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En 64.000 hogares vascos no trabaja ninguno de sus miembros activos

Los datos sobre el impacto de la pandemia en el empleo que recogía ayer la Encuesta de Población Activa (EPA) confirman lo ya asumido por la opinión pública: estamos mucho peor que hace un año. Y quienes atraviesan una situación más difícil son quienes comparten un hogar «sin miembros activos».

Movilización del sector de la hostelería en Gasteiz el pasado 12 de diciembre. (Jaizki FONTANEDA/FOKU)

Con los datos que aportan periódicamente el INE y el Insse (los institutos estatales de estadística español y francés), así como Eustat y Nastat, Gaindegia nos ofrece una perspectiva nacional sobre la evolución del empleo, aunque no siempre los datos sean homologables al cien por cien, precisamente, al provenir de distintas fuentes que en ocasiones no utilizan los mismos criterios.

Así, una vez de que el INE publicase ayer la Encuesta de Población Activa (EPA), Gaindegia subrayaba que 2020 terminó con 17.500 personas desempleadas más que el año anterior, rozando las 150.000 en el conjunto de Euskal Herria. Utilizando los datos del INE, el año se cerró con una tasa de paro del 10,03%, mientras que con los de Eustat se eleva al 10,86%.

Y, como indicaba el observatorio para el desarrollo socio-económico de Euskal Herria, este ascenso del paro se ha producido al mismo tiempo que se registraba un descenso de la población activa (-18.000).

Un lejano 5,4% de paro

No hay duda de que el factor que ha más ha influido en la pérdida de empleo ha sido el impacto del coronavirus en la economía global, con el parón de actividad que se fue extendiendo –al igual que el virus– desde China hacia el resto del mundo, con especial incidencia en los países más desarrollados industrial y tecnológicamente.

Conviene echar la mirada hacia atrás para tener más claro dónde nos colocan los datos actuales. En la larga curva de la evolución del paro en Hego Euskal Herria que acompaña a estas líneas –que GARA viene publicando desde hace más de una década y que aquí está actualizada en pdf–, ya se nos queda fuera el año 2008. Como se puede comprobar en nuestra hemeroteca (29-01-2020), hace un año el punto de partida de este gráfico era muy distinto: el cuarto trimestre de 2007 se había cerrado con 73.700 personas en paro, que apenas eran el 5,41% de la población activa de los cuatro herrialdes. La crisis financiera global se hacía notar a finales de 2008, con 113.700 desempleados. Y la tasa iba a crecer de tal forma que en gran parte del periodo 2012-2015 se mantuvo por encima del 15%.

Y cuando la EPA del primer trimestre de 2020 volvía a una tasa similar a la del último trimestre de 2008, llegó la pandemia y volvió a cambiar la tendencia, superando de nuevo el listón del 10%.

Esto no es un mero baile de cifras, sino el reflejo de la realidad laboral del sur del país, con una tasa de paro que duplica la de 2007 –ese “primigenio” 5,41% al que hemos hecho referencia– y que llega acompañada de una objetiva pérdida de la calidad del empleo, marcado por la temporalidad y la precariedad de la contratación, que han ido aumentando en unos tiempos en los que muchos expertos y responsables institucionales repetían que “se ve la luz al final del túnel” de la Gran Recesión.

Diferencias territoriales

Si bien, en esta economía globalizada, la caída de la Bolsa de Nueva York –o, mejor dicho, las burbujas especulativas que se hinchan allí hasta que hacen crack– o el parón de “la fábrica del mundo” –como se denomina ahora a China– condicionan la economía vasca de arriba abajo, también se registran diferencias territoriales en los ritmos y el alcance del impacto en el mercado laboral.

Volviendo a los datos ofrecidos por Gaindegia, los herrialdes menos poblados, Zuberoa y Nafarroa Beherea, son también los que tienen una tasa de desempleo más baja en la media de 2020 –apenas por encima del 4%–, mientras que Bizkaia, el más populoso, llega al 11,26%. También Nafarroa Garaia supera el 10%, mientras que Araba, Gipuzkoa y Lapurdi se quedan por encima del 7%.

Estos datos cambian un poco si, en lugar de la media anual, nos fijamos en los registrados en el último trimestre de 2020, para el cual solo contamos con un dato para el conjunto de Ipar Euskal Herria, donde la tasa se fija en el 7,25%.

Juvenil y femenino

Como detrás de los números con los que se confeccionan estas estadísticas se encuentran personas de carne y hueso, en esta ocasión vamos a remarcar uno de los apartados de la EPA que más impacto tiene a primera vista, el de «los hogares que tienen a todos sus miembros activos en paro», como lo definía ayer el Instituto de Estadística de Nafarroa (Nastat).

