ANC y Òmnium instan a los partidos a hacer posible otro momento como el 1-O
Con sendos actos en Barcelona y Catalunya Nord, las entidades soberanistas tomaron el protagonismo en el cuarto aniversario del referéndum del 1-O. La fecha todavía reverbera en el subconsciente independentista, que anhela crear un clima como el del otoño de 2017.
Cuatro años después, la jornada del 1 de octubre de 2017 sigue siendo un momento fundacional. La inmensa mayoría de catalanes, independentistas o no, puede recordar exactamente dónde estaba, qué hacía y qué vio. Aunque su herencia esté en disputa, el influjo de aquel día sigue vivo, no hay vuelta atrás para quienes aquella jornada protegieron con sus cuerpos unas urnas en las que querían decidir el futuro de su país. La independencia no llegó, sobra decirlo, pero el mantenimiento de amplias mayorías independentistas tras los traumáticos sucesos que siguieron al 1-O son, probablemente, la prueba de que, como dice el politólogo Jordi Muñoz, «el Procés no fueron unos años aislados de alucinación colectiva». Los cambios sociopolíticos operados en la sociedad catalana durante la última década se quedan.
Aunque la división actual en el seno del soberanismo es evidente, ayer la conjura para compartir escenario funcionó relativamente bien, tanto a la mañana en Barcelona, como a la tarde en Illa, en el Roselló, Catalunya Nord. La convocatoria de la mañana corrió a cargo de Òmnium Cultural, cuyo presidente, Jordi Cuixart, marcó su objetivo: «Desde la calle, presionando también cuando haga falta a las instituciones, nos reafirmamos en la voluntad de que es imprescindible que se ponga encima de la mesa una propuesta unitaria capaz de dar respuesta a las aspiraciones de la sociedad catalana».
Cuixart también señaló que no renunciará nunca «a volverlo a hacer, no se puede renunciar a los derechos fundamentales»; algo que no tiene tan claro la exconsellera Dolors Bassa, también encarcelada e indultada, que en una reciente entrevista aseguró que, con la información que tiene ahora, «no volvería a repetir el referéndum». «Pensaba que forzaríamos el diálogo, íbamos preparados, pero nunca pensé que pasaría aquello que pasó, la represión», añadió la expresa.
Aunque nadie pone en duda su potencia, en el seno del independentismo, el significado del 1-O sigue siendo una materia en disputa.
Acto en la Catalunya Nord
La Assemblea Nacional Catalana optó ayer por saltar al otro lado de los Pirineos y hacer un homenaje al papel de decenas de personas que, en Catalunya Nord, hicieron posible toda la logística del referéndum del 1-O, especialmente la relativa a las urnas. «Somos centenares de miles las que volveríamos a arriesgar como hicimos aquel otoño», señaló la presidenta de la entidad, Elisenda Paluzie.
Aunque cada organismo organizó cada acto por su cuenta, Paluzie estuvo presente y tomó la palabra en el acto de Òmnium a la mañana, igual que Cuixart lo hizo a la tarde en Illa.
Antes de que las entidades tomasen el protagonismo, el president, Pere Aragonès, encabezó un acto institucional en el que situó el referéndum del 1-O como «punto de no retorno» y en el que aseguró que «Catalunya volverá a votar».
Al atardecer, y convocadas por los CDR, decenas de movilizaciones recorrieron las calles de pueblos y ciudades catalanas.