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La Final Four de la Euroliga eleva a los altares el buen ojo de Alfredo Salazar

No estará Saski Baskonia en la Final Four de Colonia del 28 al 30 de mayo, pero en total habrá 11 jugadores que en alguna ocasión hayan vestido con los colores del cuadro gasteiztarra. Los cuatro equipos tienen algún representante, y eso que el CSKA ha perdido a Mike James y el Barça a Heurtel.

Shane Larkin y Johannes Voigtmann, excompañeros en el Baskonia, se enfrentarán, junto con otros exbaskonistas, en la Final Four de Colonia. (Jaizki FONTANEDA / FOKU)

Saski Baskonia, según los datos de la inconclusa 2019/2020, tenía entre los 18 equipos que participaban en aquella Euroliga, el undécimo mayor presupuesto. Si bien esos datos pueden fluctuar, y más en una campaña posterior tan especial a cuenta de la pandemia en el que el bajón presupuestario es notorio a cuenta del bajón de los ingresos por falta de público, es una buena referencia para ubicar dónde se sitúa el club gasteiztarra en el terreno presupuestario ante los más grandes del continente. El portal Eurohoops marcaba al Barcelona como el mayor trasatlántico de Europa con 41,8 millones de euros de presupuesto, mientras que Saski Baskonia cuadraba sus cuentas en los 16 millones.

Esta introducción implica que la entidad que dirige Josean Kerejeta no puede competir frente a frente con los equipos con la billetera más ancha y por ello debe hacer encaje de bolillos a la hora de rastrear los mercados de jugadores, peleando con los propios límites monetarios y las restricciones debidas a la política de cupos que marca la competición doméstica y que, en mayor o menor medida, dificulta armar un plantel año tras año para ser competitivos en Europa, que es donde Saski Baskonia principalmente tiene puestos sus ojos desde hace más de 20 años.

Ahí entra en juego el ojo clínico de la dirección deportiva de cada club. Un CSKA de Moscú o un Barça pueden gastarse dinerales en jugadores a los cuales un club como el Baskonia no puede ni sondear porque le resulta caro o, si lo ha tenido consigo, no puede retenerlo porque su caché se ha elevado. Es el mercado, amigos... y enemigos.

La ilusión por bandera

Y si hablamos de alguien con ojo clínico a la hora de detectar el talento y las características precisas para Saski Baskonia, nadie como Alfredo Salazar. Poco dado a aparecer en los medios, y con su cuota de aciertos y errores como ser humano que es, la clave de este auténtico ojo de águila es la «ilusión».

«Si pierdes la ilusión lo pierdes todo. Es como un veneno. No es pretender ser más listo que los demás o decir ‘yo tenía razón', sino adelantarte un minuto, o que te dé rabia si llegas cinco minutos tarde, o si el equipo pierde».

Con Juan Pedro Cazorla erigido como su mano derecha desde hace unos años, Alfredo Salazar puede mirar la próxima Final Four de la Euroliga y sonreír porque lo ha vuelto a hacer. O lo volvió a hacer. A pesar de que Saski Baskonia no ha podido meterse en los cruces de cuartos de final, hasta 11 jugadores de los cuatro equipos clasificados vistieron en su día la camiseta de Saski Baskonia. No es que fueran perlas descubiertas en mitad de un cenagal, pero los gasteiztarras supieron moverse y hacerse con los servicios de unos jugadores que hoy ya no puede pagar, pero que su caché actual viene en gran medida fruto del trabajo que realizaron en Gasteiz.

CSKA Baskonia vs Efes Baskonia

La clasificación de la Fase Regular de la Euroliga sirve también no solo para prefijar los cruces de cuartos, sino también la configuración de la propia Final Four. En ese sentido, CSKA Moscú y Anadolu Efes repetirán en semifinales la finalísima que disputaron en gasteiz 2019, mientras que Barcelona y Armani Milano se verán las caras en la segunda semifinal.