En Nafarroa, sobre un total de 260.200 hogares, son 15.300 (un 5,88%) los que tienen a todos sus integrantes en paro, lo que supone 6.300 más que los registrados en el mismo periodo de 2019 y 4.700 más que en el trimestre anterior. A falta de que Eustat dé los mismos detalles, ayer solo encontramos el dato de que en la CAV son el 5,39%. Tomando como referencia al INE, que registraba un total de 907.300 hogares a finales de 2019 en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa, son cerca de 49.000 los que tienen a todos sus integrantes en situación de desempleo.

Bebiendo de estas fuentes, el cálculo total para Hego Euskal Herria son 64.000 hogares con todos sus miembros en paro.

Pasando a otros grupos de población, como destacaban ELA y LAB, la crisis también golpea más a las mujeres, ya que la brecha es ahora mayor, de 2,2 puntos, que a principios de 2020, cuando era de solo un punto, quedando la tasa de paro femenino es del 11,5% frente al 9,3% de la masculina. Y la ocupación femenina se ha reducido un 2% mientras que entre los hombres la caída ha sido del 1,7%.

La repercusión de la crisis también ha sido especialmente negativa entre la juventud, ya que la ocupación entre los menores de 25 años se ha desplomado un 10,7%, hasta dejar la tasa de paro juvenil en el 31,7%. LAB remarcaba que «estos resultados nos sitúan a la cabeza de la Unión Europea en paro juvenil, tan solo por detrás del Estado español y Grecia». Siguiendo el análisis del sindicato abertzale, no es casualidad que «también encabezamos junto al Estado español el ránking europeo de temporalidad», por lo que considera que «el paro juvenil y la temporalidad son los problemas más graves que sufre nuestro mercado de trabajo».

Más empleo industrial

En cuanto a la actividad económica, es el sector servicios el que ha visto más destrucción de empleo durante 2020 ya que se han perdido 33.800 puestos de trabajo (-3,9%) en Hego Euskal Herria, según señalaba ELA, que añadía que la industria ha amortiguado esa caída con 12.000 personas ocupadas más, lo que equivale a un aumento sectorial del 4,6%.

Un panorama similar es el que ofrecía CCOO solo para Nafarroa, donde, en comparación con 2019, servicios es el sector que ha experimentado una caída del empleo más relevante, con 16.800 personas ocupadas menos. El mismo camino ha seguido la agricultura, con 1.100 menos. En cambio, pese a la pandemia, el empleo consigue crecer en la industria y en la construcción, que han sumado 4.000 y 4.700 personas ocupadas más, respectivamente, respecto a hace doce meses.

Retomando la perspectiva nacional, otra comparación pertinente que nos sitúa en un escenario negativo es la que se desprende del ránking internacional de la tasa de desempleo –con datos provisionales– que difundía ayer Gaindegia, en el que, de nuevo, Euskal Herria solo tiene por delante al Estado español (16,1%), Grecia (15,8%) y, por esta vez, Catalunya (13,9%).

Como comentábamos al inicio de este texto, la tasa vasca oscila entre el 10% y el 11% según se tomen como referencia los datos del INE o los de Eustat. En cualquier caso, sigue estando lejos del 7,5% del conjunto de la UE-27 o de las tasas que muestran países como Escocia (4,4%) o Flandria (también el 4,4% en el tercer trimestre de 2020).

 

Los ERTE tienen fecha de caducidad

Las ayudas al empleo aprobadas por los Estados miembros de la UE como respuesta a la crisis económica desatada por la pandemia tienen carácter excepcional y, por ello, se les ha puesto fecha de caducidad. No obstante, también es cierto que, cuando se hizo patente que la crisis sanitaria no remitía tras el verano y que las oleadas de contagio no cesan, los gobiernos han ido prorrogando esas ayudas, aunque cada vez se constriñe más el grupo de actividades que pueden atenerse a ellas.

Esta semana, tras alcanzar un acuerdo con la patronal CEOE y los sindicatos CCOO y UGT, el Ejecutivo de Pedro Sánchez ha firmado el decreto por el que prorroga los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) asociados a la pandemia otros cuatro meses, hasta el 31 de mayo. Se mantienen los tres tipos de ERTE acordados en setiembre con el mismo esquema de exoneraciones en las cuotas a la Seguridad Social: el de fuerza mayor para las empresas de sectores especialmente perjudicados por la pandemia, así como aquellas de su cadena de valor o cuya facturación dependa de las primeras; el de impedimento para las empresas que vean «impedida» su actividad por las restricciones adoptadas por las autoridades; y el de limitación, para las empresas que vean limitada solo parcialmente su actividad por medidas administrativas.

En Hego Euskal Herria, a fecha de 31 de diciembre eran cerca de 43.000 las trabajadoras y trabajadores afectados por estos ERTE, mientras que más de 20.000 autónomos habían visto aprobadas sus solicitudes para recibir una prestación extraordinaria. T.F.