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Los independentistas portorriqueños ya asaltaron armados el Capitolio en 1954

El asalto por parte de los seguidores de Donald Trump no es la primera acción de este tipo que se lleva a cabo en el Capitolio de EEUU. En 1954, cuatro independentistas portorriqueños realizaron treinta disparos en la sala de la Cámara de Representantes, dejando cinco congresistas heridos.

Los independentistas portorriqueños, tras ser detenidos por su asalto armado al Capitolio de EEUU en 1954.

La implantación del estatuto de Estado libre asociado a Puerto Rico en 1952 generó un profundo rechazo entre los portorriqueños que abogaban por la independencia de la isla caribeña.

Con el objetivo de hacer patente ese rechazo y de atraer la atención mundial sobre la causa independentista, el dirigente del Partido Nacionalista de Puerto Rico Pedro Albizu empezó a diseñar una acción a gran escala para llevar su reivindicación al mismo corazón político de Estados Unidos.

En origen, el plan de Albizu planteaba realizar ataques al Pentágono, la Casa Blanca, el Capitolio y la Corte Federal. Pero era demasiado ambicioso para los recursos con los que contaba, así que decidió concentrarse en el Capitolio, ya que de ese lugar emanaban «las leyes que nos someten».

La fecha escogida para llevarlo a cabo fue el 1 de marzo por su carácter simbólico. Ese día de 1917, Estados Unidos, que estaba inmerso en la Primera Guerra Mundial, decidió implantar la ciudadanía estadounidense en Puerto Rico con el fin de reclutar soldados para llevarlos al frente.

Para llevar a cabo el asalto se formó un grupo de cuatro personas: Lolita Lebrón, Rafael Cancel Miranda, Irving Flores y Andrés Figueroa Cordero.

Armados con pistolas, el 1 de marzo de 1954 se dirigieron al Capitolio. Tras acceder al interior del edificio, se dirigieron a la galería de visitas en el piso superior de la Cámara. Una vez allí, Lolita Lebrón se puso en pie y gritó «¡Viva Puerto Rico libre!» y sacó la bandera de la isla caribeña.

A continuación, el grupo empuñó sus armas y abrió fuego en la sala. En total, efectuaron treinta disparos, causando heridas a cinco congresistas. Uno de ellos era Alvin Bentley, representante del estado de Michigan, que recibió un disparo en el pecho.

Tras ese primer momento de sorpresa, finalmente los cuatro asaltantes fueron reducidos y detenidos. Cuando fue arrestada, Lebrón gritó «¡No vine a matar a nadie, vine a morir por Puerto Rico!».

El asalto al Capitolio tuvo un gran eco, ya que era la primera vez en la historia de Estados Unidos en la que se atacaba a los congresistas en ese lugar.

Los cuatro independentistas fueron juzgados por el ataque. La Fiscalía pidió para los acusados la pena de muerte, pero el juez Alexander Holtzoff decidió condenarlos a la pena que conllevara más años de cárcel y que llegaba a los cincuenta años de prisión.

Lebrón fue encarcelada en la Institución Federal Industrial para Mujeres, mientras que sus tres compañeros fueron encerrados en prisiones federales.

Los años fueron pasando, pero los cuatro independentistas portorriqueños no cayeron en el olvido, ya que se sucedían las peticiones de indulto. Finalmente, en 1979, el presidente Jimmy Carter concedió la amnistía a Lolita Lebrón, Irving Flores y Rafael Cancel Miranda tras 25 años en prisión. El cuatro miembro del grupo, Andrés Figueroa, había fallecido para entonces tras haber sido liberado debido a su estado de salud.

Su regreso a Puerto Rico fue celebrado por los grupos independentistas, mientras que el gobernador de la isla, Carlos Romero Barceló, mostró su rechazo a la amnistía de Carter y señaló que «fomentaba el terrorismo y socavaba la seguridad pública».

«El grito de libertad de un pueblo amenazado»

El asalto al Capitolio hizo de Lolita Lebrón una figura de referencia de la causa independentista de Puerto Rico. Dolores Lebrón Sotomayor nació el 19 de noviembre de 1919 en la localidad portorriqueña de Lares y desde muy temprana edad empezó a militar en el independentismo.

En la década de los años 40 del pasado siglo emigró a Nueva York, aunque sin olvidar sus orígenes, ya que se afilió al Partido Nacionalista de Puerto Rico y en 1954, como ya se ha detallado, fue una de las protagonistas del asalto al Capitolio de EEUU.

Tras salir de prisión, siguió adelante con su compromiso con la causa independentista portorriqueña y defendió su acción en el Capitolio al considerar que la lucha armada era el último recurso de los pueblos. En 1997 compareció ante un comité del Congreso de EEUU, donde declaró que el ataque no había sido un acto de odio, sino «el grito de libertad de un pueblo amenazado con la extinción».

A pesar de su avanzada edad, en 2001 volvió a la cárcel durante sesenta días por haber accedido a un área restringida en la isla Vieques, en terrenos de la Marina de EEUU, en una protesta independentista.

En 2006, llegó a participar en el Congreso Latinoamericano y Caribeño por la Independencia de Puerto Rico, celebrado en Panamá.

Lolita Lebrón falleció el 1 de agosto de 2010 en San Juan, la capital de Puerto Rico, a los 90 años y después de toda una vida dedicada a la causa de la independencia de su tierra.