El nuevo obispo de Bilbo señala que existe «una deuda pendiente» con las víctimas de abusos
Joseba Segura, que tomará posesión el sábado como nuevo obispo de Bilbo, considera que la Iglesia Católica tiene «una deuda pendiente» con las víctimas de abusos sexuales y añade que «hubo una reacción defensiva» de anteponer la preocupación por los sacerdotes frente a quienes padecieron esta lacra.
El nuevo obispo de Bilbo, que tomará posesión este sábado como prelado, Joseba Segura, cree que, en el caso de abusos sexuales por parte de miembros de la Iglesia Católica, tienen una «deuda pendiente» y considera que hubo «una primera reacción defensiva, de no reconocimiento» y de poner la preocupación por los sacerdotes antes que por la víctimas.
En una entrevista a Radio Euskadi, Segura ha afirmado que se necesita «tiempo y preparación» para ser designado obispo y ha indicado que están trabajando en un plan de prioridades para la Diócesis de Bilbo.
Segura ha señalado que la Iglesia vizcaina, al igual que la de toda Europa, se está «haciendo un poco mayor» y, por ello, la vida de las parroquias está «un poco debilitada». Por lo tanto, uno de sus retos es ver cómo son capaces de crear «espacio para los jóvenes y que se sientan a gusto en la comunidad cristiana».
El obispo reconoce que la Iglesia Católica tiene «alguna dificultad para llegar con su mensaje» a este colectivo, pero cree que también tiene que ver «con una especie de tsunami cultural» que se está dando en Europa, de manera que se piensa que la «experiencia religiosa no es relevante».
Por otra parte, en relación a asuntos como los abusos sexuales por parte de miembros de la Iglesia Católica, Segura cree que sí existe una «deuda pendiente, porque ha habido mucho tiempo y muchas décadas en las que la Iglesia ha tenido, sin duda, una posición de responsabilidad educativa y en muchos sentidos, y ha tenido acceso a muchísimos niños y jóvenes».
Segura ha indicado que, aunque él personalmente cree que en la Iglesia española «el tema no afecta a tantas personas, a tantos clérigos y religiosos o religiosas», sí reconoce que ha habido «una primera reacción defensiva y de no reconocimiento o de querer tener muchísimas pruebas antes de actuar, y poner la preocupación por los sacerdotes antes que por la víctimas».
Por ello, cree que hay que «reconocer que es así y cambiarlo radicalmente». «Yo, desde luego, lo tengo claro, ahí no hay ninguna posibilidad de que, en un momento determinado, yo vaya a cerrarme a escuchar a cualquier persona (...) y ver qué es lo que se puede hacer por estas personas», ha indicado Segura, que ha precisado que ya hablado con personas que se han dirigido a él para contarle su experiencia.
Segura considera que habrá que cambiar procedimientos -«y de hecho se han cambiado»- para asegurar que ninguna persona que «tenga una mala experiencia no vaya a ser escuchada, defendida y tomada totalmente en serio». «Y va a haber actuaciones muy contundentes para confrontar a los responsables», ha manifestado.