Las victorias rojillas frente a Granada y Eibar devuelven la credibilidad casera
Cuatro meses después, Osasuna vuelve a recuperar su credibilidad casera, una condición primordial para encarar con éxito el camino de la permanencia, máxime teniendo en cuenta que esta temporada el equipo no está siendo tan solvente lejos de El Sadar.
Desde el pasado mes de octubre, Osasuna no enlazaba dos victorias caseras consecutivas, demasiado tiempo para un conjunto que aspira a salvar la categoría. Por aquel entonces, los de Jagoba Arrasate encadenaron sendos triunfos ante Celta y Athletic para, a continuación, vivir una larga travesía por el desierto que desencadenó en su caída a los puestos de descenso.
Nada menos que un total de 16 jornadas ligueras –casi una vuelta– han tenido que transcurrir para que la escuadra navarra vuelva a encadenar dos triunfos seguidos en propio estadio. Unos datos que contrastan con la reciente inexpugnabilidad de El Sadar en la campaña del ascenso y en el tramo inicial del regreso del cuadro rojillo a la máxima categoría el ejercicio pasado.
Explicar la ahora interrumpida fragilidad doméstica cabe atribuirlo a la continuada irregularidad del equipo, consecuencia de la pléyade de lesiones que no han permitido confeccionar un once tipo, el bajo estado de forma de futbolistas básicos en el actual Osasuna y los vaivenes tácticos a la hora de poner en práctica una idea futbolística que congenie con las características del vestuario.
Si bien el nivel de ocupación de la enfermería sigue arrojando cifras elevadas, los otros factores se han ido estabilizando de tal manera que el rendimiento del equipo ha ido ganando enteros en sus últimos compromisos. Algunos jugadores esenciales van cogiendo el tono adecuado y marcando diferencias, mientras que el grupo ha demostrado, en mayor o menor medida, que sabe desenvolverse con diferentes dibujos sobre el verde.
Ello les ha permitido recuperar la autoconfianza en su juego para traducirlo en resultados favorables y un salto cuantitativo en la tabla –ahora a dos puntos del descenso–, merced a esas sendas victorias contra Granada y Eibar. En ambas, el equipo ha dejado patente solidez y eficacia, pero también que le queda todavía bastante camino por recorrer para parecerse al rocoso bloque de la campaña pasada.
De hecho, los de Jagoba Arrasate harían bien en darle continuidad a esta dinámica ganadora, pues de la misma manera que dos marcadores positivos han derivado en un desahogo clasificatorio, otros tantos negativos podrían devolverle a una nueva peliaguda situación.
No hay más lesionados
Después de que los envites frente a Granada y Almería dejasen cuatro nuevos inquilinos de la enfermería rojilla, el que el derbi contra el Eibar no produjese más damnificados solo puede calificarse de magnífica noticia.
Así, la sesión matinal de Tajonar ha contado con todos los participantes en el duelo frente a los armeros –diferentes grados de trabajo en función de titulares y suplentes– y la lista de renqueantes se mantiene en Darko, Jony, Rubén Martínez, Roncaglia y Chimy Ávila, quienes han realizado trabajo específico.
La plantilla guardará descanso durante la jornada del martes y después ocupará cuatro entrenamientos para preparar el enfrentamiento del próximo domingo en el Ciutat de Valencia contra el Levante, que entre semana se medirá en competición copera al Athletic.