Increíble la forma, inconcebible el fondo
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No tengo ni idea de Derecho y espero que decir que da la impresión de que la Sala Segunda del Tribunal Supremo parece que tampoco no acarree mayores consecuencias. En estos momentos miles de jueces y juezas, abogadas y abogados, y juristas expertos están haciendo esfuerzos para poder cerrar sus mandíbulas ante el fallo que obliga a repetir el juicio de ‘Los 5 de Bateragune’ y que les ha dejado boquiabiertos.
Resulta increíble que Arnaldo Otegi, Rafa Díez, Sonia Jacinto, Miren Zabaleta y Arkaitz Rodríguez tengan que volver a sentarse en la Audiencia Nacional, 11 años después de sus detenciones, para asistir a una farsa, puesto que si el anterior juicio ha sido anulado las condenas de seis años y seis años y medio las cumplieron todos ellos a pulso hasta el último día. ¿O van a llevar la creatividad judicial hasta el punto de condenarlos y encarcelarlos de nuevo?
Se diría que hay una obsesión con Arnaldo Otegi y sus compañeras y compañeros, quizá les gustaría volver a inhabilitarlo, ahora que está en boca de tantos. En todo caso, en estos días en los que se conmemoran los 50 años del Proceso de Burgos, tal vez los unánimes 16 miembros de la Sala Segunda del TS no han hecho todos los cálculos necesarios al querer sentarlos nuevamente en un banquillo de acusados.
Pero si increíble es la forma, el fondo resulta del todo inconcebible. Con todo lo que se sabe ahora, ¿de verdad van a juzgar a Otegi, Díez, Jacinto, Zabaleta y Rodríguez de querer «reconstruir Batasuna a las órdenes de ETA»? ¿Y el resto de los partidos lo van a consentir? ¿O, peor, acabarán con el tiempo quejándose de que se dé protagonismo a quienes ya cumplieron unas condenas injustas?