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Una doble verja para impedir el cruce de migrantes haitianos

El presidente de la República Dominicana, Luis Abinader, ha anunciado la construcción, a cargo de una empresa israelí, de una verja en la frontera con Haití que estará dotada con todos los «medios físicos y tecnológicos» para impedir el paso de migrantes haitianos.

El presidente de la República Dominicana, Luis Abinader, ha anunciado la construcción. (AFP)

En la segunda mitad de este año 2021 empezaremos a construir una verja en la línea divisoria entre ambos países: la República Dominicana y Haití», ha asegurado el presidente de República Dominicana, Luis Abinader. Otro muro más en el mapa o, mejor dicho, una doble verja perimetral en lo que se consideran los tramos «más conflictivos» y una simple en el resto, que además estará dotada de sensores de movimiento, cámaras de reconocimiento facial, radares y sistemas de rayos infrarrojos. El objetivo, impedir el paso de migrantes haitianos a territorio dominicano.

«En un plazo de dos años queremos poner fin a los graves problemas de inmigración ilegal, narcotráfico y transito de vehículos robados que padecemos desde hace años y lograr la protección de nuestra integridad territorial que llevamos buscando desde nuestra independencia», alega Abinader.

Según ha precisado el ministro de Exteriores, Roberto Álvarez, la empresa israelí Rafael Advanced Defence Systems está diseñando un proyecto piloto para este «perímetro tecnológico» en la frontera. Actualmente la línea divisoria entre ambos países, de casi 400 kilómetros, cuenta con cuatro pasos formales, vigilados por las Fuerzas Armadas.

La relación entre los Gobiernos de ambos países ha sido históricamente difícil y cada nuevo Ejecutivo dominicano fija como prioridad la cuestión migratoria. En la República Dominicana, con 10,5 millones de habitantes, viven cerca de 500.000 haitianos, según la Encuesta Nacional de Inmigrantes.

El pasado 14 de enero, Abinader y su homólogo haitiano, Jovenel Moise, firmaron un acuerdo que incluye un compromiso para tomar medidas contra «el flujo migratorio irregular» y «reforzar la seguridad y la vigilancia fronteriza».

En declaraciones a AFP, Juan del Rosario, profesor de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), subraya que «el muro no tiene razón de ser», porque «mientras en Haití persistan la extrema pobreza y la inestabilidad política, va a haber presión migratoria». «Puedes construir un muro de 100 metros de alto y la gente va a buscar cómo pasar», añade. Por su parte, William Charpentier, coordinador de la independiente Mesa Nacional para las Migraciones y Refugiados, advierte de que cada vez que se asoma en el mundo la idea de construir un muro fronterizo se despierta «resentimiento, xenofobia y racismo». Denuncia deportaciones masivas de inmigrantes sin papeles e impedimentos a migrantes para renovar documentos o alquilar una vivienda: «Es una persecución permanente».

«Son gastos innecesarios», insiste Charpentier sobre el muro. «Hay que incrementar proyectos de desarrollo» que beneficien por igual a dominicanos y haitianos.

Haití, violencia y desigualdad

«La decisión de construir un muro no es nueva, sino que se remonta ya a algunos años atrás y las principales razones históricas son el deseo de la República Dominicana de defenderse de la presión migratoria procedente de Haití. En un momento en que la situación en Haití empeora significativamente desde el punto de vista social y político, el Gobierno dominicano teme que esta presión migratoria aumente aún más, por lo que parece decidido a proceder a la construcción de esta barrera», señala desde Haití Fiammetta Cappellini, responsable regional de la Fundación AVSI en la zona del Caribe.

Avisa de que «si la situación política en Haití no se resuelve y sigue empeorando, como desgraciadamente parece estar ocurriendo, esta ola migratoria no se resolverá y las serias disposiciones para construir el muro penalizarán fuertemente las relaciones entre los dos países».

«Los países que se beneficiaron de Haití le dieron la espalda y nos han dejado ese peso a nosotros. Hoy en día, el 40% de los hospitales están llenos de parturientas haitianas. Ellas cruzan y trabajan aquí como hacemos nosotros cuando nos vamos a otros países cuando necesitamos trabajar. La emigración es por necesidad. Nadie quiere irse si está bien en su casa. Eso pasa porque los Gobiernos no son suficientemente responsable con sus ciudadanos y se crean cordones de miseria que obligan a la gente a emigrar. Los haitianos necesitan ayuda internacional», destaca, en declaraciones a RFI, Cándide Acosta periodista dominicana.

El comandante general del Ejército de la República Dominicana, Julio Florián Pérez, ha informado del despliegue de 7.200 soldados en la frontera con Haití y de la detención y deportación, en lo que va de año, de más de 38.000 haitianos. Ha asegurado que se mantendrá la vigilancia por aire, mar y tierra con el propósito de «brindar toda la seguridad», a raíz de la situación sociopolítica que atraviesa Haití en estos momentos. Además de los soldados, la República Dominicana mantiene en la frontera carros de combate y aviones de guerra Súper Tucano.

En un informe de enero de este año, la Oficina de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos expresó su preocupación por «la inseguridad, la pobreza y las desigualdades estructurales persistentes en Haití, junto con el aumento de las tensiones políticas, lo que puede llevar a un descontento público seguido de una violenta represión policial y más violaciones de los derechos humanos».

«Los secuestros para pedir rescate, los ataques de bandas criminales contra barrios supuestamente rivales y la inseguridad generalizada han aumentado en un contexto de impunidad casi total», denunció.