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La deforestación de la Amazonía brasileña puede marcar otro penoso récord este 2021

La deforestación en la Amazonía brasileña en el primer semestre de este año ha afectado a 3.609 kilómetros cuadrados de selva, un 17,1% más que entre enero y junio de 2020, como indican los datos divulgados por la Administración federal.

Un área de la reserva de la selva amazónica, en el estado brasileño de Pará, que resultó quemada en agosto de 2020. (Carl DE SOUZA | AFP)

Según las alertas de deforestación divulgadas este viernes por el Instituto Nacional de Investigación Espacial de Brasil (INPE, por sus siglas en portugués), en los primeros seis meses de este 2021 se ha alcanzado la mayor tasa de devastación registrada para este período en la mayor selva tropical del planeta desde 2016, cuando comenzó a ser medida la serie histórica.

Solo en junio, la Amazonía brasileña perdió 1.062 kilómetros cuadrados de vegetación nativa, un 19% más que en el mismo mes del año pasado, y fue el cuarto récord mensual consecutivo de talas en el ecosistema. En mayo fueron devastados 1.391 kilómetros cuadrados de selva; en abril, 580,55; y en marzo, 367,6.

Los datos son captados por el Sistema de Detección de Deforestación de la Amazonía Legal en Tiempo Real (Deter), que, con base en imágenes satelitales, ofrece alertas anticipadas sobre las áreas que se están viendo afectadas.

La posición del Gobierno de Bolsonaro

Por su parte, el Observatorio del Clima, una red que reúne a medio centenar de ONG, entre las cuales se hallan Greenpeace y WWF, ha resaltado que las cifras son preocupantes y que la deforestación en la Amazonía puede volver a batir un nuevo récord este año.

«El resultado indica que, bajo (el Gobierno de) Bolsonaro, la deforestación anual superará por tercera vez la marca de los 10.000 kilómetros cuadrados de destrucción forestal, lo que no ocurría desde 2008», ha señalado este organismo en un comunicado divulgado este viernes.

En 2020 resultaron afectados cerca de 8.500 kilómetros cuadrados de selva en la Amazonía brasileña.

Durante la pasada Cumbre del Clima, el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, se comprometió a avanzar para conseguir eliminar la deforestación ilegal en este país para 2030.

No obstante, desde que el líder ultraderechista llegó al poder, el 1 de enero de 2019, la devastación de la selva amazónica ha sido una de las peores en la historia de Brasil y sus políticas medioambientales han sido duramente criticadas por organizaciones ecologistas.

El mandatario defiende la explotación de los recursos naturales de la Amazonía, incluso en reservas indígenas, y ha flexibilizado la fiscalización de actividades que atacan directamente al medioambiente, como la minería y el comercio de madera, en su mayoría practicadas de forma ilegal en esa región.