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Acopio de fuerzas para que este 2021 sea un año de soluciones

Una imponente y plural movilización en plena pandemia y crudo invierno confirmó la centralidad de la cuestión carcelaria. Desde más de 200 localidades, Sare y Bake Bidea llenaron la nevera para acelerar el fin de de las políticas de excepción y afrontar con fuerza el reto de las excarcelaciones.

La movilización de Bilbo, a su paso por la calle Buenos Aires. (Oscar MATXIN/FOKU)

En plena pandemia que recluye a medio mundo en sus hogares y en una jornada invernal de heladas y nieves, la convocatoria de Sare y Bake Bidea llenó ayer más de 200 plazas de Euskal Herria. Supuso la enésima, pero a la vez diferente, demostración de la trascendencia que tiene la cuestión carcelaria en la ciudadanía vasca. Hubo más convocatorias incluso (238) que presos y presas siguen encerrados y sometidos a políticas de excepción por motivos políticos.

La pluralidad ideológica entre las decenas de miles de personas que salieron a la calle se reflejó ya por la mañana en el acto del Palacio Euskalduna de Bilbo. Nadie podría sostener a estas alturas, como ocurría hasta hace bien pocos años, que la cuestión de los presos es «un problema de la izquierda abertzale». Junto a EH Bildu estuvieron representados PNV y Podemos, tres de las cuatro principales fuerzas del sur, mientras en la cadena humana de Baiona (2.000 participantes) solo faltaba la extrema derecha. Dos exlehendakaris, Carlos Garaikoetxea y Juan José Ibarretxe, se adhirieron.

Junto a ellos, todos los principales sindicatos, que ya se vienen movilizando todos los meses en Bilbo por el fin de la excepcionalidad carcelaria. Y mención añadida para el apoyo que tuvo la jornada desde Catalunya: Carles Puigdemont, Roger Torrent, Quim Torra, Marta Rosique, Albert Botran, Elisenda Paluzie, Marcel Mauri... expresaron su apoyo desde un país movilizado también por sus presos políticos y algunos de ellos acudieron a la capital vizcaina.

Los objetivos

La cita de este año no solo era peculiar por las formas (descentralizada y con distancias físicas) sino más aún por el fondo: 2020 ha sido el año del inicio del deshielo de la política carcelaria en el Estado español, con más de un centenar de acercamientos producidos (casi 30 repatriaciones), la supresión del aislamiento o la concesión de las primeras libertades condicionales.

Así las cosas, si en las ediciones anteriores de esta movilización, en pleno bloqueo, lo que predominaba era la solidaridad con los presos y familiares, en este 2021 ha cobrado fuerza el sentido de facilitar y acelerar las soluciones.

Aunque hoy domingo Sare dará más precisiones al respecto, en la comparecencia matinal del Euskalduna ya dejó un avance de los objetivos que fija para este 2021.

Una parte tiene que ver con lo ya iniciado desde la palanca de la batalla legal de EPPK: culminar el final del alejamiento, excarcelar a quienes sufren enfermedades graves, lograr la progresión de grados con sus correspondientes permisos y libertades condicionales...

La otra mira más allá, hacia el horizonte final de vaciar las cárceles, lo que obliga a afrontar la Ley 7/2003 que extiende los encarcelamientos hasta los 40 años.

Sobre el desarrollo que está teniendo la vía legal, Sare incluyó este apunte a modo de recordatorio: «Estos presos y presas realizan su excarcelación con una inmersión social rápida y sin riesgo de reincidencia. Razón de más para aplicar los mecanismos legalmente previstos y para que las instituciones no sean rehenes de grupos de presión reaccionarios».

Etxerat o el Foro Social Permanente han incidido en los últimos tiempos en la existencia de ese «lobby» contra la convivencia. «Estamos ante un nuevo tempo de esperanza, pero solo se materializará si empujamos, tenaz y unánimemente, en esa dirección. A ello os invitamos», subrayó el mensaje de Sare en la capital vizcaina, enunciado por Joseba Azkarraga y Arantxa Aldezabal. Tanto esta red como Bake Bidea o los Artesanos por la Paz abogan por una acción muy plural para acabar de desatascar este tema. Sare la seguirá fomentando, incluso en ámbitos antes imposibles como víctimas de diferentes violencias.

Codo con codo

Esta amplitud satisface plenamente a la red, según expresó el mensaje leído en más de 200 puntos: «Es motivo de alegría ver cómo muchas personas se han unido para trabajar en común; ver como se han entendido, se han escuchado y han hablado entre ellas. Se han dado muchos pasos tomando como punto de partida la empatía y los derechos humanos. Hay que añadir la aportación que suponen los acuerdos alcanzados a nivel sindical, institucional, social y político. También hemos escuchado voces favorables al cambio en algunas personas que han sufrido de manera muy directa el conflicto. Ha quedado de manifiesto nuestro deseo de convivencia y de seguir avanzando como pueblo».

Esta unidad se escenificó a pie de calle: hubo manifestaciones, concentraciones, columnas y cadenas humanas; murales, fotos en grupo y mosaicos; bertsos, canciones y joaldunak; hubo jóvenes y mayores; veteranos expresos, víctimas actuales como Mikel Barrios, familiares y también gente que no ha viajado a ninguna cárcel... Todos codo con codo para un 2021 de batalla entre las luces que se atisban y las sombras que permanecen.