El duelo entre rusos y otomanos se puede ver con la camiseta del Baskonia y animar a los dos, y ganar sí o sí, ya que suman un total de ocho jugadores con pasado en Gasteiz, con un reparto equitativo de cuatro y tres.

Darrun Hilliard, Tornike Shengelia, Johannes Voigtmann y Micheal Eric forman parte del «entramado baskonista» del CSKA. Y todo ello después de haber perdido a Mike James por sus desencuentros con el técnico Itoudis. Por no hablar de varios «casos» como Strelnieks o Lundberg, que orbitaron el seno gasteiztarra pero sin tomar contacto.

Mike James, que llegó en una temporada especialmente convulsa al seno gasteiztarra, en una temporada 2014-2015 que arrancó con Marco Crespi en el banquillo y acabó con Ibon Navarro, un Mike James que llegaba des Grecia, después de haber pasado por Croacia, Israel e Italia, y sin hacer mucho ruido. Lo que en la NBA se podría denominar un «robo del draft», visto su rendimiento y valor posteriores.

Evidentemente, nadie como Tornike Shengelia. Llegado también el mismo año que Mike James, su condición de cupo de formación, ya que se formó en el seno de Valencia Basket, convirtió al georgiano en un jugador irrechazable para el Baskonia. Tanto es así, que Josean Kerejeta declaró en una entrevista en Radio Vitoria que fichó el al georgiano «sin consultarlo con nadie. La política de cupos te limita tanto, que si se pone una oportunidad a tiro, hay que aprovecharlo», diría el de Lazkao.

Johannes Voigtmann llegaría a Gasteiz en la campaña 2016-2017 para irse tras la 2018-2019. En ese último cuarto coincidiría con Darrun Hilliard, siendo ambos dos jugadores muy finos, con una incuestionable calidad, como es el caso del alemán, aunque tendentes a desaparecer.

El último en llegar sería Micheal Eric, campeón de la Liga ACB 2019-202020 junto con Shengelia, y con pasado también en Bilbao Basket, adonde militó en la campaña 2016-2017, y que fue una cierta decepción, ya que llegó como pívot principal pero no dio el rendimiento esperado.

¡Qué decir de Anadolu Efes! Mentar a Shane Larkin es como para poner de rodillas al baskonista devoto. Su llegada a Gasteiz fue también de puntillas, en la campaña 2016-2017, en sustitución de Mike James y Darius Adams, en un año en el que los gasteiztarras arriesgaron con el fichaje de Andrea Bargnani –y el mentado Voigtmann–, con Sito Alonso en el banquillo.

La ausencia de un suplente de garantías –con el debido respeto a todo un Nico Laprovittola– impidió ver al mejor Larkin en los momentos de la verdad, en el que la fatiga le pasó factura e impidió que los gasteiztarras llegasen a final alguna. Luego de su paso por la NBA, sobre todo los Celtics, su regreso a Turquía comenzó con mal pie, pero Ergin Ataman supo tener paciencia con él, conseguirle una pareja perfecta como Vasilije Micic y dejarlo volar para ser uno de los jugadores más desequilibrantes de Europa.

Quien primero llegó al Baskonia fue Tibor Pleiss, en la campaña 2012-2013, pero no terminó de cuajar después de dos años. Probó en el Barça y la NBA, antes de probar en Valencia y quedarse en Turquía. Su tamaño y fundamentos enamoran nada más verlo, pero es el propio Salazar quien condiciona a los jugadores según su carácter. Con menos talento que Pleiss, los hay que han llegado más lejos.

El otro es Rodrigue Beaubois. El escolta galo pululaba en su país, concretamente andaba por Estrasburgo, cuando en la campaña 2016-2017 aterrizó en Gasteiz. Ya para entonces tenía un pasado en la NBA, con anillo de campeón incluido en 2011, y algún partido de 40 puntos en su temporada de novato. Pero entre las lesiones y su propia intermitencia había desaparecido del radar, pero no del ojo de Alfredo Salazar, que lo reclutó para relanzar su carrera.

