Recuento de infarto en la pugna del voto rural y el extranjero en Perú
La próxima Presidencia de Perú se decide por un puñado de votos en un recuento de infarto que deja al candidato de izquierda, Pedro Castillo, con la ligera ventaja que le dio el voto rural, a un paso de dar un vuelco histórico a la política peruana.
El triunfo del izquierdista Pedro Castillo en las elecciones presidenciales de Perú, que supondría un vuelco político radical en la política peruana, depende de un puñado de votos.
El resultado electoral deja la imagen de una votación polarizada entre la apuesta por un cambio radical y la ruptura con décadas del neoliberalismo más duro y la opción conservadora de Keiko Fujimori, quien, a pesar del lastre de la corrupción y la herencia política de su padre, intenta llegar a la Presidencia por tercera vez.
O más bien entre el voto de rechazo a cada una de las opciones que aglutina a votantes menos afines.
El recuento de infarto deja casi un empate, con un comienzo del escrutinio con Fujimori en cabeza que fue cambiando a medida que se iban contabilizando los votos del medio rural, donde Castillo tiene su fuerza.
Pedro Castillo, candidato del izquierdista Perú Libre supera en el país por varias decenas de miles de votos a Fujimori, que se postuló por tercera vez a la Presidencia por el partido derechista Fuerza Popular. Pero el millón de peruanos residentes en el extranjero habilitados para votar, entre los que Fujimori tiene más respaldo, podrían cambiar el resultado en el último momento.
El domingo por la noche el recuento rápido de la encuestadora Ipsos ya apuntaba a un 50,2% para Castillo y un 49,8% para Fujimori, y ayer el recuento se vivió entre la tensión por lo ajustado del resultado y los llamamientos a la calma que ambos candidatos hicieron desde que cerraron los centros de votación.
Esperanza y cautela de Castillo
No obstante, Perú Libre afirmó en su cuenta de Twitter haberse puesto por delante a falta de escrutar el 6% de los votos gracias a las zonas rurales del país y confiaba en «sobrepasar holgadamente» a la Fuerza Popular de Fujimori, «pese a los intentos de fraude».
«Queridos personeros y personeras (interventores), para mí, héroes y heroínas de la democracia, aún faltan votos de algunos rincones de nuestro amado Perú y del extranjero. Por eso, debemos estar muy atentos para defender la voluntad popular hasta contar el último voto. Seguimos adelante», indicó Castillo a través de otro mensaje publicado en Twitter.
Mientras Fujimori permanecía en su domicilio, Castillo viajó a Lima desde su oriunda región de Cajamarca, en el norte de los Andes peruanos, donde ejerció su derecho al voto.
Lima versus el Perú rural
La votación también deja imagen de un país dividido entre Lima y las zonas de la costa norte –que concentran los flujos comerciales y la inversión agroindustrial–, por un lado, y el medio rural históricamente excluido y los pueblos originarios por otro. En la capital, Fujimori casi duplicó los votos de Castillo, con un 64,5% frente a un 35,4%.
Pero en pueblos como Tacabamba, de donde es originario Castillo, el líder izquierdista llegaba al 71% de los fotos, frente a un 28,7% de Fujimori. Como en Puno, donde llegó a un 89%, o en Cuzco (82,9%)
También en 2016 Pedro Pablo Kuczynski se impuso sobre la misma Keiko Fujimori por apenas 40.000 sufragios.
Pero a diferencia de aquellas elecciones, donde las dos opciones eran de derecha, estos comicios pusieron frente a frente a dos alternativas radicalmente opuestas.
Fujimori, que viene de perder en segunda vuelta las elecciones presidenciales de 2011 y de 2016 y en caso de ganar eludiría temporalmente una acusación de más de 30 años de cárcel por presunto lavado de dinero, aboga por mantener una economía neoliberal a ultranza implantada por su padre hace 30 años y que ha continuado hasta hoy. A pesar de las acusaciones de corrupción y de reconocerse heredera de la Presidencia golpista de su padre, Alberto Fujimori (1990-2000), lastrada por las violaciones de derechos humanos, la candidata del partido Fuerza Popular planteó esta elección como un referéndum entre «libertad y comunismo», lo que polarizó toda la campaña para aglutinar el miedo al cambio. En este empeño ha contado con el respaldo de los medios de comunicación y los poderes económicos.
Castillo, un maestro y líder sindical que adquirió relevancia pública en una huelga de docentes en 2017, apuesta por un profundo reformismo que incluye una nueva Constitución y la nacionalización de recursos naturales, pues considera que el progreso económico solo ha beneficiado a las clases más acomodadas y no ha resuelto las profundas brechas sociales.
Aunque en aspectos sociales como la igualdad de género, los derechos LGTBI o el derecho al aborto ambos presentan las mismas propuestas conservadoras, su victoria supondría un giro histórico en Perú.
El ganador o ganadora asumirá su mandato el próximo 28 de julio, día que Perú conmemorará los 200 años de su independencia, una fiesta ensombrecida por la crisis económica y sanitaria, al registrar por la pandemia de covid-19 más de 180.000 muertos que lo convierten en el país con la tasa de mortalidad más alta del mundo por el coronavirus.