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La deslocalización del Biarritz Olympique, una aberración

El presidente del Biarritz Olympique, Jean-Baptiste Aldigé, contempla el traslado del club tras la negativa de la alcaldesa Maider Arostéguy en relación con sus propuestas relativas al desarrollo inmobiliario de ‘le plateau’ de Aguilera.

El pasado 16 de febrero, Jean Baptiste Aldigé, presidente del BO, se presentó de improviso en la rueda de prensa de la alcaldesa, Maider Arostéguy. (Bob EDME)

La bolsa o la supervivencia. De lo contrario reubicamos el club. Estos son los términos del nuevo chantaje imaginado por Jean-Baptiste Aldigé, presidente del BOPB, sobre el Ayuntamiento de Biarritz. «O se liquida la sociedad o nos vamos», lanzó al aire en la emisora RMC, en reacción al frenazo dado por la alcaldesa Maider Arosteguy al proyecto de reurbanización de la meseta de Aguilera.
El juego de Aldigé ya no parece funcionar con el nuevo equipo municipal. Su ambicioso proyecto, visto como la solución a todos los males financieros de un club, se considera demasiado costoso para las finanzas públicas y, por lo tanto, para el contribuyente. El grupo Gavekal, accionista mayoritario, ya no quiere meterse la mano en el bolsillo. Ya ha invertido diez millones de euros desde su llegada como salvador en junio de 2018. Por tanto, los millones se encuentran en otra parte. ¿En otro lugar, allí donde Jean-Baptiste Aldigé ve el futuro de BOPB? ¿Dónde?

No demasiado cerca de Ipar Euskal Herria, ya que «los problemas serían los mismos» según el dirigente, que apunra que no son «cuestiones de fronteras, colores o nombre». Jean-Baptiste Aldigé todavía no parece comprender su tierra de acogida.

Reubicar un club de rugby profesional. La idea desprecia la historia de un estandarte de la identidad vasca, desprecia a sus orgullosos seguidores, desprecia un territorio. Un club de más de cien años, cinco veces campeón, vive a través de Aguilera, donde las anécdotas se comparten entre los rojiblancos. El hincha de Biarritz, incluso decepcionado por el abandono del proyecto inmobiliario de la meseta de Aguilera, nunca se trasladaría lejos. Acostumbrado a comunicar de manera impactante y a menudo de manera mal controlada, el presidente Aldigé dice que está «listo para cualquier cosa» con tal de salvar a su empresa y sus empleados. Un deseo meritorio, pero un club de rugby profesional no es una empresa textil o una franquicia, está firmemente anclado en su tierra.

El Jean Dauger en Baiona

El proyecto de Aguilera con sus viviendas, sus áreas comerciales, la renovación del estadio y la creación de un centro de entrenamiento responde a la delicada ecuación de los clubes de rugby con grandes ambiciones. Hay que encontrar la forma correcta de financiarlos, como el proyecto vecino de Baiona. Hoy en día, si bien la rivalidad entre Aviron Bayonnais y Biarritz Olympique no se desarrolla sobre el campo, está ocurriendo en la parte de atrás del escenario con sendos proyectos de estadios a dos velocidades opuestas.

En Baiona la renovación del Stade Jean Dauger cuenta con el apoyo de las autoridades locales por una suma de trece millones de euros, casi la mitad del presupuesto total para una obra que debería estar terminada a finales de 2022.

La puerta del Ayuntamiento de Biarritz no está completamente cerrada. Durante la campaña de las municipales, la candidata de Les Républicains fue uno de los principales apoyos del proyecto BO. El ciudad tendría mucho que perder en caso de desaparición de su histórico club. Y luego tendría que gestionar en solitario la meseta de Aguilera y su últimos terrenos edificables.

Pero el pilar de confianza entre Jean-Baptiste Aldigé y Maider Arosteguy se ha derrumbado en medio de los insultos del presidente contra la alcaldesa. Esta no esconde que está mirando «un plan B o incluso un plan C» para la supervivencia del club. A menos que un ascenso al Top 14 cambie la situación, tanto para los accionistas como para la ciudad.