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Los últimos pastores de la trashumancia en Nafarroa regresan al Pirineo tras el invierno

Con la primavera, llega el momento de que los rebaños de los valles pirenaicos que han pasado el invierno en las Bardenas regresen al norte de Nafarroa, retomando una milenaria tradición en riesgo de desaparecer, ya que los últimos pastores que siguen dedicándose a esta tarea no encuentran relevo.

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Los últimos pastores de la trashumancia de Nafarroa regresan a los valles del Pirineo con sus rebaños, que han pasado el invierno en las Bardenas, a donde que llegaron a comienzos de septiembre.

De esta manera retoman una tradición que lleva camino de desaparecer, tal y como señala José Enrique Otal, pastor de Garde, mientras avanza por la ruta que enlaza norte y sur del herrialde.

Otal señala que él es pastor siguiendo la tradición familiar, como ocurre con otros como él que también realizan la trashumancia, en un número que sitúa entre los siete y ocho. En total, en los valles de Erronkari y Zaraitzu, estima que habrá unos 15 pastores, un oficio que, como la trashumancia en sí, va camino de desaparecer, ya que «no hay relevo generacional».

Otal achaca esa falta de relevo al trabajo que supone cuidar del ganado y en especial a que cada vez resulta más difícil vivir de él, teniendo en cuenta que «los precios de venta están como hace cuarenta años. Han subido algo, pero más suben otras cosas, como el pienso, y no da».

Así que un oscuro futuro se cierne sobre un modo de vida y una tradición milenarios.