menos difícil pugna con dos de sus actuales miembros, Polonia y Hungría, que volverán a constatar las fuerzas centrífugas de la Unión en el Consejo Europeo que comienza el jueves.

Así, los gobiernos de la UE activarán su plan para poner en marcha el fondo europeo de recuperación sin Hungría y Polonia si los gobiernos de estos dos países no dan hoy mismo «señales claras» de su voluntad para levantar el veto al paquete presupuestario.

El resto de gobiernos esperan que Budapest y Varsovia finalmente accedan a desbloquear el presupuesto de la UE para los próximos siete años y el plan anticrisis de 750.000 millones de euros, pero si no lo hacen ya, probablemente activen una alternativa para seguir adelante sin ellos. Y no quieren esperar a la cumbre europea del jueves y viernes en la que debe decidirse el marco presupuestario.

«Necesitamos tener señales claras de Hungría y Polonia hoy (por ayer) o mañana (por hoy) a más tardar, si no las tenemos probablemente tendremos que pasar al escenario ‘B’», señalaron fuentes comunitarias.

Hungría y Polonia siguen rechazando el mecanismo que vincula el desembolso de ayudas europeas y el respeto al Estado de derecho por considerar que es arbitrario y, como protesta, se niegan a ratificar el Marco Financiero Plurianual y los 750.000 millones para relanzar la economía.

La Comisión Europea está ya explorando las opciones legales que permitirían sacar adelante el fondo europeo de recuperación sin el visto bueno de estas dos capitales, entre ellas un sistema de avales para que Bruselas pueda emitir deuda similar al instrumento contra el paro (SURE); un acuerdo intergubernamental como el que sostiene el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) o un sistema de «cooperación reforzada» que permite dejar de lado a los países que no quieran participar.

En cualquier caso, la primera opción para Bruselas es que Budapest y Varsovia levanten su veto, porque sin ellos se podría avanzar con respecto al fondo de recuperación pero no con el presupuesto comunitario, que seguiría bloqueado.

Recortes presupuestarios

En un escenario así, la UE se vería obligada a prorrogar el presupuesto de 2020 y aplicar un sistema en el que cada mes solo se podrá gastar una doceava parte de las cuentas de este año.

Además de conllevar importantes recortes (que Bruselas cifra en hasta 30.000 millones de euros), esto supondría que no se podrían comprometer pagos para todos los programas europeos para los que hay que renovar la base legal, lo que afecta a partidas como la Política de Cohesión, el nuevo programa de Salud y Erasmus.

Además, impediría al bloque comprometerse con un objetivo más ambicioso de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero para 2030, que pretende fijar en al menos un 55%, porque también quedaría bloqueado el Fondo de Transición Justa, uno de los principales instrumentos de la UE para cumplir sus metas climáticas.

Municipios piden otro fondo

Ante el posible veto de los Gobiernos húngaro y polaco que compromete las inversiones europeas en estos países, 249 municipios húngaros y polacos han pedido tener acceso a directo a las ayudas comunitarias mediante la creación de un nuevo fondo, sorteando así la sanción comunitaria.

La petición fue formulada en una carta enviada ayer a los líderes europeos y firmada por los gobernantes de las ciudades y localidades interesadas, según informaron los alcaldes de Budapest y Varsovia, Gergely Karácsony y Rafal Trzaskowski, respectivamente, que se desmarcaron de las posturas de sus respectivos gobiernos.

«Queremos subrayar que los Gobiernos no representan la voluntad de los ciudadanos húngaros y polacos», afirmó Karácsony.

«Todos deben respetar el Estado de derecho. Si no hay puntos comunes, la comunidad será cada vez más débil», recalcó, por su parte, Trzaskowski.

En su carta, los 249 alcaldes afirman que «los Gobiernos de Hungría y Polonia han demostrado de nuevo que ignoran los intereses centrales de nuestra unión». «Nosotros, líderes locales polacos y húngaros, condenamos los pasos de los primeros ministros Viktor Orbán (Hungría) y Mateusz Morawiecki (Polonia). En nombre de millones de ciudadanos húngaros y polacos apoyamos la creación de los instrumentos para asegurar el Estado de derecho», añadieron.

En este contexto, afirmaron apoyar «un estricto control» del uso de los fondos comunitarios con el fin de garantizar que sirvan «para el bien común y no para intereses antidemocráticos y corruptos».

En el caso de que se aplique alguna de las soluciones intergubernamentales sin Hungría y Polonia que estudian los líderes europeos, los alcaldes firmantes de la carta proponen la creación de un fondo especial para apoyar a sus ayuntamientos.

«Europa no puede dejar que estos gobiernos cada vez más autoritarios tomen como rehén a nuestro futuro», aseguran en la misiva, subrayando que Europa debe defender el bienestar de sus ciudadanos y dirigir la reconstrucción económica.

«Nosotros, ayuntamientos húngaros y polacos, estamos preparados para desempeñar un papel constructivo en ello», concluyeron.

Sanciones a Turquía

El Consejo Europeo no solo será crucial para la relación entre los miembros del bloque comunitario sino también para la de un socio exterior, Turquía, con la que la UE mantiene crecientes tensiones. Los ministros de Exteriores constataron ayer el deterioro de la situación en el Mediterráneo oriental y la actitud beligerante por parte de Turquía. Su representante diplomático, Josep Borrell, aseguró que la opinión unánime de los ministros es que «no hemos visto un cambio fundamental de dirección en su comportamiento. Por el contrario algunos aspectos han empeorado».

Habrá que ver si finalmente la divergencia llega a la imposición de sanciones que algunos estados quieren evitar.

Pesca, competencia y gobernanza traban la negociación con Londres

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el primer ministro británico, Boris Johnson, se reunirán en Bruselas tras constatar en su conversación de ayer que «no se reúnen las condiciones necesarias para un acuerdo» sobre la relación post-Brexit. Con un calendario al límite, las negociaciones siguen en punto muerto con los mismos puntos de bloqueo.

1.- Pesca

El acceso de los pescadores europeos a aguas británicas sigue siendo hipersensible para algunos Estados miembros, con el Estado francés y los Países Bajos a la cabeza. El debate no se centra en las cuotas de captura de las especies sino en el acceso a las aguas. Londres prefiere un sistema que se revise anualmente, mientras que la UE ve esto un problema para la estabilidad y predictibilidad de sus pescadores. Además, Gran Bretaña quiere asegurar que un porcentaje de los barcos que pesquen en sus aguas sean de propiedad británica.

2.- Competencia leal

En las condiciones de competencia leal, respecto a ayudas públicas, normas sociales o medioambientales, la dificultad es encontrar un sistema que respete la soberanía recuperada por Londres y proteja los intereses europeos. Bruselas plantea la necesidad de que las empresas europeas puedan «reaccionar de manera inmediata y unilateral» si hay distorsiones, acudiendo a los tribunales británicos.

3.- Gobernanza y resolución de disputas

El escollo de la gobernanza y la aplicación del nuevo acuerdo se puso de relieve con el proyecto de ley británico sobre mercado interior, que se salta el tratado del Brexit ya acordado y levanta de nuevo la frontera norirlandesa. Londres dijo ayer estar dispuesto a cambiarlo como gesto.