INFO

Primera prueba de fuego para el nuevo presidente de la CDU

Los sondeos anuncian dos derrotas para la Unión Demócrata Cristiana (CDU) para sendas elecciones regionales hoy. Una aspira a llevarse el adjetivo «histórica». Los resultados van a influir en las aspiraciones de su presidente, Armin Laschet, de ser candidato a canciller.

Los sondeos anuncian dos derrotas para la Unión Demócrata Cristiana.

La pandemia es todo y todo es la pandemia. Para los partidos políticos se ha hecho difícil hacer campaña si el único tema es el covid-19 y sus mutaciones, las restricciones y las vacunas mientras las estadísticas confirman que la tercera ola ha llegado. Así los Verdes, por ejemplo, no pueden aprovechar su tema estrella, la política climática.

Al mismo tiempo, la deficiente gestión de la crisis sanitaria a nivel nacional –las vacunas son almacenadas por millones en vez de ser administradas y los prometidos tests rápidos no llegan– se convierte en un carga para la CDU, porque pone en cuestión no solo al ministro de Sanidad, Jens Spahn, sino también a la canciller, Angela Merkel.

Actualmente la jefa de Gobierno se ha vuelto invisible, dejando el protagonismo a otros. A principios de marzo no les pudo imponer su doctrina a los 16 ministros presidentes para que mantuvieran las restricciones por lo menos hasta Semana Santa.

El presidente de la CDU, Armin Laschet, a la vez ministro presidente de Renania del Norte-Westfalia, ha sido de los que han querido mostrarse más flexibles y menos doctrinarios que la canciller ante el cansancio que ya se nota en la sociedad, que desde noviembre vive sin poder acudir a lugares de ocio y comercios.

Merkel ha advertido del peligro que suponen las mutaciones del virus en esta situación, pero no puede hacer más porque la sanidad es competencia de los länder.

El escándalo de las mascarillas

Mientras las muy contagiosas mutaciones dominan ahora el número de nuevas infecciones, que vuelven a subir, la CDU tiene que lidiar con el denominado «affaire de las mascarillas».

Se trata de un puñado de casos en los que diputados de la formación democristiana se han beneficiado económicamente de negocios relacionados con el combate contra la pandemia. La Justicia tendrá que decidir ahora si ha habido delito o no.

La CDU se apresura a contener el daño político para evitar males mayores en una situación en la que, por ejemplo, el sector hostelero y cultural están sufriendo graves pérdidas. Hasta las seis de la tarde del viernes los parlamentarios demócrata cristianos han tenido que declarar ante su partido los negocios que han hecho al margen de su labor en el Bundestag.

La vicepresidenta del grupo parlamentario, Gitta Connemann, ha calificado la crisis de la formación como «peor que la de las donaciones», refiriéndose al escándalo de financiación ilegal que le costó al excanciller Helmut Kohl la presidencia de honor hace veinte años.

En esta difícil situación, un partido necesita a un líder que le guíe, pero Laschet no puede asumir este rol porque uno de los escándalos le salpica también a él. Su Gobierno compró material de protección a una empresa en la que trabaja su hijo. Cuando se hizo público este detalle, el Ejecutivo de Düsseldorf canceló el contrato. Ahora la empresa ha llevado el asunto a los tribunales.

Verdes y SPD

Frente a los escándalos de la CDU, en particular, y a la pandemia, en general, que parece controlable gracias a la autodisciplina que muestra la mayoría de la ciudadanía, ganan aquellos políticos que infunden fiabilidad y credibilidad.

Es el caso de Winfried Kretschmann, de los Verdes ecologistas en Baden-Württemberg. En 2011 venció por primera vez a la CDU en su feudo. Desde entonces, ambos partidos gobiernan en coalición.

Según los sondeos, los Verdes tienen una ventaja de entre 7 y 10 puntos sobre la CDU. Si la votación fuera directa, Kretschmann contaría incluso con el 70% de las simpatías, mientras que su rival de la CDU, Susanne Eisenmann, solo llegaría al 13%. La debilidad de la CDU se debe, sobre todo, a su candidata, quien ha optado por enfrentarse a su ministro presidente y a la canciller, criticando su gestión de la pandemia.

El panorama se repite en la vecina Renania del Palatinado, gobernada por la socialdemócrata Malu Dreyer en coalición con el Partido Liberaldemócrata (FDP) y los Verdes.

El SPD lleva actualmente una ventaja de cinco puntos a la CDU. Si el electorado votara directamente al jefe o la jefa de Gobierno, Dreyer ganaría con el 58% de los votos frente al 28% que obtendría Christian Baldauf, de la CDU.

La AfD, presente, pero a la baja

Se cuenta con que en ambos estados federales la xenófoba y ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) vuelva a estar presente en los hemiciclos, aunque quizás dejaría de ser la tercera fuerza política. Su bajada se debe principalmente a problemas internos.

Los pronósticos auguran que el partido socialista Die Linke no entrará en ninguno de los dos parlamentos regionales. Para ello tendría que superar el límite del 5%, que no alcanza en dos territorios políticamente difíciles para la formación, cuyo peso reside en el este alemán.

Hace dos semanas Die Linke renovó su cúpula nacional, dirigida ahora por Susanne Hennig-Wellsow, de Turingia, y Janine Wissler, de Hesse.