No conviene olvidar que en la campaña 2012-2013, el actual jugador de Anadolu Efes Adrien Moerman recaló en Bilbao Basket, equipo con el que disputaría la final de la Eurocup en Charleroi ante el Lokomotiv Kuban de Krasnodar. Aquel mismo año, un tal Fabien Causeur también debió recalar en Bilbo, pero en el último momento se deslizó A-68 abajo camino a Gasteiz.

En ocasiones veo exbaskonistas

Si el pobre Haley Joel Osment veía muertos en «El Sexto Sentido», mirar la plantilla de Armani Milano provoca una reacción parecida. Y el Barça ahora ya no, pero hace no tanto parecía una sucursal de objetos perdidos del cuadro gasteiztarra, con jugadores como Oleson, Pau Ribas, Kevin Seraphin, Joey Dorsey y otros más. Víctor Claver también estuvo en su día muy cerca de recalar por Gasteiz, pero tampoco se dio.

Solo queda Adam Hanga, que tras recalar de Manresa en 2013, sufrió los rigores de las lesiones y hasta una cesión en Italia antes de, en la mágica temporada 2015-2017, explotar de verdad y llegar a la Final Four de Berlín. Desde la campaña 2017-2018 sigue en Barcelona y de cara a esta Final Four de Colonia, de no haber sido por un par de providenciales canastas suyas en el segundo partido, muy posiblemente el Zenit de San Petersburgo se hubiera colado de rondón.

Por no hablar de Thomas Heurtel. Saco de los palos en Gasteiz como suplente de Prigioni luego de su llegada desde Alicante –aprendió de la mano de Txus Vidorreta– en la campaña 2011-2012, su gusto por el «hero ball» ha levantado pasiones allá donde ha jugado, y su inconsistencia algún amago de úlcera entre aficionados y entrenadores. Ahora anda por Villeurbanne ya que a Saras Jasikevicius le ha dado la gana desprenderse de él. Heurtel es capaz de ganar el partido de máximo compromiso imaginable por sí solo, pero quedarse en segunda fila o ser parte del grupo como uno más, eso no va con él. El que lo quiera, como sucede con Mike James, aunque en la NBA tendrá otro rol, sabe lo que adquiere.

Y luego hasta el Armani Milano, con otros tres exbaskonistas, Michael Roll incluido. Roll llegó a Gasteiz para los playoffs de la campaña 2015-2016 en lugar de Jaka Blazic. Pero el escolta se encontró con un equipo en plena descomposición tras la Final Four y el Baskonia cayó en cuartos de final.

Vladimir Micov tampoco es que estuviera más tiempo. En la campaña 2009-2010, el alero serbio estuvo de «temporero» en Gasteiz por espacio de 13 partidos y poco protagonismo de aquel «Baja Laboral Baskonia» –juego de palabras acuñado por la afición gasteiztarra– que acabó ganando la Liga «Bipolar» 2009-202010 con aquel «dos más uno» imposible de San Emeterio al Barça.

Quién sí ha hecho cosas en Gasteiz es Shavon Shields, MVP de la jornada de desempate, con 34 puntos y 41 de valoración –la mejor actuación individual en unos playoffs en más de 15 años, según revela la propia Euroliga–, aunque por poco la lió con un par de errores fruto de los nervios en un final algo histérico.

Shields llegó de Italia, del L'Aquila Trento, en la campaña 2018-2019, y se ha ido con el título de la Liga ACB bajo el brazo. Comunitario de pleno derecho ya que tiene la ciudadanía danesa por parte de madre, Shields es un jugador discreto pero que cumple muy bien en cada requisito, sobre todo si puede permanecer a la sombra de otras figuras, figuras que pudieran ser Shengelia o Vildoza en Gasteiz, o Delaney y Sergio Rodríguez en Milán.

Así pues, si hay alguien que puede considerarse ganador de esta Euroliga 2020-2021, no es otro que el bueno de Alfredo Salazar. Que acumula aciertos y errores como todo el mundo, pero cuyo ojo clínico a la hora de evaluar el talento no tiene rival, al menos en Europa.