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La muerte de un señor llamado Alfonso Beraza Garay

Esquela de Alfonso Beraza.

Quizás por ser un intruso, la épica oficial sobre el oficio de periodista me resulta poco atractiva. Yo no me metí a esto por la serie de Alicia Borrachero y José Coronado ni tras leer ‘Ébano’ de Ryszard Kapuscinski. Yo me metí a esto por gente como Alfonso Beraza Garay, un señor que ha muerto y al que no conocía.

Hay días en los que este es un trabajo frustrante. Te vas a la cama preguntándote, «¿ya le interesará a alguien esto que hemos hecho?». Te duermes con la duda, si eres muy obsesivo te despiertas con la certeza de que solo le interesa a tu madre, y te levantas con la sensación de que hoy lo puedes hacer mejor. Se puede volver a intentar contar algo interesante, con cierto sentido y el valor suficiente para que esa gente pague por tu trabajo. Por favor, que esté bien escrito.

En esas, un día como hoy, en la página de esquelas, aparece una nota de una persona fallecida. Es un señor de Barakaldo llamado Alfonso Beraza, al que no conoces. En la foto aparece sonriente, con gafas, atractivo. Piensas si no lo habrás conocido en alguna reunión, en algún happening popular, en alguna rueda de prensa o movilización. Repasas a las personas que conoces de Barakaldo. No caes. Sin embargo, él habla como si os conocieseis. Lo que dice en la nota de su propia muerte le da sentido al trabajo que hacemos en el periódico.

Entiendo que al tener conciencia de que iba a morir, el tal Alfonso Beraza Garay decidió que para cuando ese hecho fatal sucediese, dejaría escrita una esquela en la que agradecería a sus dos periódicos la compañía que le han hecho a diario, y lo que le han aportado en vida. Son dos periódicos, pero en realidad es un único proyecto, porque el primero lo cerraron ilegalmente y el segundo lo han intentado cerrar legalmente, por asfixia. Alfonso, que está muerto, celebra que estemos vivos.  

Era ‘Egin’ y es GARA, y el recién fallecido les dedica estas palabras en su propia esquela:

«Por tantos años disfrutando de vuestra diaria compañía.
Por ser fieles a este pueblo.
Por vuestro empeño por euskaldunizarnos.
Por no olvidaros de presos/as, exiliados/as, torturados/as y fusilados/as.
Por vuestras luces y vuestras sombras.
Por acercarnos a los pueblos y a las gentes más vulnerables.

Recordad: ‘Sólo los peces muertos van a favor de la corriente’

Por eso y por mucho más, Mila esker!!!»

Un medio de comunicación como este es posible solo gracias a personas como Alfonso Beraza Garay, que nos ha emocionado, al que estamos muy agradecidos, aunque tarde, y por el que tenemos una única pena: no haberlo conocido antes

He buscado en internet quién era Alfonso Beraza Garay. La noticia aparece en ‘Barakaldo Digital’. Beraza fue cura obrero en Basauri. Estuvo acusado de ser de ETA y por ello estuvo arrestado en 1982. Un año más tarde era elegido concejal de Herri Batasuna en Barakaldo, hasta 1987, y donde compartió responsabilidades con Joseba González Pereda y Periko Solabarria. Incontrolados le dieron fuego a su furgoneta cuando era sacerdote. Estuvo implicado en diferentes luchas a favor de los más desfavorecidos. Fue miembro de la Asociación de Familias de Cruces y participó en varias campañas vecinales, lo mismo para pedir el cierre de la cantera que la creación de la casa de cultura. Este sábado al mediodía se le hará un homenaje de despedida en la Plaza de El Regato.


Me gusta la parte comunitaria del periodismo. Creo en una línea editorial clara y coherente, en el trabajo cooperativo, en la conjura del equipo de redacción y en la buena gestión empresarial. Por encima de esto, solo queda el contrato con los y las suscriptoras, con los lectores y con la sociedad a la que te debes. Esto no luce tanto como esa épica individual, pero en mi opinión es lo que verdaderamente hace posible contar historias de manera profesional, a medias industrial y a medias artesanal, de forma independiente y honesta.  

Un medio de comunicación como este es posible solo gracias a personas como Alfonso Beraza Garay, que nos ha emocionado, al que estamos muy agradecidos, aunque tarde, y por el que tenemos una única pena: no haberlo conocido antes.

Mila esker zuri, Alfonso. Agur eta ohore!