Mantener la portería a cero, asignatura pendiente del Athletic de Marcelino
El conjunto rojiblanco ha encajado al menos un gol en los nueve partidos disputados con el técnico asturiano en el banquillo. Además en seis de ellos ha empezado perdiendo, intentar mantener la portería a cero será uno de los objetivos en la ida de la semifinal ante el Levante en San Mamés.
Marcelino no tuvo inconveniente en admitir tras el empate cosechado ante el Valencia que le «duele» no haber conseguido mantener la portería a cero en los nueve partidos que ha dirigido al Athletic. El técnico asturiano es consciente de que es fundamental no encajar goles para mejorar en la competitividad del equipo.
Desde su llegada ha recibido 13 goles. Tres en el estreno ante el Barcelona (2-3), otros tres en los partidos de la Supercopa ante el Real Madrid (1-2) y Barcelona (2-3), uno en cada eliminatoria de Copa -Ibiza (1-2), Alcoyano (1-2) y Betis (1-1)-, uno en cada uno de los partidos de Liga en San Mamés -Getafe (5-1) y Valencia (1-1), y dos más en la visita al Camp Nou (2-1).
Sin embargo, el saldo es positivo al marcar 19 tantos en esos partidos. La goleada ante el Getafe con cinco goles fue una demostración de potencial ofensivo y acierto de los atacantes. En este apartado Raúl García se ha revitalizado junto con Muniain, que además de marcar ha dado varias asistencias a balón parado, y Wiliams es el gran beneficiado por el cambio de sistema. El estilo de juego que propugna Marcelino le viene como anillo al dedo al 9 rojiblanco ya que puede explotar su mayor virtud que es correr al espacio. Eso sí al equipo se le volvieron a ver las costuras en el ataque posicional cuando el rival se mete atrás como ocurrió contra el Valencia.
Pocas concesiones en el engranaje defensivo
La seguridad defensiva ha sido una de las máximas del Athletic en las últimas temporadas. Con Garitano al frente, el equipo rojiblanco ha sido uno de los equipos que menos goles recibe y menos concede. Marcelino ha intentado mantener esa característica y lo ha conseguido en los últimos partidos en los que apenas ha recibido remates a portería. El papel de los cuatro defensores y Dani García es fundamental en esa función, pero se puede decir que todo el equipo se involucra en esa labor con una presión adelantada.
El Athletic sigue siendo uno de los mejores equipos de la Liga en labores defensivas como demuestran los 26 goles recibidos. Se encuentra en el escalafón posterior en la clasificación a los seis equipos que ocupan puestos europeos. Atlético (10 goles encajados), Sevilla (16), Real Madrid (19), Barcelona y Real (20), Villarreal (22) y Eibar (25) son tan solo los equipos que han recibido menos goles que los rojiblancos que empatan con el Getafe.
Quizá uno de los datos más preocupantes en defensa sea que el equipo ha empezado perdiendo seis de los nueve partidos con el sobre esfuerzo que supone tener que remontar en algunos partidos en la última jugada del tiempo reglamentario. Además, tan solo ha conseguido mantener la diferencia en el marcador en la semifinal de la Supercopa ante el Real Madrid.
En el estreno de Marcelino, el Barcelona le dio pronto la vuelta al gol de Williams y contra el Valencia se escapó la victoria en un córner. Gabriel Paulista se escapó del marcaje de Dani García y Unai Simón tampoco pudo reaccionar. El portero también tuvo problemas en otro balón aéreo que se le escurrió, pero parece que ya ha recuperado la sobriedad que le caracterizó la campaña anterior.
El joven guardameta de Murgia ha tenido un inicio de temporada complicado tras debutar con la selección española. Simón ha cometido errores impropios que han costado puntos y goles. Sin embargo, con la pena máxima detenida ante el Getafe y su actuación en la tanda de penaltis contra el Betis ha demostrado que sigue siendo uno de los mejores porteros de la Liga. Superar ese tipo de dificultades son fundamentales cara a los partidos decisivos que se avecinan.
Una de las claves de la semifinal ante el Levante será mantener la portería a cero en San Mamés para después poder sacar provecho del valor doble de los goles en la vuelta fuera de casa.
Paciencia con los jóvenes y las rotaciones
Al contrario que en la temporada pasada en la que Garitano apenas realizó rotaciones al coincidir las eliminatorias de Copa con los partidos de Liga, Marcelino ha tenido que conceder oportunidades a los menos habituales. El técnico asturiano explicaba tras las eliminatorias ante Ibiza y Alcoyano que no podía afrontar la carga de partidos con los mismos jugadores y que los que menos jugaban se merecían una oportunidad contra equipos de Segunda B.
La realidad es que los cambios en las alineaciones afectaron al equipo que tuvo que pelear hasta el final en todos los partidos. Contra el Valencia, el desgaste también pasó factura y Marcelino contó con tres futbolistas que la pasada campaña tenían ficha en el Bilbao Athletic. Vencedor, Sancet y Morcillo salieron de inicio. El medio centro parece asentarse en el bloque titular, pero a los otros dos les está costando entrar como es normal para los jóvenes.
A pesar de todo participaron en las mejores jugadas ofensivas del equipo. El buen centro de Morcillo fue determinante para que Hugo Guillamón marcara en propia puerta y Sancet tuvo el 2-0 en la segunda mitad. El navarro no acertó porque Domenech aguantó el tipo y sacó una mano espectacular. Desperdició una clara ocasión, pero a nadie se le debe olvidar que todavía tiene 20 años.
Lleva 35 partidos con el primer equipo en temporada y media, aunque todavía no ha encontrado su sitio en el equipo. En categorías inferiores actuaba en medio campo y aprovechaba su capacidad de llegada para hacer goles. Sin embargo, tanto Garitano como Marcelino le han utilizado en posiciones más adelantadas. El de Derio como media punta y el asturiano como segundo delantero. Es evidente que tiene carencias, sobre todo en las disputas ya que cae con demasiada facilidad y pierde balones, pero también atesora calidad como demuestra con sus movimientos e intentos de filtrar pases.
La paciencia con los jóvenes es fundamental para que vayan aportando. Asumiendo al mismo tiempo la dificultad que supone tener que demostrar su valía al no jugar con asiduidad.