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La recuperación histórica de Napoleón desde la perspectiva vasca

Escultura en Sara para recordar la miseria que trajeron las tropas de Napoleón. (GUILLAUME FAUVEAU)

Hoy, 5 de mayo, se cumplen 200 años de la muerte de Napoleón Bonaparte, por lo que estos días se está recordando al personaje histórico, algunos por sus grandes proezas y otros desde un punto de vista más crítico. A nosotros como pueblo, como nación, también nos corresponde recordarle y rememorar el efecto que tuvo en nuestra historia. ‘1813-1814 Euskal Herria destruida por las tropas de Napoleón’ es el nombre de la escultura que se encuentra en el parque Suharriaga de Sara, y que es el fruto del trabajo de recuperación de la memoria histórica realizado por la asociación Lapurdi 1609.

Napoleón Bonaparte murió en 1821 en la isla de Santa Elena, tras haber sido desterrado. En nuestra trayectoria escolar todos hemos estudiado las proezas del 1º emperador francés después de la Revolución francesa, sus guerras y sus conquistas, de las cuales algunas tuvieron lugar en Euskal Herria. Pero lo que no nos enseñaron fue lo que sufrió el pueblo vasco más allá de las grandes batallas. Esa historia escondida que tuvo efectos devastadores y que contribuyó a la emigración masiva hacia América.

‘Que este monumento sea testigo de lo que el pueblo vasco sufrió en su piel y en sus huesos’ dice la escultura, en cuatro idiomas, proyectada por la asociación labortana, y que en su creación tuvo la participación de instituciones vascas, como la Mancomunidad Vasca, Udalbiltza y el Ayuntamiento de Sara, así como el apoyo de los ayuntamientos de Bera e Iruñea.

En ella un texto recuerda la miseria que trajo, fuera de las batallas, en su paso por Euskal Herria, cuando un gran número de gente murió de hambre y de pobreza. La asociación de recuperación de la memoria histórica enfatiza los estragos que causó en las localidades del norte de Nafarroa Garaia y el sur de Lapurdi, donde la tasa de mortalidad se duplicó. Explican que los soldados robaban, violaban, quemaban las puertas y ventanas para calentarse, y que una vez pasados los caballos no quedaba nada para comer.

Tras perder en Gasteiz, siguiendo a Napoleón llegaron las tropas inglesas, españolas y portuguesas, pero según remarcan los miembros de Lapurdi 1609, en Ipar Euskal Herria las tropas «amigas» de Napoleón fueron peores, además dijeron que pagarían a los ayuntamientos los gastos que les habían requerido, pero el dinero nunca llegó. Basados en los documentos históricos recuperados, muestran que los alcaldes de Lapurdi veían a las tropas napoleónicas como enemigas.

Esta pobreza tuvo como efecto un gran aumento de la emigración. Se calcula que en el siglo XIX, dos tercios de la población de Ipar Euskal Herria de entre 15 y 35 años emigró a América.

La asociación presentó en 2019 la segunda edición del libro ‘1813-1814 Euskal Herria Napoleonen tropengatik suntsitua’, en el que se relata la historia de este periodo fatídico y que también incluye documentos de la época.

En París el Arco del Triunfo representa las victorias del Ejército francés bajo las órdenes de Napoleón. Al otro lado del canal de la Mancha, en cambio, lo que se recuerda es la gran derrota que sufrió ante el vicealmirante Nelson en la gran batalla que ahora da nombre a una de las plazas más importantes de la capital londinense, Trafalgar Square.

En Baiona también hay una escultura dedicada a Napoleón, que hace honor a sus proezas, y desde 2019 está en Sara la que recuerda sus efectos devastadores en nuestras tierras. Ahora en Euskal Herria, nos corresponde decidir qué Napoleón queremos recordar como nación, qué emperador vamos a enseñar en nuestros libros y clases, porque el efecto que tuvo en nuestra historia fue enorme, pero de nosotros depende hacer una lectura crítica sobre ello, ya que el pueblo que no recuerda su historia está condenado a desaparecer.