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La ONU estima que 527.000 presos se han contagiado de covid en el mundo, con 3.800 fallecidos

Es una cifra redondeada y seguramente se queda corta. La ONU ha constastado que «las cárceles son entornos de alto riesgo de covid-19 para quienes viven y trabajan allí».

La Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) está celebrando su congreso en Kioto. (©UNIS-Vienna)

Philipp Meissner, experto en reforma penitenciaria en la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, por sus siglas en inglés), ha señalado que las estimaciones apuntan a que hay más de 527.000 presos que se han infectado de covid-19 en 122 estados y que más de 3.800 han fallecido en 47 de esos países.

«Los sistemas penitenciarios y los más de once millones de presos que hay en el mundo se han visto golpeados de manera desproporcionada por la pandemia», ha lamentado Meissner.

Estos datos se han hecho públicos este viernes con motivo del XIV Congreso de la ONU sobre Prevención del Delito y Justicia Penal, que se celebra esta semana en la ciudad japonesa de Kioto.

El número real puede ser mucho mayor

El cónclave se ha organizado concretamente para debatir el impacto del covid-19 en los entornos penitenciarios.

El citado experto ha advertido de que, dada la «capacidad de prueba limitada en muchas jurisdicciones y la situación en rápida evolución», el número real de presos contagiados «puede ser mucho mayor».

«También debe reconocerse que, debido a su interacción cercana y regular con los reclusos, los funcionarios de prisiones, los profesionales de la salud y otras personas que trabajan en las prisiones, también enfrentan un mayor riesgo de infección», ha añadido Meissner.

«Sin duda, las cárceles son entornos de alto riesgo de covid-19 para quienes viven y trabajan allí», ha insistido.

Regímenes más duros por las restricciones

Meissner ha censurado que las medidas adoptadas en muchos países a raíz de la pandemia «han endurecido los regímenes penitenciarios».

«Por ejemplo –ha explicado–, se han suspendido las visitas y el acceso a los programas de rehabilitación y otras actividades constructivas fuera de las zonas de alojamiento es muy restringido, si es que lo hay».

«No poder ver a las familias y los niños durante periodos prolongados tiene un grave impacto en la salud mental y el bienestar de los presos y agrava el sufrimiento inherente a una situación de encarcelamiento», ha denunciado.

En este sentido, ha alertado de que «la atmósfera en las cárceles se ha vuelto tensa en muchos países y se ha exacerbado por la ansiedad, el miedo y la incertidumbre entre los presos y los funcionarios de esos centros».

«Los disturbios en las cárceles y otros incidentes de seguridad en cerca de 50 países han demostrado la importancia de dar información transparente sobre covid-19 y, en la medida de lo posible, con la participación de los presos», ha propuesto.

Hacinamiento en la mayoría de países

Meissner ha resaltado que «incluso los sistemas penales con recursos relativamente buenos se enfrentan a serios desafíos para mitigar el impacto de la pandemia en las prisiones».

«Las consecuencias son particularmente graves en los sistemas penitenciarios sobrecargados por razones que incluyen la negligencia sistémica, la falta de personal y otros recursos. Eso ha llevado a condiciones carcelarias malas o insuficientes en los servicios de saneamiento, higiene y salud», ha denunciado.

De la misma forma, ha narrado que el hacinamiento en las cárceles, que continúa afectando a «la mayoría de los países», aumenta «exponencialmente los desafíos planteados por la covid-19 y la viabilidad real de introducir medidas significativas de prevención y control de infecciones».