Jessica Chastain: «Técnicamente, Tammy Faye es el personaje más extremo que he interpretado»
La última entrada en la competición abarrota la sala de prensa del Kursaal. Milagros del star system hollywoodiense: Jessica Chastain, espectacular protagonista del show (y productora), responde junto al director Michael Showalter a las preguntas tras el visionado de ‘The Eyes of Tammy Faye’.
Evidente, le corresponde a ella empezar con las explicaciones: «En 2012 vi el documental ‘The Eyes of Tammy Faye’, de Fenton Bailey y Randy Barbato, y me impresionó la compasión y el amor que desprendía esta mujer, más aún teniendo en cuenta el drama desgarrador que marcó su esfera más íntima. No lo pensé y adquirí los derechos de su biografía: quería estar al mando de su dramatización cinematográfica».
El director, Michael Showalter, da su versión de los hechos: «Crecí viendo al matrimonio Baker (a Tammy y a Jim) en televisión. El período histórico en el que transcurre esta película es el que me educó visualmente, así que me sentí muy cómodo reproduciéndolo, fue como enfrentarme a una parte de mi vida. Evidentemente me interesaban mucho los personajes principales, cada uno de ellos proponía un viaje temático alucinante.
Y ya puestos, habla de su relación con la estrella de este show: «Jessica conocía perfectamente al personaje, su historia, hacia dónde quería ir… Sabía cuánto trabajo y cuánta pasión iba a dedicar al proyecto. Por supuesto, fue mucha. Pero también estuvo muy abierta a nuestra visión, a nuestras sugerencias, siempre tuvo una actitud muy dialogante. Fue un honor y un placer trabajar con ella».
Jessica Chastain confirma la historia, pero también nos habla de las dificultades y retos inherentes al proyecto: «Estuve preparando este papel durante siete años, durante este período se prácticamente podría decir que estuve viviendo con Tammy Faye. Viendo los vídeos de sus actuaciones, de sus entrevistas, de sus programas; hablando con gente que la conoció en vida. Tuve que trabajar especialmente con su acento típico de Minnesota, que entraña una manera muy peculiar de hablar».
Y nos da más detalles: «Me entrené mucho también para intentar reproducir su energía: era una mujer que cuando se dirigía al público, parecía que no fuera a necesitar micrófono. Era increíble, como una versión en imagen real de Betty Boop: con ella en mente, era imposible sobre-actuar. Técnicamente, creo que es el personaje más extremo que he interpretado jamás».
Preguntada sobre los momentos musicales a los que le empujó el personaje de Tammy Faye, Chastain parece revivir sus peores fantasmas: «Nunca me he sentido nada cómoda cantando, es algo que me avergüenza mucho. Disfruto con los personajes más reservados, y Tammy era justo lo contrario. Ponerme en su piel implicó un choque muy fuerte conmigo misma. Recuerdo que antes de las primeras sesiones de rodaje, tuve que calmar mis nervios con algún vaso de whiskey».
Sigue ahondando en esos miedos de los comienzos: «Tengo grabado a fuego el primer día de rodaje… los instantes previos a afrontar la primera escena, ya en la piel de Tammy Faye. Recuerdo el ataque de vértigo de aquel momento, el saber que por fin íbamos a comprobar si esto iba a funcionar o no. Debo admitir que no lo vi nada claro, fue por esto que decidí impregnarme de su espíritu: sin pensarlo dos veces, junté a buena parte del equipo en un círculo, y lideré una una de esas oraciones que podría haber salido de ella. Funcionó, me creí a mí misma. A partir de aquí, todo fue más fácil».
Michael Showalter vuelve a tomar la palabra: «A los pocos días me di cuenta de que mi labor consistía básicamente en convencer a Jessica de que lo estaba haciendo todo genial, de que estaba llevando la película allí donde queríamos llegar, porque así era, en realidad». Y sigue, ahondando en las lecturas políticas del film: «Yo llegué a este proyecto en la primavera de 2019, cuando la división política en los Estados Unidos ya era radical. Creo que buena parte de esta fractura puede entenderse a partir de las consignas incendiarias que salen de este mundo evangélico que aquí retratamos: en su ‘pensamiento positivo’, en sus promesas de riqueza material, en su odio a determinados colectivos. Igualmente, vi la figura de Tammy Faye como un punto conciliador que quería reivindicar, como una especie de energía bondadosa que ahora mismo nos puede guiar».
Preguntada sobre el rol de las mujeres en la industria fílmica, Jessica Chastain lo tiene claro: «Mira lo que ha pasado en Sundance, en Cannes, en Venecia… en Zinemaldia, también. Estamos reclamando los puestos más altos de todos estos sitios, y otros muchos más. Es muy esperanzador. Pienso en cómo la sociedad ha ido cambiando la visión que tenía de celebridades como Britney Spears, Monica Lewinsky o Marcia Clark. Creo que ahora también podremos poner a Tammy Faye en este grupo: esas mujeres antes reducidas a la categoría de broma de mal gusto, pero que ahora pueden ser tomadas como auténticos modelos a seguir. En este sentido, siempre quise que esta película luciera también como una celebración del amor y la compasión que Tammy siempre dio al mundo, algo de lo que creo que todos podemos aprender».
Por último, ya que su nombre suena con fuerza para alzarse como la primera Concha de Plata interpretativa que juntará a hombres y mujeres en la misma categoría, nos regala un último mensaje: «No veo ninguna lucha con los demás actores y actrices. De hecho, he oído que Javier Bardem también ha presentado una gran interpretación en este concurso. Estar en competición directa con él me honra, porque le conozco, le considero mi amigo y creo que es un genio. Pero esta «lucha» es siempre amistosa, hay una hermandad secreta actoral que jamás se va a romper», declara con una inmensa sonrisa.