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«Retfaerdighedens ryttere»


La cinematogría más en auge del nuevo milenio es sin duda alguna la danesa, y uno de sus máximos impulsores autorales es Anders Thomas Jensen. Su nueva comedia negra, ‘Retfaerdighedens ryttere’ (2020), obtuvo cuatro premios Robert del cine danés a la mejor actriz (Andrea Heick Gadeberg), al mejor actor de reparto (Lars Brygmann), a la Mejor Banda Sonora (Jeppe Kaas) y a los mejores efectos visuales. Es su quinto largometraje y se está convirtiendo en el más importante, ya que también partía del presupuesto más generoso con un coste de casi cinco millones y medio de euros. La distribuidora Alfa Pictures lo estrenará el próximo 23 de julio con el título de ‘Jinetes de la justicia’.

Hasta la fecha Jensen ha desarrollado el grueso de su carrera profesional como guionista, escribiendo sobre todo para la realizadora Susanne Bier, para la que firmó los guiones de ‘Te quiero para siempre’ (2002), ‘Hermanos’ (2004), ‘Después de la boda’ (2006), ‘En un mundo mejor’ (2010), ‘Amor es todo lo que necesitas’ (2012) y ‘Una segunda oportunidad’ (2014). También ha trabajado para Soren Kragh-Jacobsen en ‘Mifune’ (1999), para Lone Scherfig en ‘Wilbur se quiere suicidar’ (2002), para Kristian Levring en ‘The Salvation’ (2014), para Nikolaj Arcel en ‘La torre oscura’ (2017) y para Niels Arden Oplev y Anders W. Berthelsen en ‘El scuestro de Daniel Rye’ (2019). Ahora Nikolaj Arcel le ha devuelto la colaboración coescribiendo el argumento de ‘Riders of Justice’.

Pero por más que Jensen destaque como guionista, se le debe tener asimismo muy en cuenta como autor completo que se encarga igualmente de la dirección. Ya lo demostró en sus inicios, cuando ganó el Óscar al Mejor Cortometraje con ‘Noche de elecciones’ (1998). Desde entonces se ha dedicado de lleno a la comedia negra con ‘Luces parpadeantes’ (2000), ‘Los carniceros verdes’ (2003), ‘Las manzanas de Adam’ (2005) y ‘Men & Chicken’ (2015). En todas estas películas, al igual que en ‘Jinetes de la justicia’ (2020), ha mantenido unido a su reparto masculino, en el que son fijos Mads Mikkelsen, Nikolaj Lie Kaas y Nicolas Bro. En esta ocasión se les ha unido con éxito el premiado Lars Brygmann, que sustituye al generalmente habitual Ulrich Thomsen.

Aunque en su quinto largometraje todo lo que se cuenta está teñido de humor negro, no obsta para que haya un transfondo filosófico de lo más complejo. Y es que en la película las reflexiones sobre el azar y su influencia en la realidad no están reñidas con las escenas de acción violenta. Si esto fuera más en serio podría pasar perfectamente por una creación de Nolan, debido a que se hace una enrevesada respresentación del llamado ‘efecto mariposa’.

Una concatenación de pequeños hechos cotidianos provoca finalmente una conspiración cósmica a gran escala. Las teorías y estudios estadísticos que se exponen giran alrededor de un accidente de tren, que según un par de ‘frikis’ de las matemáticas no fue fortuito. Uno de ellos fue despedido, motivo por el que tuvo que coger el metro en un horario inusual. Pero es que, una vez dentro del vagón, le cedió el asiento a una mujer que viajaba con su hija, la cual tampoco en prencipio tenía que estar allí, y que fue quien resultó muerta. Su historia particular era que la hija deseaba una bicicleta por Navidad, y como el dueño de la tienda no la tenía en el color deseado ordenó robar una con dichas características. Sin medio de trasnporte para ir al colegio, optarán por coger el coche, pero éste no arranca y acaban en el tren.

El par de conspiranoicos (Nicolas Bro y Nikolaj Lie Kaas) contactan con el viudo (Mads Mikkelsen), un soldado de personalidad agresiva que ha estado en Afganistán, deseoso de venganza. En su granero montan un equipo de hackers, con un cuarto miembro (Lars Brygmann), listos para enfrentarse a la organización criminal a la que consideran responsable del trágico suceso que ha marcado sus vidas y les ha unido en una misma causa.